—Greg —lo llamó su madre apuradamente, pero el muchacho que yacía recostado en el sillón del salón no despegó la mirada de su móvil. —¡Greg!
Sus ojos azules cayeron sobre los de su madre, con una expresión vacía en el rostro. No lucía más interesado en otra cosa que no fueran sus mensajes de texto. Su madre, en el recibidor, se colgó el bolso sobre su hombro y tomó las llaves.
—Tengo que ir a supermercado. Haz el desayuno y despierta a Niall ¿sí? Necesita hacer su tarea.
Greg bufó y regresó a teclear en su celular.
—Saldré con mis amigos.
—Bueno, tu hermano tiene que comer algo. Levanta tu perezoso trasero del sofá y ayúdame, ¿quieres?
Greg soltó un gruñido fatigado, dejando su cabeza colgar del costado del sillón. Miró a su madre fastidiado y guardó el teléfono en su bolsillo.
—Enséñale a preparar algo por su cuenta ¿quieres? Ya voy tarde —replicó, levantándose del sofá.
—¿Y por qué no le dices a tus amigos que vengan? No me gusta dejar a Niall solo, además, hay contigencia.
—¿Estás bromeando? —se mofó Greg— No lo quiero a él cerca de mis amigos, les habla y me avergüenza.
Su madre le volteó los ojos.
—Solo quiere ser amistoso, no tiene la oportunidad de hacer amigos como tú. Además, a tus amigos les agrada Niall ¿no es así? Eddie lo felicitó por su cumpleaños y le envió ese extraño suéter con la cara de ese demonio —su madre hizo una mueca cuando recordó vívidamente el rostro estampado en la nueva sudadera de Niall.
—A Ed le agrada cualquiera, y no es un demonio, es Beetlejuice.
—¿Ves? No creo que tengan problemas con Niall, todos se llevan bien.
Greg puso los ojos en blanco y bufó, pero finalmente accedió resignado.
—Voy a prepararle un pan tostado y lo despertaré, luego me largo ¿sí?
Ella le sonrió a su hijo y se acercó a él, poniendo una mano suave sobre la sombra de la barba de Greg. Le dio un beso en la mejilla y su mano la apretó como si aún fuera un niño pequeño.
—Ese es mi niño. Nos vemos en la tarde, ten cuidado afuera.
Y en un parpadear, su madre estaba fuera de la casa, cargando su bolso de compras y una sonrisa orgullosa en rostro. Greg la vio caminar por la acera hasta desaparecer al final de la cuadra. En cuanto tuvo a su madre fuera de su vista, caminó hasta la cocina y puso dos rebanadas de pan en la tostadora, para después subir despreocupadamente al piso superior.
Tocó ligeramente la puerta de su hermano, blanca y pulcra, sin señal alguna de que un adolescente durmiera adentro.
—Oye, pulgoso, es hora de levantarse —dijo a través de la puerta, pero no escuchó más que silencio como respuesta. Greg negó con la cabeza. —Bueno, lo intenté.
Dio un paso hacia la dirección opuesta, pero luego una sonrisa maliciosa le iluminó el rostro. Bajó de regreso a la cocina, tomó uno de los panes tostados que acababan de saltar frente a él y se lo llevó a la boca. Mientras lo sostenía con los dientes, buscó entre uno de los gabinetes de la cocina un juego de llaves. Con aquella misma sonrisa siniestra regresó a la habitación de Niall y buscó las llaves de su habitación.
Apenas las encontró cerró la puerta con seguro, mordiéndo la tostada para evitar que una risa se le escapara y despertara a su hermano. De todas maneras, su madre ya debería estar de regreso en casa cuando Niall despertase.
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voraz; ns
FanfictionUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...