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NARRADOR.

A Vesna le costó mucho trabajo conseguir que su amiga se tranquilizara, pero cuando lo logró y Callie pudo conciliar el sueño, decidió que lo mejor era dejarla descansar. Bajó a la zona del bar del club y se encontró con Kaz, sentado solo en una mesa en la esquina. Se acercó y sentó frente a él.

Kaz: No me apetece escuchar tus sermones, Vesna.

Vesna: No estoy aquí como amiga de Callie, si no como amiga tuya -lo mira-. Quiero saber cómo estás.

Kaz: Estoy bien, no hay razón para que esté de otra forma -responde, sin mirarla.

Vesna: Podrás ahuyentar a cualquier otro con esa mentira, pero a mí no -lo mira, insistente-. Kaz...

Kaz: Cada vez que creo que ella y yo estamos bien, cada vez que siento que quizá pueda ser lo que ella merece, hago algo que lo echa todo a perder -la mira-. Creí que la estaba ayudando, no imaginé que esto podría lastimarla tanto.

Vesna: Callie sabe que tus intenciones no eran malas, sólo...

Kaz: No es verdad y ambos los sabemos -suspira-. Vesna, aprecio mucho que siempre quieras levantarme el ánimo, pero esta vez ambos somos conscientes que Callie está más que furiosa conmigo.

Vesna iba a contestarle, pero una voz a sus espaldas la interrumpió.

Zoya: Vesna Amery, creí que jamás volvería a verte.

Vesna se giró de inmediato para encontrar detrás de ella a Zoya, Khaos y un chico con rasgos shu que no le resultó familiar.

Vesna: Zoya -se lanzó a abrazarla-. Jamás creí decir esto, pero que gusto me da verte -sonrío.

Zoya: Digo lo mismo -se separaron y miró a Kaz-. Brekker.

Kaz: No esperaba ver a gente como ustedes en un barrio como este.

Tolya: Necesitamos de su ayuda, Ravka necesita de su ayuda.

Kaz: ¿Ravka? -los miró-. Bien, hablemos en un lugar más privado. Síganme.

Zoya y el tal Tolya caminaron detrás de Kaz, mientras Khaos detenía a Vesna.

Khaos: Vesna, ¿está aquí? Sé que tú y Arek se fueron con ella.

Vesna: Ella está aquí, pero -suspiró- dudo mucho que le vaya a dar gusto verte, Khaos.


CALLIE.

Había fingido que dormía para poder seguir llorando sin que Vesna lo notara. Una vez que la pelinegra salió de la habitación, Callie se sentó sobre su cama, con las piernas abrazadas contra su pecho, y dejó salir todo lo que llevaba años consumiéndola.

Había aprendido, erróneamente, que llorar era signo de debilidad y ella detestaba que la vieran débil. Había llorado cuando la arrebataron de casa de sus padres para llevarla al Pequeño Palacio. Durante su estancia, no había derramado ni una sola lágrima hasta que asesinó a esa familia en el bosque y, desde ahí, se había vuelto más débil según ella. Más sensible y emocional, detestaba eso. Evitaba a toda costa llorar y, si llegaba a hacerlo, era porque se sentía verdaderamente rota.

Cuando se levantó para lavarse un poco el rostro y evitar que se viera tan mal, alguien tocó a su puerta un par de veces.

Calliope: Voy en un segundo.

Wylan: Callie, sé que debes estar muy molesta con él, pero Kaz me envío a buscarte. Quiere vernos en la habitación al lado de su oficina, parece que es importante.

Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora