Capítulo 29 - Liam (corrigiendo)

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El secreto de Jack - Capítulo 29 - ''Liam''

—¿Qué hacéis? —un chico apareció en la puerta, más alto que ellos.

Jack apartó la mano corriendo y miró a la puerta asustado, Daniel, también.

—¡Takeo! —Jack se levantó y saludó con la mano al chico—. Ah, sí, Takeo, este es Daniel, un amigo de la escuela.

Takeo era un chico con ciertos rasgos asiáticos, era de piel blanca y pelo oscuro, sus ojos, rasgados, eran también oscuros.

—Hola, ¿Qué tal? —Takeo miró a Daniel detenidamente, lo miraba bastante serio, como enfadado—. Jack, sabes que tienes prohibido traer a nadie aquí, papá te dijo que...

—Lo sé, pero... —Jack no pudo terminar sus palabras, Daniel se levantó de la cama.

—Mejor me vuelvo a casa... —Daniel recogió su mochila.

Jack observaba a Daniel y luego miró a Takeo, que seguía enfadado.

—Vale, ¡Nos vemos mañana en clase! —dijo Jack un poco cohibido.

Daniel salió de casa de Jack y caminó cabizbajo, estaba hecho un lío, por dentro sabía que ese no era Jack, no su Jack, pero su corazón le decía que sí era él, no sabría explicarlo.

Su mente decía que Jack estaba muerto y que ese chico era otra persona, pero su corazón decía lo contrario, estar al lado de ese chico era como estar al lado del verdadero Jack, ¿Su corazón le engañaba?

Daniel sintió que lo seguían, miró atrás, pero no había nadie, las sombras creadas por los árboles del sol se movían, o parecían moverse, un escalofrío recorrió su espalda, se dio la vuelta y continuó caminando, lejos, pudo ver a unos chicos jugando con el agua de una fuente.

—¿Recuerdas nuestro primer beso? —la voz de Yeray asustó a Daniel, que miró a su lado.

—¿Me estás siguiendo?... —Daniel lo miró con enfado.

—No. Bueno, un poco... —Yeray bajó la cabeza.

—No me gusta que me sigan. —Daniel aceleró sus pasos pero Yeray volvió a ponerse a su lado—. Ya, para, no me sigas.

Yeray no dijo nada, Daniel se detuvo, Yeray también.

—Te dije que no me siguieras. —dijo Daniel con cierto enfado.

—Mmm, ¿Vamos a tu casa? Así nos tumbamos...

—No. —cortó Daniel—. Yeray, para, ¡Esto nos está haciendo daño! ¿No lo ves?

—Ya..., ¿No será por ese chico? Te recuerda a él y ahora a mí me dejas tirado como a un perro...

—¿Qué?, ¡¡Claro qué no!! —Daniel se alteró.

Yeray se quedó callado.

—¿No quieres venir entonces? —Yeray insistió.

Daniel se quedó callado, lo miró y continuó andando, no lo negó, Yeray iba a su lado, intentó cogerle de la mano, pero Daniel no se dejó.

Al llegar a casa, su madre les saludó, Daniel corrió hasta su cuarto y tiró la mochila en el suelo, después se sentó en el escritorio, Yeray apareció detrás, dejó la mochila en el suelo y se sentó en la cama de Daniel.

—¿Y qué haces? —Yeray observaba como Daniel navegaba por el ordenador.

—Nada, miro cosas. —la voz de Daniel sonaba con desgano.

Yeray se tumbó en la cama, cerrando los ojos.

—Daniel, te amo.

Daniel no dijo nada, se quedó en silencio.

El secreto de JackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora