JANE ━━ harry potter

007

✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 7 ☀️
━━ En donde el llega 𖧧

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NO PASÓ MUCHO TIEMPO mientras Jane esperaba bajo el árbol, sus dedos delgados jugueteaban con las páginas amarillentas de su libro, los ojos grises se deslizaban a lo largo de las filas de letras, escritas en esa fuente tan familiar que decoraba el interior de los libros que tenían colores de cuero con espinas doradas grabadas.

Había llegado bajo el árbol en el cual ella y Harry habían acordado encontrarse, y había llegado temprano. Y con su bolso desplomado contra sus pies, Jane había estado leyendo mientras esperaba.

—Lo siento, llego tarde —Jane miró hacia arriba para ver a Harry, un poco sin aliento cuando se detuvo junto al árbol, sentándose a su lado—. Tenía que preparar el desayuno y Dudley tuvo su colapso semanal y se negó a comer.

—¿Ese es tu primo que intimida a la gente? —Jane parecía confundida: ¿cómo podría alguien que intimidaba a alguien todavía tener crisis que causaron tal interrupción?—. ¿Es un niño pequeño?

—No, él tiene nuestra edad, ¿suponiendo que tengas quince? —Harry se sentó, viendo como Jane asentía—. Está muy, muy mimado. Esta vez, mi tía Petunia se negó a pagar su segundo viaje a Alton Towers este verano.

—¿Pero los veranos acaban de empezar? —la mandíbula de Jane cayó—. ¿Y esos boletos son caros? Ni siquiera mencionar todas las cosas adicionales que compras cuando estás allí.

—Tendría que pasar la noche también —dijo Harry con un suspiro, dándose cuenta de lo mucho que estaba revelando, la pareja de repente se encontró uniéndose por su sorpresa compartida por las solicitudes de Dudley Dursley.

—Partiremos pronto... pero si apenas tuviste tiempo para preparar el desayuno, ¿eso significa que no comiste nada? —Jane lo miró, deslizando su marcador dentro de las páginas de su libro y cerrándolo, acercando su bolso a su regazo.

—¿A qué quieres llegar? —la voz de Harry era ligera y aireada, pero entrecerró los ojos mientras negaba con la cabeza, observando cómo Jane sacaba un paquete de la bolsa y se lo tiraba.

El chico Potter lo atrapó en un instante, confundido mientras desataba el cordón suelto alrededor del papel marrón, abriéndolo y viendo el sándwich de tocino dentro. —Te dije que te traería un poco. Angela hizo comida extra —Jane se encogió de hombros, mientras Harry lo abría—. No estaba segura de si querías salsas o algo así que no tengo nada conmigo, pero puedes hacérmelo saber.

—Pero rechacé tu oferta... ¿y me la trajiste de todos modos? —Harry se encontró comparándola con los Weasley una vez más.

—No me mires así, he crecido con muchos otros niños y sé cómo se ven cuando tienen hambre —Jane se encogió de hombros—. No tienes que comerlo si no quieres, y para que no te sorprendas, también te traje el almuerzo. Así que date prisa y come para que podamos irnos.

Jane volvió a su libro mientras Harry comía, llenando el espacio vacío en su estómago que lo había estado atormentando desde las primeras horas de esa mañana cuando se despertó; apenas había comido nada la noche anterior.

Fingió no estar tan hambriento como estaba, tomándose todo el tiempo que consideró aceptable para no parecer un monstruo voraz. No es que Jane se diera cuenta de todos modos, parecía demasiado absorta en su libro.

Pero tan pronto como Harry comió el último bocado de su sándwich, su libro se cerró de golpe y ella levantó la vista, haciéndole saber a Harry que incluso si estaba concentrada en su libro, había estado mirando por el rabillo del ojo.

—¿Tienes alguna preferencia por qué caminar? —preguntó Jane, poniéndose de pie y deslizando su libro en su bolso, en lugar de sacar el mapa—. ¿Vi este que va a lo largo del río?

Lo desdobló y se lo señaló a Harry. —Parece que continúa por un tiempo, ¿así que podemos seguir adelante? No sé usted, pero yo no he hecho una caminata larga en mucho tiempo, por lo que mantenerla relativamente plana en lugar de montañosa fue probablemente la apuesta más segura que hice... podría ir por...

Harry la miró por un momento, sorprendido por lo mucho que había planeado. Mentiría si dijera que no había pensado en la idea de pasar el día siguiente y el resto del verano con Jane toda la noche anterior, pero no esperaba esto.

—¿Es un sí? —Jane inclinó la cabeza, Harry asintió rápidamente—. Puedes hablar, sabes, no muerdo.

—No te preocupes, no tengo miedo de eso —respondió Harry mientras se alejaban del Puente Verde y los gritos de los niños que jugaban temprano en la mañana—. Supongo... simplemente no soy una persona sociable.

—No lo era antes, pero supongo que me vi obligada a convertirme en uno —lo admitió Jane abiertamente, otra cosa que Harry no podía creer del todo, lo transparente que era, dejando caer estos detalles de su vida a alguien a quien ni siquiera conocía desde hacía veinticuatro horas.

—Sí... lo entiendo —Harry había sido objetivamente el mismo cuando llegó a Hogwarts en primer lugar, de repente se enfrentó a esta fama que vino junto con su nombre y la muerte de sus padres. Él no le mencionaría nada de eso, pero ya parecía estar listo para hacerlo.

Y en el lapso de silencio pacífico que había caído, la suave brisa arrojando susurros de las hojas a su alrededor, de alguna manera más fuerte que el río que ondulaba perezosamente, Harry se subió las gafas y miró a la chica pelirroja a su lado.

—Salsa de tomate. Me gusta la salsa de tomate.

Jane solo sonrió, asintiendo.

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