Cuando Niall se despertó, lo hizo igual que siempre, sin saber si era día o noche; si estaba solo o acompañado. La única diferencia, era que ahora, su cuerpo frío que contradecía el calor exterior se encontraba rígido sobre una cama aún más rígida. Ya no sentía dolor, sin embargo, aquella herida en su costado aun hacía su presencia notar, palpitando al ritmo de su flujo sanguíneo y causándole escalofríos. Sentía que sin tan solo era rozado por las manos más suaves del mundo, sería suficiente para hacerlo desmoronarse en llanto. Así que, cuando se despertó, no movió ni uno solo de sus cabellos, permaneció pegado en la cama con el cuerpo tieso.
Dejó escapar un sonido estrangulado y lastimero, que lo hizo respingar incluso a él.
—¿Niall? ¿Has despertado? —escuchó una voz dulce y bajita. Lo apreció, su cabeza en ese momento estaba hecha un tornado.
—¿Quién es? —cuestionó con la voz ronca.
—Olivia. Era mi turno de vigilarte.
Niall frunció el ceño, mientras sus ojos perdidos merodeaban por el techo.
—¿Vigilarme?
—Ya sabes, en caso de que algo te pase. Has estado inconsciente por horas, Julia dijo que era mejor así.
—¿Dónde está Ha- el General?
No supo por qué preguntó eso tan de repente, y aparentemente, no solo se había tomado por sorpresa a sí mismo, sino también a Olivia, sin embargo, ella se recompuso rápidamente.
—Llegó hace poco, no sé por qué se tardan tanto, creo que estaba discutiendo con alguien.
—¿Con alguien? —Niall giró su cabeza hacia donde la voz provenía, aquello le provocó un tirón doloroso que lo hizo soltar un alarido.
—Demonios. Espera aquí.
Escuchó una silla arrastrarse seguido de unos pasos ligeros, pero rápidos. Inconscientemente se mostró preocupado. No debería estar corriendo si es que se encontraba tan embarazada como todos decían.
—¡Harry! —ella gritó al abrir la puerta, pero nadie contestó— ¡Harry! Dios, ¿dónde se ha metido ese hombre?
—Déjalo...
—No, tiene que estar por aquí cerca. Ya vuelvo.
La puerta se cerró, dejando a Niall en penumbras, aunque él no notó ni el más ligero cambio.
Volvió minutos después, pero por las pisadas ligeras y casi agudas, adivinó de inmediato que no se trataba del General el que acompañaba a Olivia. Sus pasos estaban gravados de por vida en su memoria, como un tatuaje del que probablemente se arrepentiría.
—¿Cómo te sientes? —le preguntó Julia al arrodillarse a su lado.
Niall tragó un poco de saliva dificultosamente por la resequedad en su boca.
—Fresco como una lechuga.
—¿De verdad? Luces más como una lechuga pero que ha sido dejada al sol por muchas horas.
Ella tomó su antebrazo, lánguido y pálido, mientras Niall hacía un esfuerzo por reírse con ella, pero su estómago dolía demasiado.
—¿Has encontrado al General? —preguntó Julia hacia Olivia.
—Viene en unos momentos. Estaba... haciendo algo.
Julia no husmeó más en el tema, en cambio, centró toda su atención en Niall. Comenzaba a lucir sudoroso de nuevo.
—Lavé tu herida mientras estabas dormido, pero necesito desinfectarla y suturarla. —Niall asintió, prefiriendo no imaginar cuanto iba a doler aquello.

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voraz; ns
Fiksi PenggemarUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...