JANE ━━ harry potter

057

✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 57 ☀️
━━ En donde los terrores nocturnos lo acosan 𖧧

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LA CICATRIZ DE HARRY estaba doliendo. De hecho, a Harry le dolía todo. ¿Pero por qué? Lo último que recordaba era quedarse dormido en la biblioteca de la Mansión Adley, las paredes cubiertas de un brillo ámbar, la lluvia golpeando los cristales de las ventanas cuando una repentina tormenta de verano se apoderó de los cielos de Little Whinging.

Se había despertado brevemente cuando el primer trueno atravesó el cristal, pero solo estuvo consciente el tiempo suficiente para ver el siguiente rayo que se parecería mucho a su cicatriz, antes de volver a la inconsciencia.

Solo que la próxima vez que se despertó, no fue en la Mansión Adley. Al menos parecía que no lo estaba, todavía estaba frente a una ventana envuelta en el manto de la noche, pero al ver la suciedad que cubría los cristales, las cortinas y las tablas del suelo podridas, e incluso darse cuenta de que estaba sentado en un sillón moldeado, una chimenea familiar y vacía y una alfombra frente a él.

Los ojos de Harry se abrieron como platos mientras se ponía de pie una vez más, girando lentamente en un círculo mientras contemplaba la tenue vista del salón de la Mansión Riddle, un lugar que no había tenido el desagrado de imaginar desde el verano anterior. De hecho, deben faltar solo unas semanas para el aniversario de la primera pesadilla que inició el tormento del inminente regreso de Voldemort.

Pero ya no era lo mismo. Antes, había estado observando la habitación en lugar de estar realmente dentro: Pettigrew, Voldemort y alguien más que sabía que era Barty Crouch jr. discutían sobre Bertha Jorkins y cómo planeaban matarlo. Ahora, la habitación estaba vacía, pero cuando se acercó a la ventana y limpió la condensación, pudo ver luces en el pequeño cementerio a varios campos de distancia.

Y luego salió disparado de la habitación, sus piernas de alguna manera sabían a dónde llevarlo mientras bajaba corriendo las escaleras, hacia la enorme cocina donde las baldosas estaban frías bajo sus pies. Eso no parecía ser nada parecido al camino por el que corrió tan pronto como logró abrir la gigantesca puerta de madera.

Era hierba resbaladiza y cubierta de rocío y lodo que le hizo perder el equilibrio y solo retrasó su acercamiento a la escena. era aterrador, y todo en él le decía que se detuviera. Pero siguió adelante, acercándose al pequeño círculo de luz, que estaba bordeado por personas con capas negras, todos centrados alrededor de una estatua que Harry temía admitir que conocía muy bien.

Finalmente, lo alcanzó, agazapado detrás de una lápida, mirando detrás del mármol cubierto de musgo. Podía ver a Voldemort, Colagusano encogido detrás de él. El Señor Oscuro se estaba acercando lentamente a alguien, y cuando Harry redirigió su mirada, aterrizó en un trozo de tela. Al igual que la manta que se usó en la playa ese mismo día, estaba coloreada en amarillo y negro.

—Cedric —murmuró Harry, casi desesperadamente mientras trataba de encontrar una manera de superarlo. Si Voldemort estaba caminando, es posible que ya estuviera muerto, pero eso significaba que el mago malvado se acercaba a donde Pettigrew lo había atrapado. Eso no podría ser correcto. Él estaba allí, se estaba escondiendo.

Cuando volvió a mirar por la esquina, su corazón se detuvo. Las brillantes máscaras de Mortífago estaban giradas hacia la única lápida detrás de la cual estaba escondido, y la parte inferior de la túnica oscura que Voldemort vestía era la misma.

Venía por él. No tenía a dónde correr, dónde esconderse, y solo miraba con miedo. ¿Cómo podría sobrevivir, cómo podría salir de esta? Harry no tenía su varita, estaba vestido con su pijama, y ahora podía escuchar a Nagini, deslizándose hacia él.

Harry no sabía por qué, pero tuvo que echar otro vistazo, el corazón le latía con fuerza en el pecho mientras miraba alrededor de nuevo. La varita de Voldemort se levantó, un destello de luz verde llenó su visión y-

Fue un sueño.

Se disparó hacia arriba, con los ojos muy abiertos mientras una mano buscaba a tientas sus anteojos, apenas captando el entorno borroso a su alrededor, el cabello largo y pelirrojo y la cara mirándolo, enfocándose con una expresión preocupada.

—¿Harry? —la voz de Jane fue lo primero que escuchó, y ella fue lo primero que vio después de despertar. Estaba jadeando, sus manos agarrando su camiseta y tratando de sacársela del cuello como si lo estuviera estrangulando, gotas de sudor derritiéndose en la línea del cabello, respiración acelerada—. Harry, está bien, estás despierto.

Instintivamente, luchó cuando sintió unos brazos alrededor de sus hombros. Necesitaba liberarse, estaba atrapado, estrangulado por la guadaña de la estatua del Ángel de la Muerte. Pero finalmente, algo le dijo que abandonara la lucha y se dejó caer en sus brazos, con la cabeza apoyada en su hombro mientras tomaba grandes respiraciones con hipo para tratar de recuperar el patrón estable.

—Está bien —repitió Jane, la mano que aterrizó en la parte posterior de su cabeza alisando el cabello corto y desordenado—. Está bien. Estás despierto, no fue real. Esto es real, estás aquí, conmigo, vivo y bien.

Harry dejó escapar un suspiro, con los miembros flexibles mientras dejaba que Jane levantara la cabeza, mirándola a los ojos a través de un torrente de lágrimas inducidas por el horror. Las yemas de su pulgar pasaron por debajo de los bordes de sus gafas, limpiándolas antes de que su mano le quitara el flequillo, limpiándose suavemente el sudor con la manga de su suéter.

—Está bien —repitió Jane—. Estás aquí conmigo. Está bien.

No quería preguntar quién era Cedric.

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