JANE ━━ harry potter

087

✾ ‧₊˚ ‣ CAPÍTULO 87 🌙
━━ En donde comienza la fiesta 𖧧

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ERA SEGURO DECIR QUE la cena que la señora Weasley había organizado para celebrar el nombramiento de Ron y Hermione como los nuevos prefectos de Gryffindor era necesaria. La tensión no había desaparecido de los sentimientos no deseados de Harry en el transcurso de la tarde, y después de pasar la mayor parte de un mes en el sombrío interior de Grimmauld Place mientras se llevaban a cabo las reuniones para combatir el regreso de un mago mortal, la gente necesitaba soltarse un poquito. Y la fiesta proporcionó precisamente eso.

Después de la llegada de la señora Weasley del callejón Diagon, cargada con muchas copias de los mismos libros y un paquete envuelto en papel marrón que solo podía ser una cosa: la escoba nueva de Ron, el grupo de adolescentes bajó las escaleras y entró en la cocina, que era donde se iba a montar la fiesta. Sin embargo, no parecía la habitación aburrida y apenas iluminada que solía ser; una descripción que no encajaba con la habitación durante la hora de la comida, cuando estaba animada con la charla de los muchos residentes y el resplandor de varias velas.

En cambio, había sido decorado para celebrar a los dos prefectos. La señora Weasley había colgado un estandarte escarlata sobre la mesa del comedor, que decía: '¡Felicitaciones, Ron y Hermione, nuevos prefectos!' en letras grandes y en negrita, y varias otras pancartas y banderines escarlata y dorado alrededor de cada borde de superficie posible, incluidos los candelabros cubiertos de telarañas.

—Pensé que tendríamos una pequeña fiesta, no una cena formal —le dijo la señora Weasley a Jane, Harry, Ron, Hermione, Fred, George y Ginny cuando entraron a la habitación—. Tu padre y Bill están en camino, Ron, les he enviado lechuzas a ambos y están encantados —agregó, radiante. Hermione estaba esperando la carta de respuesta de sus padres, pero ella sabía que el sentimiento sería el mismo.

Fred puso los ojos en blanco, claramente no contento con este resultado. Jane le dio un codazo, sacudiendo la cabeza. El Weasley la miró por un momento antes de deslizarse hacia George y hablarle rápidamente. Estaban planeando algo, pero Jane no sabía exactamente qué. En cambio, su atención se centró en el ojo falso azul eléctrico que pertenecía a Ojoloco Moody, quien quizás era una de las personas mágicas con las que realmente se sentía un poco nerviosa.

Ojoloco se abría paso detrás de ellos, uniéndose a Sirius, Remus, Tonks y Kingsley. —Aquí —Harry le sonrió, tendiéndole una copa de cerveza de mantequilla. Le dio un sorbo con gracia podría ser un poco demasiado dulce en grandes cantidades, pero a partir de ahora, era todo lo que Jane necesitaba y más—. Ya no es Barty Crouch, ¿sabes? —el Potter añadió en un murmullo bajo.

—¿Qué? —Jane parpadeó—. Oh, no, sé que no lo es. Es solo que... nunca conocí a nadie como él —Harry realmente no había notado esto antes. Jane nunca se había mostrado cautelosa o nerviosa con nadie, pero parecía que había una exclusión a esta regla.

Sacudió la cabeza, volviendo lentamente, el cabello largo cayendo frente a sus ojos mientras extendía su mano libre y tomaba la de ella. Ella le sonrió antes de que se encontraran metidos en un rincón, mirando a la señora Weasley mientras se apresuraba hacia Ojoloco.

—Oh, Alastor, me alegro de que estés aquí —anunció alegremente, mientras Ojoloco se quitaba la capa de viaje—. Llevamos años queriendo preguntarte: ¿podrías echar un vistazo al armario del salón y decirnos qué hay dentro? —un movimiento de su varita vio su capa flotando en el aire y subiendo al pasillo para colgarla—. No hemos querido abrirlo en caso de que sea algo realmente desagradable —había hecho que sus escapadas de limpieza se detuvieran instantáneamente, era así de estresante.

—No hay problema, Molly... —el ojo azul eléctrico de Moody giró hacia arriba y miró fijamente a través del techo de la cocina—. Sala de estar... —gruñó, mientras la pupila se contraía. Jane miró fijamente, paralizada por la vista—. ¿Armario en la esquina? Sí, lo veo... sí, es un boggart... ¿Quieres que suba y me deshaga de él, Molly?

—Ese es un boggart, ¿verdad? —Jane consultó con su novio—. ¿El que se convierte en tu mayor miedo? —asintió sabiamente, bebiendo su cerveza de mantequilla y tratando de no pensar en Dementores.

—No, no, lo haré yo misma más tarde —la señora Weasley sonrió—. Tienes tu bebida. Estamos teniendo un poco de celebración, en verdad —hizo un gesto hacia el estandarte escarlata—. ¡Cuarto prefecto en la familia! —agregó Molly cariñosamente, alborotando el cabello de Ron, quien trató de escabullirse demasiado tarde.

—Prefecto, ¿eh? —la voz de Moody sonó más como un gruñido que otra cosa, su ojo normal sobre Ron y su ojo mágico girando para observar un lado de su cabeza. Harry tuvo la muy incómoda sensación de que lo estaba mirando y se giró hacia Jane, arrastrándolos más cerca de Sirius y Remus, quienes estaban en una posición similar a la de Harry y Jane. Por alguna razón, no dudó de que estaban tomados de la mano detrás de varias capas.

—Bueno, felicitaciones —continuó Moody después de un segundo, todavía mirando a Ron con su ojo normal—. Las figuras de autoridad siempre atraen problemas, pero supongo que Dumbledore cree que puedes resistir la mayoría de los maleficios importantes o no te habría designado...

Ese comentario pareció bastante alarmante para Ron, quien pareció bastante sorprendido por esta visión del asunto, pero se ahorró la molestia de responder con la llegada de su padre y su hermano mayor. Bill sonrió en la dirección general de Jane (se habían unido una noche gracias a su extenso conocimiento del Antiguo Egipto) mientras se sentía abrumado por los saludos.

La señora Weasley estaba de tan buen humor que ni siquiera se quejó de que también hubieran traído a Mundungus; Llevaba un abrigo largo que parecía extrañamente lleno de bultos en lugares inverosímiles y declinó la oferta de quitárselo y ponerlo con la capa de viaje de Moody. A Jane tampoco parecía gustarle mucho, pero al menos había alguien que encajaba perfectamente con su nombre de cuento. A diferencia de Fudge, que había sido una gran decepción.

—Bueno, creo que un brindis está en orden —comenzó el señor Weasley, cuando todos tomaron una copa. Levantó su copa—. ¡Por Ron y Hermione, los nuevos prefectos de Gryffindor!

Jane y Harry hicieron lo mismo y repitieron el murmullo de felicitación. Harry podría haberse sentido amargamente decepcionado ese mismo día, pero eso no iba a impedir que finalmente actuara como un buen amigo una vez que tuviera la oportunidad de hacerlo esa noche. Con Jane a su lado, sabía que era posible. Pero no sabía qué haría cuando ella no estuviera.

Puede que solo falte un día, pero Harry no pudo evitar apartarlo de su mente.

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