Te voy a amar de lejos, porque cerca dueles más

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(ADVERTENCIA: capítulo muy largo pero les juro que vale la pena)

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CALLIOPE.

Un año. Un año había pasado desde que los tres escaparon del Pequeño Palacio y cruzaron la Sombra hacia Ketterdam. En su momento, habían tomado la decisión correcta pero, ahora, la chica Inferni no estaba muy segura de eso.

Vesna: No podemos vivir para siempre de lo que robamos. Un día de estos van a enviar la Stadwatch tras nosotros.

Arek: Que negativa eres Vesna -la miró-, la mayoría de la gente que vive aquí hace eso para ganarse la vida.

Calliope: Pero Vesna tiene razón, seguro que vamos a meternos en problemas pronto -suspiró-. Estaba considerando tratar de entrar a la Casa de Fieras o a la Rosa Blanca, seguro que no se gana tan bien, pero algo servirá.

Arek: Estás loca, Calliope, ¿crees que voy a permitir que trabajes en un lugar así? Jamás voy a dejar que te toquen o usen de esa forma, ninguna mujer debería tener que depender de eso para vivir. Ni tú ni Vesna vuelvan a siquiera pensarlo, fin de la discusión.

Arek se había molestado y mucho, esas dos chicas eran su familia y su mundo entero. Jamás permitiría que les hicieran daño de ninguna forma, haría hasta lo imposible por ellas y ambas lo sabían.

Calliope: Por lo mientras, tengo una idea de como conseguir algo de dinero para hoy -miró hacia el Club Cuervo, que estaba a pocos metros de ellos-. Seguro que podré estafar a alguien y conseguir un par de kruges.

Vesna: Calliope, si Brekker te atrapa...

Calliope: No va a atraparme, y ya quisiera ver a ese Manos Sucias tratar de ponerme una mano encima. No tardaré, lo prometo.

Entró al lugar lo más normal que pudo y analizó cada una de las mesas de apuestas, tratando de averiguar donde tendría éxito. No era la primera vez que la Inferni recurría a ese método para conseguir dinero. 

Pero hoy había algo diferente, no había ni rastro de Brekker o sus Cuervos por ningún lado y la puerta a su oficina estaba sin vigilancia. Quizá, ¿será que lograré sacar algo de su caja fuerte?, pensó.

Sin dudarlo más, subió las escaleras hasta la oficina y forzó la cerradura, cuidando que nadie la viera. Una vez dentro, se aseguró de cerrar la puerta y recorrió el lugar con la mirada. Jamás había estado ahí, pero supo perfectamente donde empezar.

Un enorme cuadro colgaba de la pared detrás del escritorio, discreto pero no lo suficiente. Tal como sospechaba, el enorme cuadro escondía la caja fuerte de Brekker, la cual no fue difícil de abrir para la castaña. Se había vuelto experta con las cerraduras en el año que llevaba en El Barril. Una vez abierta, tomó lo que consideró suficiente y volvió a poner todo como estaba.

Kaz: Sabes que podría llamar en este preciso momento a la Stadwatch, ¿no?

Y, de repente, se sintió muy pequeña e incapaz de moverse de donde estaba. Lentamente se giró hasta quedar frente a frente con el ojiazul, quien no mostraba expresión alguna en su rostro.

Kaz: ¿Cómo te llamas? -preguntó tranquilamente, mientras caminaba hacia el escritorio.

Calliope: ¿Por qué te lo diría?

Kaz: Quizá porque te encontré robando mi dinero y estoy siendo bastante gentil al no ordenar que te saquen a patadas.

Calliope lo miró y ambos se sostuvieron la mirada hasta que la chica bufó.

Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora