CALLIOPE.
Los dos chicos morenos dirigieron sus miradas a la Inferni, pero ninguno parecía tan molesto como Kaz lo estaba, más bien parecían sorprendidos.
Inej: ¿Una Grisha? ¿De qué clase?
Calliope: Inferni -los miró-. Les juro que todo tiene una explicación.
Kaz: Pues quiero escucharla.
Calliope: Somos Grisha radicales, como Nina Zenik, la Mortificadora.
Jesper: ¿La conoces? -Callie asintió-. Y supongo que Arek y Vesna...
Calliope: Sanador y Mortificadora -suspiró-. Huimos del Pequeño Palacio cuando teníamos trece, también creemos que el servicio a la corona debe ser voluntario y, además, sabía que Kirigan sólo estaba buscando su propio beneficio, usa a los Grisha para sus propios fines, como si fueran sus esclavos.
Inej: Callie -la miró-, ¿por qué nunca nos lo dijiste?
Calliope: Porque era arriesgado. Arek, Vesna y yo juramos jamás hablar de lo que éramos cuando llegamos a Kerch. ¿Tienen idea de la cantidad de fjerdanos que visitan Ketterdam? Muchos de ellos son drüskelle, era peligroso y yo tenía que proteger a los chicos.
Kaz: ¿A base de mentiras? -bufó.
Y eso hizo estallar a Calliope.
Calliope: De todos los que estamos aquí eres el menos indicado para reclamarme -lo miró-. ¡Yo jamás les mentí! Simplemente tomé la decisión de no hablar al respecto, me protegía -exclamó-. Es totalmente diferente.
Kaz: Es lo mismo, Calliope. Somos un equipo...
Calliope: ¿Ahora me saldrás con eso? -interrumpió-. Bien, somos un equipo, entonces dinos, ¿por qué tu obsesión con acabar con Pekka? ¿Por qué aborreces que te toquen? -le sostuvo la mirada pero Kaz no pudo, desvío su mirada y no dijo nada-. Eso pensé.
Jesper: Callie...
Calliope: No, Jesper, va a escucharme -el moreno no dijo nada más-. ¿Tienes siquiera una maldita idea de cuanto arriesgue y perdí en esta misión? Cualquiera en ese estúpido Palacio podría haberme reconocido. La doble de la Invocadora, está muerta, Arken la mató. ¡Se llamaba Marie y era mi amiga! -sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.
Kaz: Si tanto te importa, ¿por qué no simplemente vuelves con ellos? Vuelve a donde perteneces, bruja.
Fue como si una de las dagas de Inej se le hubiera clavado en el corazón. Bruja, era la palabra que los fjerdanos utilizaban para referirse a las chicas Grisha, lo usaban para demostrar el desprecio y asco que sentían hacia ellas.
Calliope: No puedo volver y lo sabes. Ahora Kirigan sabe hacia donde están mis lealtades, sabe donde encontrarme y sabe perfectamente como hacerme daño, ni siquiera creo poder volver a Ketterdam.
Kaz: Bien, que tengas un buen viaje entonces. Yo mismo me encargo de desalojar a tus amigos Grisha y enviar tus cosas con ellos, los Almacenes ya no te necesitan, al igual que los Cuervos.
Inej: ¡Kaz!
Calliope: Déjalo, Inej -estaba al borde del llanto, pero no iba a permitir que la vieran así.
Sin decir nada más, salió de los establos y caminó hasta la casa que se alzaba a unos metros. Una vez se aseguró estuviera vacía, se encerró en una de las habitaciones y echó a llorar.
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Iba irse, lo había decidido. Ya había caído la noche cuando Calliope salió de la casa. Iba a despedirse, de Inej y Jesper, sólo esperaba no encontrarse con Kaz. Salió en silencio de la casa pero su suerte se terminó muy pronto. Kaz estaba sentado frente a una fogata donde se cocinaba lo que parecía un conejo. Por más cuidadosa que hubiera sido, Kaz la escuchó.
Kaz: ¿Tienes hambre? ¿O vienes a despedirte?
Notó que llevaba su bastón en una mano, supuso que Jesper lo habría arreglado, se acercó hasta quedar a un lado de él, manteniendo su distancia.
Kaz: Entonces, ¿vas a irte?
Calliope: Fuiste muy claro hace unas horas, ya no me queda nada en El Barril.
Kaz: -asintió-. Que tengas suerte, entonces.
Se quedó de pie, mirándolo, y luego comenzó a alejarse, hasta que su voz la detuvo.
Kaz: Nada de lo que dije fue en serio -Callie lo miró-. No pienso eso de ti.
Calliope se acercó de nuevo y se sentó a su lado.
Kaz: Estaba molesto y frustrado, pero no creo que seas una bruja -Callie sonrío leve.
Calliope: Quise decírtelo, muchas veces -Kaz la miró-, pero no pude. Era demasiado riesgo que correr.
Kaz: Sabes que jamás te habría delatado, ni a ellos.
Calliope: Lo sé, pero no era eso lo que me preocupaba -suspiró-. Si se corría el rumor, podrían haberte hecho daño para que nos delataras, jamás me habría perdonado eso.
Kaz: Siempre te preocupaste mucho por mí, a pesar de todo lo que te hice y como te he tratado.
Calliope: No soy tan rencorosa como puede parecer -río leve y pudo ver lo que pareció una sonrisa en el rostro del ojiazul-. Kaz, de verdad agradezco todo lo que has hecho por mí, pero no puedo quedarme en Ketterdam.
Kaz: No conseguimos al objetivo, sin ese dinero...
Calliope: Lo sé, ya veré la forma de resolver eso. No puedo permitir que Kirigan nos encuentre, no quiero ni imaginar las cosas horribles que haría.
Kaz: Te prometí que nunca volverían a hacerte daño -la miró-. Ese General tendría que pasar sobre mí antes de siquiera pensar en tocarte.
Calliope: Y yo tampoco voy a permitir que te hagan daño por mi culpa, por eso no puedo seguir ahí. Tendremos que perder contacto.
Nada le dolía más que eso porque, a pesar de haberse jurado que no volvería a caer, lo estaba haciendo. La realidad era que, por más que lo había intentado, no había podido sacar a Kaz de su corazón. Trató de odiarlo, de convencerse que no podría haber nada ahí nunca, pero ni eso sirvió. Kaz Brekker había hecho lo que mejor sabía, le había robado el corazón.
Ambos se quedaron en silencio, disfrutando de la compañía del otro, como en los viejos tiempos. Hasta que Callie habló.
Calliope: Iré a ver a los chicos -se puso de pie-. Iré a Ketterdam con ustedes y allí veré que hacer -Kaz asintió.
Callie dio media vuelta para irse pero, antes de dar siquiera el primer paso, sintió la mano enguantada de Kaz sujetarle la muñeca, con delicadeza. A pesar que no estaban en contacto directo, Callie sintió un escalofrío recorrerla y su corazón dio un vuelco. Él jamás la había tocado.
Kaz: Gracias Callie -la miró, directo a los ojos-, por todo, absolutamente todo.
La castaña sólo le regaló una sonrisa. Kaz la soltó con cuidado y desvío su mirada. Callie quería decirle algo, pero sus labios se negaban a pronunciar palabra, así que simplemente se fue.
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Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)
FanfictionKaz Brekker, o Manos Sucias, jefe de los Cuervos y dueño del Club Cuervo, el bastardo del Barril. Calliope Waldorf, una Inferni fugitiva del Segundo Ejército y miembro de los despojos, la conocen como Phoenix. Dos almas tan parecidas y a la vez tan...