Harry nunca se había jactado de ser una persona mañanera. Recordaba ser bueno en todo cuando estaba en el ejército, menos en levantarse temprano; recordaba que su instructor Sargento solía llamarlo el General holgazán. Pero por algún motivo, ese día se levantó antes de que saliera el sol.
Creía que el aire campestre de la granja de los abuelos de Niall estaba comenzando a afectarle. Solía quejarse sin cesar cuando Niall se levantaba a las siete de la mañana en punto sin rechistar, como un jodido gallo. Ahora lo miraba dormir apaciblemente a su lado mientras él no era capaz de pegar un ojo.
No tenía nada que hacer, el desayuno no estaría listo sino en más de una hora, y prefería perder la otra pierna antes de levantarse a trabajar tan temprano en la mañana, y con la nieve acumulándose en las ventanas.
Tal vez podría leer alguno de los viejos cómics de Batman que Niall guardaba en casa de sus abuelos cuando era niño. Encendió la lámpara en la mesa de noche y tomó una de las viejas revistas; eran momentos como esos en los que envidaba como Niall podía leer en la oscuridad.
Antes de poder siquiera abrir el comic, escuchó las sábanas removerse a su lado.
—Mmm —se quejó Niall, restregándose los ojos cerrados— Apaga la luz —balbuceó, dándose la vuelta en la cama.
Harry lo miró horrorizado.
—Creo que ir todos los domingos a la iglesia sí rinde cuentas. ¿Jesús te devolvió la vista mientras dormías?
—Sí sabes que aún puedo ver la luz, ¿verdad, idiota? —masculló contra la almohada.
—No jodas, o sea que si un hombre blanco se para frente a ti...
—Cuidado con lo que vas a decir, no va a sonar tan bien como en tu cabeza —lo regañó, al borde de la lucidez.
Harry soltó una risa nasal. Había estado aprendiendo últimamente qué cosas decir en voz alta y qué cosas guardarse para sí mismo. Las dividían en cuatro categorías: homofóbicas, sexistas, racistas y tu pase directo al infierno. A Harry aún le costaba diferenciar en donde iba cada cosa, y sabía que no tenía filtro, su padre nunca se había preocupado por inculcarle el sentido de la decencia.
—¿Y adónde va eso?
—Puedes ponerlo en "tu pase directo al infierno"
Harry frunció el ceño.
—¿De verdad? Yo creo que he dicho cosas peores.
Niall hundió su rostro en la almohada, suspirando ruidosamente antes de levantarse.
—Creo que no podré dormir contigo aquí —susurró, deshaciéndose de las sábanas sobre su cuerpo y estirando los dedos dentro de sus calcetines antes de poner los pies en el sueño frío de la casa.
—Ah bueno, ya sabes lo que dicen de mi...
—No te atrevas a decir algo sexual —amenazó Niall, ahora estirando sus brazos sobre su cabeza.
—Que tierno, me conoces tan bien —Harry picó el costado de Niall, haciéndolo retorcerse.
—Basta. Tengo cosas que hacer hoy. Y tú deberías buscarte algo que hacer también, para variar.
—Lo único que puedo hacer por aquí es ayudar a tu abuela en la cocina y todo lo que toco se quema.
—Entonces pregúntale a Greg si no tiene una tarea para tí. Te vuelves más insoportable cuando estás desocupado —dijo Niall, mientras se cambiaba sus chándales por sus viejos pantalones holgados y sus botas de nieve.

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voraz; ns
FanfictionUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...