Harry no había dado ni un paso lejos de ellos cuando escuchó un jadeo de parte de Niall. Apenas echó un vistazo sobre su hombro, pudo ver su cuerpo rígido aún parado bajo el marco de las puertas. Edison intentaba ver su cara entre las sombras, mientras Quentin los miraba a ambos con la misma curiosidad.
—¿Qué te pasa? Camina —Edison intentó tirar de su brazo, pero Niall no cedió. —Niall, podrías tener una contusión, necesitas revisarte eso.
Harry empujó su hacha al pecho de Quentin y se aproximó hacia Niall, apoyándose sobre sus rodillas para obtener una buena mirada de su cara. Cargaba una expresión tensa, con los músculos de su cara estirados. Sus pupilas agudas se habían achicado tanto que sus ojos se veían por completo azules.
—Oye, ¿qué tienes? —quiso saber Harry. No tenía ni la menor idea lo que el nombre de Walter había disparado dentro suyo.
—No quiero ir —masculló.
—¿Por qué no? Niall, pasó algo? —Edison quiso saber, aun ayudándolo a mantener su peso.
Niall negó energéticamente con la cabeza. Tenía la mirada perdida en un punto fijo en el suelo, parecía no querer reconocer la presencia de ninguno de los dos.
—¿Y cómo planeas que te ayudemos si no nos dices que te pasa? ¿Pedazo de estúpido?
—Oye —advirtió Edison, enviando una mirada seria en dirección a Harry.
El General bufó, tomando a Niall por los hombros solo para notar como el muchacho se tensaba bajo su tacto.
Lo forzó a sentarse en una de las sillas polvorientas del bar. Harry arrastró una más y la puso frente a Niall, al revés. Se sentó sobre ella, con los brazos cruzados sobre el respaldo y las piernas abiertas.
—¿Y ahora qué mosco te pico? —repitió Harry con seriedad, pidiendo a Edison y a Quentin un poco de privacidad con la mirada.
Ambos se hicieron a un lado, alejándose de ellos a una esquina del bar. Quentin aun abrazando el hacha que el General había dejado en sus manos sin saber muy bien qué hacer con ella.
—Ya se fueron, puedes decirme que se te metió al culo de repente.
Niall negó con la cabeza desesperadamente. La mirada angustiante en sus ojos no cambió a pesar de que Harry le había asegurado que todo se encontraba bien, dejándolo frustrado y molesto.
—No...
—Carajo —maldijo por lo bajo—. ¡¿Cuál es el puto problema?! Confías en mí, ¿no?
Niall no respondió, sus ojos se movieron nerviosamente por el suelo, enrojecidos y temblorosos. Harry quiso golpearlo por no responder la preguntar con una afirmación.
—Mierda Niall, ¿por lo menos sigues amándome? —dijo, esta vez, alzando la voz. No le sorprendió haber llamado la atención del par al fondo del bar.
—Por supuesto que aún te amo... pero confiar en ti...
Niall tragó saliva ríspidamente, sintiendo el líquido atravesar dolorosamente su garganta. Se alegraba de no saber con qué clase de expresión estaba mirándolo Harry en ese momento.
—¡¿Estás bromeando, verdad?! —exclamó, poniéndose de pie con tal brutalidad, que la silla terminó derribada en el suelo.
Por un momento, el pensamiento de haber molestado al General le pesó, pero entonces, Niall recordó sus mensajes borrados, las palabras duras, los golpes y empujones. Por más que sus sentimientos por el hombre frente a él quemaran tanto al punto de ser insoportables, no podía negar que muchas veces no se podía confiar en su temperamento.

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voraz; ns
FanfictionUna infección ha infestado las grandes ciudades, atacando las células cerebrales de los habitantes y convirtiéndolos en autómatas sin consciencia. Niall, un adolescente ciego, es abandonado por su familia a su suerte, dejándolo a merced para morir a...