37

2K 206 257
                                    

Continuaron cargando las maletas hasta que el Jeep de Liam estuvo repleto. Nada creía faltarle cuando se sacudió las manos y cerró el maletero de un portazo.

—Creo que ya está todo —anunció Zayn, tomando lugar en el asiento del piloto de su propia camioneta— ¡Todos arriba!

Harry estaba parado en la veranda, mirando lo que quedaba del grupo con ambos brazos cruzados sobre el pecho. Estaba apoyado sobre una de las vigas, y su padre estaba a unos cuantos metros de distancia de él, mirando al resto empacar con el rostro estoico.

Lo observó por un momento, imaginándose que haría para sobrevivir el resto de sus días bajo la presencia de su padre.

Su hermana llegó en ese momento, interrumpiendo sus pensamientos sobre su padre. Ella, como él, miraba hacia el frente, con una expresión ilegible. Harry no supo lo que pasaba por su cabeza hasta que habló.

—¿Sabes? Si lo que te hace feliz está allá afuera, entonces no tiene ningún sentido quedarte solo porque quieres castigar a alguien —dijo Gemma, sin devolverle la mirada—, al único que castigas es a ti mismo.

Harry volvió la vista al frente sin tan siquiera pestañear.

—No sé de lo que hablas.

—Seguro...

—Deja ya al muchacho —intervino la voz gutural y quebrada de su padre, apenas y podía mantenerse en pie, pero sus piernas fuertes aún podían sostenerlo a pesar de su enfermedad.

Harry camufló su risa sarcástica con tos seca, antes de aclararse la garganta, su padre entonces lo miró desdeñosamente.

—¿Algún problema?

—Sí —escupió su hijo—, tú.

Des miró hacia el frente una vez más e ignoró las miradas de desprecio que Harry lazaba en su dirección.

Ambos por fin guardaron silencio, finalmente siendo capaces de ver al resto a punto marcharse.

Dawson estaba a un lado de la camioneta de Zayn, deseándole un buen viaje, mientras Niall y Olivia se encontraban detrás.

Olivia se apoyó del hombro de Niall y se subió a la caja del vehículo. Quentin la ayudó a sentarse, y seguido de ella, Niall subió con mayor agilidad, sentándose por la ventana a la cabina, junto a Quentin.

Harry lo miró detenidamente, mientras se acurrucaba dentro de su sudadera y se recostaba contra la ventanilla. Tenía la mirada perdida y el rostro pálido e indiferente. Harry tragó saliva ríspidamente, observando cómo se subía la capucha de la sudadera, escondiendo su cuello entre las sombras.

Olivia le dijo algo desde su lugar, el resto rio, pero Niall solo sonrió levemente, tan pequeña que parecía ni siquiera estar ahí. Lucía como si no hubiera dormido en toda la noche, y probablemente así haya sido.

—Harry, ¿estás bien? —escuchó decir a su hermana, pero su voz se escuchaba lejana.

Incluso su tacto se sentía extranjero, como si él no estuviera presente. Se mordió el labio y se dio la vuelta abruptamente, dejando la mano de su hermana caer.

Entró a la casa, azotando el mosquitero con fuerza. Aquellos que se encontraban dentro de inmediato giraron sus cabezas en la dirección del General, sin perderse su marcha iracunda y sonora. Caminó rápido hasta la habitación de Gemma y tomó su maleta.

Comenzó a tomar la ropa que estaba esparcida por el suelo, en la cama. Tomó una camisa que colgaba de la puertaventana y la empujó dentro de su maleta con hostilidad, sin importar que tan arrugadas estaban, o si se estaba olvidando de algo.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora