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CALLIOPE.

Después de ese puñetazo, Kaz no pudo seguir manteniéndose de pie. Callie trató de acercarse a él, pero dos hombres de Pekka se encargaron de mantenerla quieta. Rollins seguía pateando y golpeando a Kaz sin piedad, la Inferni tuvo que desviar la mirada para tratar de contener las lágrimas que amenazaban con salir. Nunca había visto a Kaz tan vulnerable.

Los golpes se detuvieron al mismo tiempo que la gente en el Palacio Esmeralda comenzaba a movilizarse. Las sirenas se escuchaban con fuerza por todas las calles de El Barril. Uno de los hombres de Pekka entró al lugar y se acercó para hablar con él.

***: Jefe, la peste volvió.

Pekka: Ya escuchamos las malditas sirenas, espero que digas más que eso.

***: Se dice que empezó en el Drakonasha.

Pekka: ¿El Quinto Puerto?

***: El Consejo de Mareas cerró todo el puerto, nadie entra ni sale. En La Casa de Fieras y en la dulcería es más grave.

Pekka: ¿La dulcería? Ni siquiera está cerca del puerto.

Vio a Kaz ponerse de pie al mismo tiempo que dejó de sentir a los hombres de Pekka tomándola por los brazos. Cuando los miró, parecían asustados por la noticia de la peste.

Kaz: Habrá brotes en todos tus establecimientos -comenzó a decir-. Sólo en los tuyos. El medio de contagio será claro. 

Calliope: Un barco de tu puerto -continúo- propagó la enfermedad a tus clubes. 

Pekka: ¿Qué fue lo que hicieron?

Kaz: No hay nada que un país insular tema más que esto. El Consejo Mercante querrá hacer una investigación -dijo, mientras Pekka cargaba su arma.

Pekka: Tienes mi atención, pero no vales el tiempo que me tomará ponerte una bala en la cabeza.

Callie dejó de escuchar la conversación entre esos dos cuando notó que Jesper entraba al lugar seguido por Zathrian. Esperaba que Wylan, Vesna e Inej estuvieran a salvo. Volvió a la conversación en el momento en que Pekka apuntó a Kaz con su arma.

Kaz: Reconsidera... si quieres volver a ver a tu príncipe Kaelish.

Por desgracia, la Inferni había entendido a la perfección a que se refería.

Pekka: ¿Qué harás? ¿Vas a explotarlo de nuevo? Tienes que aprender nuevos trucos.

Kaz: ¿No recuerdas a tu otro príncipe? Ama los dulces. Es pelirrojo. Alby.

Calliope: Kaz... -estaba segura que palideció por completo. Esto jamás se lo iba a perdonar.

Callie notó a Rollins tensarse ante la mención de su hijo, pero trataba de disimularlo.

Pekka: Mataré todo lo que amas, Brekker.

Kaz: El truco es no amar nada. Tu error fue dejar entrar a alguien. Alguien por quien sacrificarías todo y que te hace débil.

Por alguna razón que no entendía, las palabras de Kaz se sintieron como una apuñalada directo en el pecho para la castaña.

Pekka: Entonces te mataré.

Kaz: Hazlo -le animó-, y nunca encontrarás a tu hijo a tiempo.

Pekka: ¿Qué hiciste?

Kaz: Lo enterré. A dos metros. Entró en esa caja tan fácilmente. Ni siquiera lloró, hasta que le quité esto -sacó un tren de juguete del bolsillo de su saco.

Phoenix (Kaz Brekker & Calliope Waldorf)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora