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El mal clima ya representaba un mal augurio para las formaciones en la base. Niall podía escuchar a la distancia el tintinear metálico del alambrado sumado los gruñidos y gemidos de los enfermos que se habían arremolinado en el linde del terreno, buscando cualquier chance para entrar.

Parados en las rejas, el grupo uno ya se había hecho de un par de armas pequeñas, dejándole el resto al grupo dos, en dónde serían de más ayuda. Niall, perteneciente al grupo tres, permanecía rezagado escuchando las palabras de aliento de Zayn y las despedidas del resto del grupo. Habían decidido que el tercer grupo estaría formado por más personas para no levantar sospechas.

—Te veré cuando todo esto acabe ¿sí? —aseguró Liam a su lado, tomándolo por los hombros con seguridad.

Niall asintió, pero su mirada caída y sus ojos azules no se veían convencidos del todo.

—Oye, ten un poco de confianza, todo saldrá bien.

Pero las palabras de Liam de aquel día en su cuarto aún resonaban fuertemente en su cabeza, como un eco incesante. Niall no podía sacarse ese mal presentimiento del cuerpo.

—Solo tráelo de regreso —fue lo único que imploró Niall, antes de que su cuello fuera acunado por las grandes manos de Liam, sabiendo que lo hizo para poder mirarlo a la cara.

—Eso haré. Te veo luego.

Niall hizo su mejor esfuerzo para darle una sonrisa convincente, pero solo terminó convirtiéndose en una mueca entristecida con un intento de sonrisa.

—¡Bien, reúnanse! —exclamó Zayn, y Niall sintió las calientes manos de Liam abandonar los costados de su cuello antes de escuchar sus pasos alejarse— Todos saben qué hacer a partir de ahora, así que solo quédense en sus posiciones, y si persiste algún problema solo comuníquense por el radio. Dejaremos a alguien en el auto para que pueda responder. 

Todos asintieron, menos Niall, quien perdido en sus pensamientos permaneció de pie al fondo de su grupo, mientras Julia lo miraba curiosa.

—¿Te encuentras bien? —preguntó con su voz tierna.

—Solo estoy nervioso.

—Todos los estamos, solo contrólate, necesitas estar calmado.

Era fácil decirlo, sin embargo, Niall asintió, sabiendo a lo que Julia se refería. No podía darse el lujo de arruinarlo todo gracias a sus incontrolables preocupaciones.

Escuchó el crujir metálico de las rejas al abrirse. El batallar de los cuerpos al saber que tal vez el segundo grupo, que era el primero en marcharse, se encontraba abriéndose camino entre los infectados que comenzaron a rodear la base pocas horas después del festival de disparos que tomó lugar en la base hacía ya dos semanas.

Dos semanas que Louis había permanecido atrapado con esas personas.

—¡Oye, topo! —La ruidosa voz del General a sus espaldas lo hicieron exaltarse.

Se giró sobre sus talones, solo para sentir inmediatamente el brusco roce de su mano sobre su hombro. El pulgar del General rodaba dolorosamente sobre su escápula, apretando el sobresaliente hueso sin cuidado. Niall quiso retroceder un poco, pero al mismo tiempo no quería molestarlo.

—¿No deberías estar con tu grupo a punto de irse?

—Bien, me iré si eso quieres.

La mano del General abandonó su hombro, y Niall se sintió desnudo de repente mientras el aire frío recorrió el lugar en donde la palma del General estaba segundos antes.

—¡Hey, maricón! —Levantó la cabeza al escuchar ser llamado a la distancia— ¡No vayas a morirte, es una orden!

Y Harry se fue, dejando a Niall con una sensación desconocida recorriéndole la espina.

voraz; nsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora