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—No van a creer lo que acaba de pasar —un hombre corrió hacia ellos en cuanto pisaron tierra firme.

Niall caminaba rezagado detrás del grupo, con una mano como siempre sobre el hombro del General.

—¿Qué? ¿Antonio volvió a electrocutarse con el tostador?

—Lo hubiera hecho, si tan solo hubiera energía.

—¿Qué? —cuestionó Zayn.

—Por fin cortaron la electricidad.

—¿Y ya probaste con la planta de emergencia?

—Funciona, pero necesitaríamos miles de galones de gasolina para echarla a andar por una hora, si tenemos suerte. Estamos jodidos.

No es como si Niall se encontrara atemorizado por la falta de electricidad en el complejo, después de todo, no hacía mucho uso de ella de cualquier manera. Su ansiedad se disparó cuando se dio cuenta de que la electricidad no era solo usada para encender y apagar focos.

—¿Cómo demonios se supone que voy a cocinar? —maldijo Eden.

—¡¿A quién le importa?! ¿Cómo demonios activaremos el sistema de seguridad?

—¿Qué pasa con los seguros eléctricos?

—¡Silencio! —Por un momento, Niall no creyó que fuera Zayn quien estuviera gritando a su lado.

Su voz siempre tan calmada y acomedida se transformó en un grito gutural que mandó a todos a callar. El silencio lúgubre provocándole nada más que ansiedad, comenzó a jugar con el borde de la camisa holgada que colgaba sobre sus hombros, hasta que por fin escuchó la respiración de Zayn regularse detrás de él. Todos parecían esperar atentamente por alguna instrucción.

—¿Harry? —dijo en cambio, entonces el agobiante calor del prominente cuerpo a su lado se apartó. Niall por fin pudo respirar con tranquilidad— ¿Puedes encargarte?

No escuchó ni una palabra salir de la boca del General, pero debido al sonido de sus pesadas botas arrastrarse contra el pavimento, supo que había obedecido la petición sin rechistar.

—Eden, Michael, vengan conmigo.

Y como si nada, desaparecieron entre el cúmulo de gente desperdigada por la explanada principal. Por más deprimente que sonara, Niall no sabía que hacer consigo mismo sin Harry. Era él quien conocía los alrededores, y sin él, se sentía más o menos inútil.

Estuvo a punto de abrir la boca para decir cualquier cosa, sabiendo que Zayn estaba cerca para escucharlo, sin embargo, escuchó la chillante voz de Louis a la distancia antes de que pudiera emitir palabra alguna.

—¡Niall! —escuchó de nuevo, y su cuerpo se giró a la dirección de dónde provenía la voz.

Podía notar que estaba intentando atravesar a la pequeña multitud apelmazada en la entrada, debido a su respiración pesada y a sus constantes quejas.

—¿En dónde demonios estabas? —preguntó al llegar a su lado— Liam lleva enloqueciendo toda la mañana, y enloqueciéndome a mí con él. Piensa que te tomaron por la noche y te arrojaron al lago atado a unos ladrillos o algo por el estilo.

Niall pudo haberse reído en su cara por tan absurda idea, sino fuera por el brazo que se deslizó sobre sus hombros y la voz aterciopelada que habló muy cerca de su oreja, causándole escalofríos.

—Lo siento, lo traje conmigo para ayudarnos con las provisiones. Pensé que alguien les avisaría, lamento las molestias.

Niall conocía a Louis, sabía que la amabilidad de Zayn lo había tomado por sorpresa cuando lo escuchó mantenerse callado los primeros segundos, solo para comenzar a tartamudear después. Louis no era de los que tartamudeaban.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora