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CALLIOPE.

Como cada lunes, Calliope se encontraba haciendo inventario y acomodando los productos que acababan de recibir en la tienda. Todos los lunes muy temprano por la mañana los barcos que les proveen la mercancía llegan al Quinto Puerto, los hombres de Kaz ayudan a llevar las cajas a la tienda y ahí ella se encarga de acomodar todo en su lugar y hacer el inventario mientras Arek y Vesna atienden a quienes lleguen a la tienda.

Vesna: ¿Necesitas ayuda, jefa? -río leve.

Calliope: -río al escucharla- No hace falta, ya terminé con esto -sonrío-. ¿Qué tal las ventas?

Vesna: Perfectas como siempre, aún no me puedo creer cuanto ha crecido este lugar. Parece que fue ayer cuando lo abrimos gracias a Brekker.

Arek: ¿Gracias a Brekker? -bufó, las chicas ni siquiera notaron en que momento llegó donde ellas-. Ese Manos Sucias no hace nada sin obtener algún beneficio de eso, sólo nos dio esto para poder quitarnos un porcentaje de las ganancias cada mes.

Vesna: Eso es por la renta y la protección que nos da. Siempre hay al menos dos de sus hombres fuera de la tienda, me parece un precio justo.

La castaña miró a su alrededor y notó que, de momento, no había más clientes en el lugar. Caminó hasta el mostrador, seguida por Arek y Vesna, que seguían discutiendo sobre Brekker.

Calliope: Bueno, basta -los miró- Arek tiene razón, Kaz Brekker jamás hace nada que no le de algo a cambio, y es cierto que un gran porcentaje de nuestras ganancias terminan en manos de ese idiota egoísta -Arek sonrió, victorioso-. Pero también es cierto que, de no ser por el trato que hice con él, seguiríamos viviendo en las calles de este horrible lugar y robando a otros para sobrevivir -ambos se limitaron a asentir. 

Arek: Aunque ese estúpido trato, de justo no tiene nada -Calliope lo miró-. Brekker tiene las ganancias de tu negocio por ser parte de los Cuervos, ¿y tú que recibes a cambio? Además de protección y ese feo tatuaje del cuervo.

Iba a contestarle, pero se vio interrumpida por el sonido de la campana de la puerta, que indicaba que alguien había entrado a la tienda. Los tres miraron hacia la puerta, encontrándose a un hombre alto y muy bien vestido, que recorría el lugar con la mirada como buscando algo o a alguien. Calliope salió del mostrador y se acercó.

Calliope: Bienvenido a Almacenes Waldorf, ¿puedo ayudarle en algo, caballero?

***: Busco a la dueña de este lugar -saca un papel de su bolsillo y lo revisa-. Calliope Waldorf, ¿está aquí?

Calliope: Con ella hablas -frunció el ceño-. ¿En qué puedo ayudarle?

***: Mi jefe solicita hablar con usted de inmediato, tengo órdenes de llevarla con él.

Calliope: ¿Tu jefe? -lo miró, levantando una ceja-. ¿Quién es tu jefe?

***: El señor Rollins -la miró-. Debo pedirle que me acompañé, si no es por las buenas será por las malas.

Arek: ¿Dónde carajos está la protección de Brekker cuando de verdad se le necesita? -bufó.

El hombre de pie frente a ella la miraba cada vez más desesperado. Se giró para ver a sus amigos, Vesna se veía preocupada y Arek tenía cara de querer matar a alguien. Se acercó al mostrador para tomar su abrigo y volvió con el hombre. Miró a los chicos primero.

Calliope: Voy a encargarme de esto, no tardaré, lo prometo -Vesna hizo ademán de decir algo pero la castaña la interrumpió- Encárguense de la tienda y no le digan a nadie a donde fui.

Arek: Calliope...

Calliope: Confía en mí Arek, no tardaré -miró al hombre de nuevo-. Espero que tu jefe no me haga perder el tiempo.

Sin decir nada más, salieron del local y recorrieron las calles de Ketterdam en silencio. Alrededor de veinte minutos después llegaron a un edificio, propiedad de los Leones Moneda. En cuanto entraron al establecimiento, todas las miradas cayeron en la recién llegada, provocando que tratara de esconderse dentro de su abrigo. 

Subieron un par de escaleras hasta que llegaron a una puerta custodiada por dos hombres que lucían igual al que la había ido a buscar. El anteriormente mencionado tocó a la puerta y poco después la abrió, haciéndose a un lado para dejarla entrar.

Pekka Rollins estaba sentado frente a su lujoso escritorio, una sonrisa apareció en su rostro cuando vio entrar a la castaña.

Pekka: Calliope Waldorf, que placer verte por aquí -dijo e hizo una seña para que sus hombres los dejaran a solas.

Calliope: No tenía mucha opción, de hecho.

Pekka: Pero, por favor, toma asiento. Ponte cómoda -señaló la silla vacía frente a él.

Calliope: -negó- No me hagas perder el tiempo y dime de una vez que es lo que quieres, Rollins.

Pekka: Tan linda como siempre -se burló-. Tú sabes bien que es lo que quiero, Phoenix, no es la primera vez que lo discutimos.

Calliope: Y justo como lo pensé, sólo vine a perder mi tiempo -bufó-. Ya te he dicho que no, ¿cómo hago para que entiendas?

Pekka: Nos necesitamos Waldorf, lo sabes bien. Tú mueves tu tan popular negocio a mi zona y yo te ofrezco protección y todo lo que Manos Sucias te ofrece pero sin precio alguno. Ambos sabemos que no te gusta ser parte de los Cuervos.

Calliope: ¡Entiende que no! -levantó un poco la voz-. Kaz Brekker fue el único en todo Ketterdam que se preocupó por mí y mis amigos y sí, tal vez ser parte de los Cuervos no sea lo mejor del mundo, pero ellos me dieron un hogar, ropa decente y comida, no voy a traicionarlos así y menos contigo.

Pekka: Eres muy orgullosa, Waldorf. Ambos sabemos bien cuanto desprecias a Brekker, pero no tomas ninguna oportunidad que se te ofrece para librarte de él -se acercó a ella-. ¿Te imaginas cómo sería poder quedarte con el 100% de las ganancias de tu tan exitosa tienda? Todos los lujos que podrías permitirte si no tuvieras que pagar renta y protección -susurró cerca de su oído.

Calliope: -se alejó lo más que pudo de él-. No insistas Rollins, absolutamente nada de lo que me ofrezcas podrá comprar mi lealtad. Soy una Despojo, me guste o no, ellos me han dado mucho y no voy a traicionarlos. Ahora, tú escúchame bien -lo miró-, no quiero volver a verte ni a ti ni a tus hombres cerca de mi tienda, de mis amigos o de mí, ¿entendiste?

Pekka Rollins río con ironía y asintió lentamente. Se acercó a la puerta y la abrió para después mirar a la chica.

Pekka: Un placer, como siempre.

Sin decir nada más, Calliope salió de su oficina y del establecimiento. Recorrió las calles de Ketterdam de regresó a la tienda, con la sangre hirviéndole por dentro.

Antes de entrar se percató que no había gente en la tienda, era normal los lunes, eran los días más flojos. Entró y dejó el abrigo sobre el mostrador. Iba llamar a los chicos, cuando una voz la interrumpió.

Kaz: ¿Te viste a solas con Pekka Rollins?

Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora