JANE ━━ harry potter

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✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 81 🌙
━━ En donde jane está invitada a almorzar 𖧧

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JANE ESTABA SENTADA EN EL ALFÉIZAR de la ventana cuando Harry abrió la puerta de su habitación. Todos los paneles estaban completamente abiertos para permitir que entrara la mayor cantidad de aire posible en la habitación, el sol de agosto brillando a través de ellos. La mitad de sus piernas se balanceaban sobre el borde y las faldas de su vestido estaban levantadas hasta la parte superior de sus muslos y brillaban con un brillo de crema solar apenas visible.

Los cojines del asiento junto a la ventana estaban repletos de libros; un cuaderno de bocetos; tazas vacías de té helado o limonada, una pequeña pila de material y botellas de crema solar. Parecía preparada para todo, incluso para el clima cada vez más frío. Harry notó que a medida que se acercaba, el libro agarrado entre sus dedos estaba suelto en su regazo, tambaleándose hacia el borde de la caída. Y su mirada no estaba en eso, los iris grises se enfocaron en la calle de abajo.

No estaba seguro de si se la podía ver: Grimmauld Place era invisible a simple vista, pero ¿ocultaría la magia la mitad de un cuerpo que se asomaba por una ventana? Harry supuso que la respuesta era sí; la casa era invisible, y todo lo relacionado con ella debería serlo.

—Hola —dijo Harry suavemente, para no asustarla. Apenas saltó. Sus hombros solo se sacudieron levemente antes de que Jane se girara para mirarlo, sonriendo y moviendo el cárdigan que estaba guardando en caso de que la suave brisa llevara nubes sobre el sol. Se sentó allí, con la espalda apoyada contra el alféizar de madera, la cabeza apoyada contra el marco mientras lo miraba.

Estaba distraída de nuevo, y cuando Harry ajustó su mirada una vez más, se posó en un grupo de niños que jugaban en el patio. Tenía ese aspecto la mañana que Harry le habló de Cedric. Tal vez eso era lo que había estado mirando entonces. Tal vez era uno y lo mismo.

No era una sorpresa que ella se sintiera así. Echaba de menos el exterior. Jane nunca, nunca había sido emparejada así en su vida. No cuando vivía en Little Whinging, no cuando estaba en la casa. Incluso en los otros hogares en los que había vivido antes de ser colocada con, no, elegida por Flora, Jane había pasado todo el tiempo que podía al aire libre, lloviera o hiciera sol. El sol era preferible, su preferencia estaba clara por cómo había elegido pasar el verano.

No fue una sorpresa en absoluto que Jane nunca fuera a ser feliz pasando un mes encerrada en casa. Esa no era ella, y Harry odiaba ser él quien lo hizo de esa manera. Y así, iba a arreglarlo.

—¿Quieres almorzar conmigo? —preguntó Harry.

—¿Qué?

—Almuerzo, conmigo —podía entender su confusión. Día tras día, la hora del almuerzo se había pasado únicamente en el comedor o en la cocina, llena de sándwiches, sopa o sobras de pasta antes de regresar a cualquier actividad que se suponía que la mantuviera ocupada. Casi siempre se sentaba a su lado, o a veces ella se sentaba con Hermione o los gemelos. Pero cada vez que Flora estaba presente para la comida y no escondida en uno de los estudios con alguno de los miembros de la orden, la había escuchado preguntar si podía irse. A lo que la respuesta siempre era un suave 'no'. La hora del almuerzo se había vuelto decepcionante, excepto cuando estaba conversando con alguien. Y sus conversaciones siempre estaban llenas de sonrisas.

Jane parecía aún más desconcertada. Si en cualquier otro lugar, su mente tal vez podría haber descubierto la respuesta. Pero aquí... eso era diferente. —¿Quieres decir sentarte a tu lado? Porque a Ginny no le importará-

—No no —Harry estaba sonriendo, extendiendo su mano. Había trabajado duro en esto. Él y Sirius habían tardado varios días en recopilar varios artículos para luego transportarlos a la azotea, y Sirius había solicitado la ayuda de Remus, quien aparentemente el único de los tres que podía cocinar... o sacar comida de la cocina sin que nadie, -notando- para juntar esta 'fecha'.

Jane había tomado su mano y ahora él la sacó de su habitación, asegurándose de cerrar las ventanas para que nada saliera flotando. —Así que —dijo Harry—. Estaba hablando con Sirius en la habitación de Buckbeak, es un hipogrifo... no sabía si presentarte sería una buena idea en un espacio tan reducido, pero esta tarde podrías intentarlo.

—Por favor —Jane asintió. A pesar de su investigación frívola e innegablemente profunda sobre muchas criaturas, no sabía si tenía las agallas para conocer a una. Pero ella quería, realmente quería. Para ella, eran la encarnación física de la magia. Había visto hechizos, leído libros, escuchado sobre cualquier cosa y todo lo relacionado con el mundo. Pero ella nunca había visto magia. Criaturas que no deberían existir, criaturas creadas a partir de la mitología. Para Jane, esos eran mágicos, y un día iba a tener que conocer a uno... entonces, ¿por qué no? Pero antes de eso, tenía que averiguar qué había planeado Harry. 

—Bien... le gustarás —Harry asintió—. De todos modos, yo... tuve una idea. Eso, ya sabes, después de todo lo que hice durante todo el verano... fui atacado por un dementor... me ayudó en mi juicio... escuché todo lo que tenía que decir... quería para agradecerte.

Y la sonrisa en el rostro de Jane era tan bonita que Harry supo que la vería en sus sueños esa noche.

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