—No podemos decirle —sentenció Harry.
—¿Estás loco? —exclamó Zayn en susurros— ¿Qué pasa si es alguien que conoce? ¿Y si es su madre, o su hermana?
—No creo que tenga hermanas —musitó Harry en voz baja, sujetando su barbilla entre su dedos índice y pulgar mientras rememoraba.
—Aun así, deberíamos decirle, si es alguien que conoce merece saberlo.
—Solo vas a lastimarlo innecesariamente. Si no le decimos, jamás se enterará. Creo que ya ha sido suficiente ser abandonado por tus propios padres.
Zayn se tapó el rostro con ambas manos y gruñó con frustración contra ellas. Algunas veces, su mejor amigo lograba sacarlo de quicio, pero sabía que no era momento de ponerse a discutir.
—Hablaremos de esto luego —dijo, abriendo la puerta del Jeep—, tenemos que marcharnos ya.
Harry no contestó, solo llamó a Niall con un grito sonoro.
El muchacho levantó la cabeza en su dirección, como un cachorro que era llamado por su dueño. Luego de ello, siguió su voz. Harry tuvo que detenerlo antes de que se estrellara con el salpicadero del vehículo.
—Súbete —ordenó, empujándolo al asiento delantero, junto a Zayn—. Tenemos un viaje largo por delante.
Harry cerró la puerta de golpe.
Justo como el General había dicho, el viaje fue largo. No habían ni siquiera recorrido la mitad del camino hasta la costa.
Ahora estaban en Sheffild, cerca de Doncaster. Recordaba como Louis emocionadamente solía contarle sobre su pequeño pueblo natal, con lindas casitas de puertas blancas, rodeadas de paredes de ladrillo rojo, con veredas de asfalto descuidado y roto, y un pequeño estadio al que su padre lo llevaba a ver partidos de las ligas menores.
Ahora entendía por qué todos habían cruzado caminos en Manchester, la ciudad grande más cercana. Holmes Chapel, Wolverhampton, Doncaster y Bradford convergían en un mismo punto, y ese era Manchester.
Niall extrañaría Manchester, quizá no más de lo que alguna vez extrañó Irlanda, pues al menos si podía recordar como lucía Mullingar, pero lo extrañaría de todas maneras.
Estaba cansado, no había dormido apropiadamente después de todos los eventos que lo acribillaron en una misma noche, y ahora Niall solo quería un lugar en donde descansar.
Zayn había tenido que hacer varias paradas, muchas veces para mover cosas del camino, para buscar en los autos abandonados restos de gasolina o provisiones, o en las gasolineras de la autopista para saquear las tiendas de conveniencia.
Finalmente, no habían logrado llegar más lejos que Sheffield.
—¿Crees que deberíamos continuar hasta Nottingham? —Zayn le preguntó a Harry sobre el sonido del viento.
—Quizá deberíamos buscar un lugar en donde dormir.
Zayn asintió una vez, concordando. Sacó su brazo por la ventana y le hizo una seña al resto de los vehículos que doblaría a la izquierda, con dirección a los puentes de salida siguiendo el río Don.
Pero se percataron de algo extraño al llegar.
Los puentes estaban bloqueados por una serie de autos formados en convoy, impidiendo el paso. El lugar estaba desolado, lleno de basura y hojas, como si nadie hubiera habitado ahí por años. Lucía demasiado sucio casi a propósito.
—¿Qué ocurre? —Harry sacó la cabeza por la ventana.
—Parece que alguien no quiere que salgamos.
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voraz; ns
FanfictionUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...