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NARRADOR.

Todos se habían reunido en donde por muchos años se había ubicado el Nocéano. La Sombra. Ahora era una zona desierta, cubierta de arena por todas partes y con algunas ramas secas a los alrededores.

Nikolai, Tolya, Tamar, Nadia, Adrik, Khaos y Mal estaban de pie sobre una zona ligeramente elevada. Los Cuervos, Alina, Genya, David y Zoya estaban abajo de esa zona. Y en el centro de ambos grupos, se alzaba una cama hecha de trozos de madera, donde el cuerpo de Kirigan descansaba. A un lado de esta habían encendido una especie fogata con el fuego de Callie.

Al frente del segundo grupo se encontraban Alina, Genya, Zoya y Callie. 

Alina: Adelante -las miró-, ustedes tienen todo el derecho.

Genya y Zoya se acercaron al fuego y encendieron una antorcha. Zoya fue la primera en dejar caer el fuego sobre la madera donde Kirigan reposaba, seguida por Genya.

Calliope dudó por un momento, aún le costaba creer que su pesadilla había terminado. No sabía como sentirse al respecto, pero ver el cuerpo de Kirigan delante de ella le causaba cierto grado de satisfacción y escalofríos al mismo tiempo.

Alina: Ve, Callie -la Inferni la miró-. Deja que sea Kirigan quien cargue con la culpa de lo que te pasó, no le permitas que siga torturándote.

Callie asintió lentamente y se acercó al cuerpo. Lo miró por un instante, estudiándolo de pies a cabeza, reviviendo inconscientemente todos y cada uno de los momentos que había vivido con él. Una lágrima rodó por su mejilla al mismo tiempo que encendía su mano en llamas.

Calliope: Voy a perdonarte -susurró-, sólo porque no quiero seguir viviendo con este rencor hacia ti. Voy a perdonarte porque va a ser la única manera en que, con el tiempo, me olvide de ti y de lo que me hiciste. Y voy a hacerlo porque sólo así voy a lograr perdonarme.

Dicho esto, dirigió el fuego hacia la madera, que ardió de inmediato y volvió donde Alina. La Invocadora del Sol tomó una de las antorchas e, igual que el resto, se acercó al cuerpo.

Alina: Adiós, Aleksander.

Dejó la antorcha sobre el cuerpo, mientras ardía hasta consumirse.

Nikolai: Hoy es un nuevo comienzo. Para toda Ravka -negó-. Para todo el mundo. Es algo intimidante, ¿no? Saber hacia dónde ir ahora. Tuvimos un enfoque único por mucho tiempo. Se ha derramado mucha sangre...

"Después de cientos de años separados por la Sombra, podemos celebrar a una Ravka unificada. Nuestros vecinos del norte nos verán unidos y querrán atacar, pero la batalla no es la que más nos roba, son las consecuencias. La oportunidad de volver a armar las piezas de nuestras vidas. Que un pájaro de fuego resurja de las cenizas no es lo mismo -dijo esto último mientras miraba a Mal-. Pero en ese renacimiento hay potencial, potencial para un nuevo propósito. Gracias a lo que Alina ha hecho por nosotros, tenemos la oportunidad de mejorar al mundo ahora que la Sombra no está. Y, sobretodo, deben confiar. Confíen el uno en el otro, en ustedes mismos. Confíen en que este es el comienzo de tiempos mejores..."

Nikolai: No será fácil, por supuesto. Nada lo es. Quería terminar con algo más alentador pero -Callie soltó una leve risita-, henos aquí.

Los Cuervos fueron los primeros en irse, a excepción de Callie, quien se quedó de pie frente a Kirigan, viéndolo arder y tratando de contener las lágrimas. Nikolai se acercó a ella.

Nikolai: No recuerdo haberte visto llorar jamás en mi vida.

Calliope: Pues no te acostumbres, sólo me tomó por sorpresa -ambos rieron.

Nikolai: Lamento no haber hecho más por ti hace años, cuando Kirigan... bueno, me habría gustado que te quedaras aquí. Te habría hecho parte de la tripulación de Sturmhond.

Calliope: Tengo que admitir que el mar no es lo mío, pero habría sido divertido -sonrío-. Y no te lamentes, por favor, no tenías ni idea de lo que pasaba, no podías saberlo.

Nikolai: Este lugar no fue lo mismo sin ti -la miró-. El Palacio era bastante aburrido sin tener a la Inferni de mal genio a la que me gustaba molestar -rieron-. De verdad espero que consideres mi oferta de volver aquí, nos serías de mucho ayuda.

Calliope: No estoy segura, Nikolai. Este lugar aún me trae recuerdos de los que quiero deshacerme, Ravka dejó de ser mi hogar hace mucho tiempo. Ketterdam es lo más parecido que tengo a un hogar, y los Cuervos -hizo una pequeña pausa-, ellos son mi familia.

Nikolai: Lo entiendo -asintió-. Aún así espero que nos visites a menudo y, cuando te sientas lista, si es lo que quieres, las puertas del Palacio estarán siempre abiertas para ti.

La Inferni sonrío y Nikolai le besó la coronilla con dulzura antes de alejarse.

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(SPOILERS de Ley de Lobos, sigan leyendo bajo su propio riesgo)

Ahora, un día después de haberse reunido en la Sombra, estaban todos reunidos para celebrar la boda de David y Genya. Ya todos se encontraba en la capilla, esperando a la feliz pareja. Callie estaba en primera fila junto con Zoya y Vesna.

Adrik y Nadia, vestidos con sus keftas azules bordadas con el color plateado de los Vendavales en los puños, se levantaron y se giraron hacia los invitados, hombro con hombro. Empezaron a cantar en estrecha armonía, se trataba de una antigua canción tradicional ravkana que hablaba sobre el primer pájaro de fuego y el hechicero que había intentado capturarlo. 

David y Genya ya habían empezado a recorrer lentamente el pasillo. Genya había elegido una cola extraordinariamente larga para su vestido.

Una vez al frente de todos sus invitado, se colocaron frente al otro, sonriendo. Genya fue quien inició con los votos.

Genya: Aquí, en presencia de nuestros Santos y nuestros amigos, pronuncio palabras de amor y de compromiso. No es para mí una carga, sino un honor, jurarte fidelidad, prometerte mi amor, ofrecerte mi mano y mi corazón en esta vida y en la próxima.

Eran los votos ravkanos tradicionales que se pronunciaban en las bodas de nobles y plebeyos. Los votos de los Grisha eran muy distintos.

David: Somos soldados -recitó en voz baja y temblorosa. No estaba acostumbrado a hablar en público-. Marcharé contigo en tiempos de guerra. Descansaré contigo en tiempos de paz. Seré siempre un arma en tu mano, un guerrero a tu lado, un amigo que aguarda tu regreso -su voz se hacia más fuerte y segura con cada palabra-. He visto tu rostro en la creación en el corazón del mundo y para mí no existe nadie más querido, Genya Safin, valiente e irrompible.

Genya estaba radiante, como si las palabras de David hubieran encendido una luz secreta dentro de ella. Tolya, de pie junto a los contrayentes, le puso una corona de espino a David y otra a Genya mientras el sacerdote les daba su bendición.

Tras un par de palabras más, el sacerdote concluyó la ceremonia. David se inclinó para besar a Genya y sonrío, tomando entre sus dedos el mismo mechón de cabello pelirrojo. Los invitados prorrumpieron en aplausos y vítores. David y Genya recorrieron una vez más el pasillo bajo una lluvia de flores de membrillo. Tolya los seguía con una sonrisa de oreja a oreja, llevando la cola del vestido de Genya. La mirada de Tolya se encontró con la de Vesna y ambos se sonrieron. Callie no pudo evitar sonreír ante eso. Así como tampoco pudo evitar derramar un par de lágrimas durante la ceremonia. 

Salieron de la capilla para dirigirse a la pequeña fiesta que se haría en el Palacio. Cuando iba hacia la salida, Calliope se encontró con Kaz, con quien compartió una mirada antes de que el ojiazul decidiera evitarla y salir del lugar. Después de eso, Callie no volvió a verlo durante toda la fiesta.


Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora