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—No sobrevivirá siquiera una hora más —Walter trató de reconfortarlo, pero Niall sabía que se trataba de una mala idea—. Está desangrándose, me sorprende que no haya muerto ya. Será lo mejor para todos.

Y cuando Walter puso una mano amiga sobre el hombro del General, todos a su alrededor cayeron víctimas de un silencio tenso y sepulcral, que incluso Niall notó. Harry, que se encontraba sentado en el sofá, bajo la vista de todos los que esperaban una explosión furiosa, subió la mirada desde la mano de Walter, por su brazo, hasta llegar a su cara, cubierta por una barba delgada y unos anteojos rotos.

Gruñó con su garganta, un gruñido profundo, que solo Niall sentado a su lado, fue capaz de escuchar. Se levantó, tomando a Walter por su antebrazo y torciéndolo en un ángulo inhumano detrás de su espalda.

Walter dejó escapar un grito ahogado, derritiendo su rostro a una mueca de dolor.

—No vuelvas a tocarme jamás, o juro que cortaré tus dedos uno por uno con unas pinzas de presión, ¿entendido?

Walter asintió con vehemencia, antes de ser liberado por el General. Casi cae de boca sobre la mesita de cristal en el centro del salón.

Harry se dejó caer como peso muerto sobre el sofá, dejando que su cabeza descansara en el respaldo de éste; cabeza que se fue deslizando hacia un lado cada vez más y más, hasta que terminó sobre el hombro de Niall. Tenía los ojos cerrados y una vez Walter se fue, todos los ojos habían dejado de estar sobre él.

Sentía su cuerpo rígido y con un pesar indescriptible, pero tenía que contenerse.

Ese era el tipo de situaciones que quería evitar cuando todo esto comenzó. Tener que sufrir la pena de la perdida.

Con ojos aun cerrados Harry se dispuso a recuperar su temperamento antes de que el resto lo notara. La cosa era, que el resto se había dado cuenta ya, pero todos estaban demasiado asustado de él como para señalarlo.

Niall en cambió, solo esperó pacientemente a su lado hasta que estuviera preparado.

—¡Todo listo! —exclamó Zayn desde el patio trasero.

La pequeña masa de espectadores que se había congregado en el salón de Niall se levantó, dirigiéndose a la puerta trasera. La otra mitad del grupo, repartida en la casa de Louis y Liam, ya se encontraba advertida del espectáculo que ocurriría esa mañana.

Niall sintió a Harry separarse de su lado, poniéndose de pie con imponencia. Decidido acompañarlo también, Niall se dispuso a ponerse de pie, pero fue detenido por una mano sobre su hombro que lo sentó de nuevo de un empujón.

—¿A dónde crees que vas? —inquirió Harry con seriedad, como la de un padre sobreprotector.

—Contigo.

—¿Estás loco? No puedes presenciar eso.

—¿Y tú sí?

—No voy a dejarte —Harry negó con la cabeza, de brazos cruzados y sin intenciones de cambiar su postura.

—No puedo ver nada de cualquier manera, ¿cuál es la diferencia?

—Solo quédate aquí ¿sí? —repitió con la misma voz temperamental— No me hagas insistir.

Niall supo que lo último se trataba más de una amenaza que de una súplica, por tal razón, se quedó quieto en su lugar en el salón.

Lucas se encontraba inconsciente atado a una silla de madera elegante sacada del comedor. Su cuerpo parecía querer caerse en cualquier momento, y lo único que lo mantenía sujeto a la silla era un trozo de sábana que habían cortado de la recamara principal. Estaba pálido y la sangre en su ropa se había tornado oscura y espesa, Walter afirmaba que, si no se hacía algo al respecto pronto, despertaría solo para someterlos a todos al mismo destino.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora