—El 22 de marzo de 1975 no se había presentado una ejecución en Baltimore. El 25 de ese mismo mes, se había descubierto su cadáver, sentado en la banca de una pequeña iglesia de pueblo...
—No entiendo —interrumpió el General.
Estaba sin camisa, completamente sudoroso, pero Niall no lo dejaba desarroparse bajo ninguna circunstancia. Había adquirido una fiebre en los últimos días de reposo.
—¿Qué cosa? ¿Dónde te has perdido...
—No, el libro no. No entiendo cómo puedes leer todos esos puntitos, es como intentar leer estrellas...
—Los mayas leían las estrellas —dijo Niall, regresando los dedos al libro—. La autopsia reveló que le habían perforado el corazón y que le faltaba el hígado y el páncreas...
—Es espeluznante —lo detuvo de nuevo. Niall arqueó una ceja en su dirección—. Ver tus ojos clavados en cualquier otra parte mientras tus dedos recorren la hoja y tu boca se mueve sin parar. Pareces alguna especie de brujo conjurando una maldición.
—Tal vez lo sea —dijo Niall—. Digo, si ya existen los muertos vivientes, ¿por qué no debería de haber hechiceros?
El General dejó salir una risa ronca desde el fondo de su garganta, escondiendo su rostro detrás de su antebrazo.
—Tienes una imaginación grande, topo, te concederé eso. Yo no poseo ese talento, desgraciadamente.
—Dicen que el tamaño de tu imaginación es proporcional al tamaño de tu pene —musitó Niall, sintiendo un golpe a puño cerrado en su brazo. Supo que el General había pretendido golpearlo con la menor de sus fuerzas, sin embargo, había dolido. Eso no lo detuvo de reírse junto a él, no sabía si tendría otra oportunidad para escucharlo reír, y prefería no arruinarlo.
—Mi pene es grandísimo, si pudieras ver, quedarías impresionado.
—¿Seguro? Soy difícil de impresionar.
—Muy seguro, en cambio, ya he visto el tuyo... no estoy impresionado.
Los ojos del General lo recorrieron de arriba a abajo, mientras Niall sentía sus mejillas teñirse de carmín. Se tapó la cara con el libro.
—Solo olvida que viste eso, por favor.
—Oh no, créeme, está muy bien grabado aquí —respondió santurrón, golpeando su sien con su dedo índice.
—Eso no es justo, yo no puedo ver, llevo la desventaja. Dios, ni siquiera sé si tengo algo de que avergonzarme.
—De verdad no tienes idea de cómo luces ¿eh? —Niall negó con la cabeza, sus mejillas se sacudieron junto con su cabello— No tienes nada de qué avergonzarte.
Niall estaba seguro de que, si esa conversación continuaba por el rumbo que estaba tomando, su cara explotaría.
—¿Cómo soy, entonces? —se aventuró a preguntar.
Harry frunció los labios, escudriñando cada pliegue, cada peca y cada mancha rosada en el rostro de Niall. Nunca se había detenido a verlo así de cerca.
—Muy bajito, como un payaso.
—Pff —bufó Niall—, creí que no tenía nada de qué avergonzarme.
—Ser un payaso es una noble profesión, ahora cállate... Tienes cabello claro, y eres muy muy pálido, pareces casi un muerto. Además, eres delgado, creo que de eso puedes darte cuenta tú mismo.
—Parezco alguien bastante ordinario —dijo Niall—. Pensé que sería más atractivo.
—¿En serio no puedes recordar cómo luces?

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voraz; ns
FanficUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...