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50

Jackie limpiaba los restos de sangre seca de sus labios con un harapo húmedo cuando lo vio sentado en las escalinatas de la iglesia, con sus largas piernas encogidas y sus brazos descansando sobre sus rodillas.

—¿Cuánto tiempo lleva ahí? —quiso saber Zayn, cabeceando hacía el cuerpo moribundo de Harry. Jackie ahora había pasado a limpiar las heridas en su mejilla.

—Desde que Niall se fue —respondió ella, echándole un vistazo rápido al General.

—¿Se fue sin él?

—Tuvieron una pelea muy fea. Se dijeron muchas cosas, y al final Niall lo dejó aquí y se fue con su hermano.

—¿Por qué se pelearon?

—No lo sé muy bien —Jackie inclinó la cabeza un poco, mirando directamente el pómulo de Zayn—. Comenzaron discutiendo sobre unos mensajes eliminados en el teléfono de Niall, luego todo se puso más intenso. Niall le dijo a Harry que ni siquiera lo amaba, que solo lo usaba, y Harry no dijo nada al respecto, entonces Niall se fue.

Jackie observó la temblorosa y adolorida mano de Zayn empuñarse con fuerza. Sus nudillos, que hace un momento estaban rojos y ensangrentados, se tornaron blancos bajo las costras.

—Maldito malnacido, le dije que terminaría lastimándolo —maldijo Zayn bajo su aliento.

Arrebató su mano del regazo de Jackie, pero ella no pudo ser capaz de detener a Zayn cuando se marchó dando desplantes. Arrugó la cara en una mueca cuando lo observó acercarse al General. En aquel estado era tan impredecible como un volcán inactivo, nadie podía saber si explotaría y cuando lo haría.

Zayn se paró detrás de él en silencio, esperando que Harry reconociera su presencia, pero no le concedió ni una mirada, demasiado concentrado mirando fijamente el camino vedado por el que Niall se había marchado.

—Te dije que esto pasaría —habló Zayn primero, en voz baja y reconfortante.

El sonido del cuero en la chaqueta de Harry lo desfasó. Lo observó levantarse lentamente, aun dándole la espalda. Esperaba ver algún atisbo de arrepentimiento cuando viera su cara, pero cuando por fin se dio la vuelta, tenía los ojos rojos y las cejas fruncidas. No perdió tiempo y empujó a Zayn contra los enormes ladrillos de concreto que conformaban la pared.

—Todo esto es tu culpa —le dijo Harry a la cara, en un susurro que solo él pudo escuchar.

No le gritó, no le golpeó como Zayn lo esperaba, solo lo miró con profundo vacío en sus ojos oscurecidos, que, en ese momento, se veían negros.

—¿Y qué pasa con lo que le dijiste a Niall? ¿También te obligué a decirle eso? 

Harry no respondió, solo relajó los puños y dejó ir la chaqueta de Zayn, dándole la espalda solo para recoger su maleta del suelo. Por un momento, Zayn pensó que se iría desempacar, pero todo se tornó confuso cuando echó la maleta en la parte trasera de uno de los vehículos.

—¿Qué crees que haces?

—¿Creíste que me iba a quedar ahí sentado sin hacer nada? —gritó Harry de vuelta.

—¿Sí?

—Solo esperaba hasta que estuvieran lo suficientemente lejos como para notar que iba detrás de ellos.

Zayn bajó las escalinatas con rapidez ávida hasta llegar junto a su amigo, que más que su amigo, en ese momento parecía no ser su más grande fanático.

—¿Y cómo se supone que vas a encontrarlos si están demasiado lejos para seguirlos?

—Estuve en su base, sé que hay más personas con ellos y probablemente estén esperando el regreso de Edison y el hermano de Niall. Allá es a dónde se dirigen.