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Y dos horas de caminos de carretera y otros poco más de terracería, la castaña estacionó aquella camioneta Lincoln Mark de color negro, después de atravesar un camino cercado hasta aquella casa campestre de estilo rústico, apenas con la fachada la ojiverde podía notar lo grande y hermosa que era en todos los aspectos, un matrimonio mayor les ayudo a bajar de la camioneta y a bajar el pequeño equipaje de mano que llevaban cada una.

Camila los presento como Tere y Javier Ramírez encargados del Rancho El Pintado, y se notaba a leguas el cariño por la ojimarron, quien los abrazo y hablo sobre lo mucho que los extrañaba y todo lo que recordaba de ellos de cuando era niña.

-"Nunca he vuelto a probar unas tortillas de harina como las tuyas Tere" Dijo la ojimarron con una sonrisa brillante acariciando el brazo de la dulce mujer, que se sintió tan halagada por lo dicho por Camila.

-"Ay Camila! Les voy a hacer de desayunar junto a un machacado con huevo" Advirtió la mujer haciendo feliz a Camila aún más, y con mucho entusiasmo en su voz.

-"Muero por probarlo" Respondió Camila ya casi saboreandolo.

Después de un par de comentarios más, el matrimonio Ramírez les ayudo a instalarse en las habitaciones que habían preparado para cada una.

-"Bueno niñas, las dejamos que descansen. No duden en pedir lo que necesiten...Bienvenidas y de nuevo un gusto conocerla señorita Lauren" Mencionó el hombre quitando su sombrero caballerosamente, su esposa asíntio con una sonrisa.

Ambas les agardecieron y procedieron a descansar para el siguiente día conocer a fondo el rancho.

***

Y a la mañana siguiente, así sucedió, como lo había prometido Tere Ramírez, les había recibido con un riquísimo desayuno tradicional de la zona norte del país.

Machacado con huevo, frijoles refritos y tortillas de harina, acompañados de una deliciosa salsa molcajeteada, especialidad de Tere. Para Camila fue un manjar de los Dioses, y para Lauren no fue lo contrario, como estudiante foránea pocas veces tenía la oportunidad de desayunar algo recién hecho, y más algo tan casero. Así que sus papilas gustativas y su estómago lo agradecieron. Habían desayunado en la cocina en compañía de Teresa y Javier, así que también fue sumamente agradable conocer esa parte tan sencilla de Camila.

Entre platicas de como se habían conocido Lauren y Camila, así como algunas anécdotas de la pequeña Camila en el rancho El Pintado, contadas por el matrimonio Ramírez, terminaron de desayunar.

Camila la había tomado de la mano, sin importarle ser vista por los demás trabajadores que se encargaban de los pocos animales que había en el rancho. La realidad es que sus padres tenían años de no ir al Pintado, de hecho su madre aborrecía esa desconexión de la ciudad, y con el único que tenía contacto era su padre con Javier. Y sabía lo discretos que eran.

Así que lo menos le importaba era que las vieran como una pareja, por lo contrario le gustaba la sensación de no esconderse.

Y Lauren, bueno la ojiverde se sentía tan feliz caminando de la mano de la castaña, quien le mostró feliz las caballerizas, las cuales contaba con tres caballos pura sangre que su padre había comprado hace un tiempo. Además de otros animales.

Habían montado un poco con ayuda de los muchachos que se hacían cargo de los caballos.

Pero lo cierto es que lo que más disfruto Lauren, además de el aire puro, el cielo limpio, fue el paisaje precioso tan verdoso y natural.

Habían regresado a la casa antes de que cayera la noche, debido a que Javier y Tere habían tenido que salir por una urgencia al pueblo más cercano, y ahora ambas buscaban que preparar para cenar. La realidad es que como no eran muy buenas ambas optaron por hacer sandwiches, y entre risas y bromas terminaron de comer antes de irse a descansar.

Imperio Y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora