Lauren estaba agotada, acababa de aterrizar hace uns media hora en el hangar presidencial, Leonel y ella habían tenido una gira por el sur del país, sin duda había tocado su corazón ver las carencias de la gente de esa zona rural, ambos se habían comprometido a ayudarlos a tener una mejor calidad de vida, mediante apoyos sociales e infraestructura educativa, y ella no dejaría que fueran palabras vacías como tantas que seguramente le habían prometido.
Una semana había estado fuera de Los Encinos, mismos días en los que no había visto a Camila, no había podido aclarar nada con ella, y eso la tenía muy intranquila, las palabras de Normani acerca de que la ojimarron podía estar haciéndose la idea de que ellas eran amantes, no la dejaba descansar. Quería que la castaña supiera que solo eran amigas, ni siquiera entendía porque quería aclarar todo con Camila.
Aún así ese desesperó fue lo que hizo que cruzará el pasillo que separaba su habitación de la de su ex amante, sentía su estómago revuelto pero se necesitaba mucho valor para pararse frente a su puerta y llamarla. Cuando por fin pudo ver la puerta de la habitación de Camila, respiró hondo tratando de calmarse, aunque era imposible, estar frente a ella le movía todo, no quería ponerse a analizar más allá un porque, porque definitivamente su estabilidad emocional saldría perjudicada.
Aún más.
La voz detrás de la puerta de inmediato le confirmo que Camila no estaba sola, y menos por los pequeños gemidos que escucho los cuales le revolvieron aún más el estómago.
-"Quiero que comenzemos a vivir juntas, quiero tenerte así para siempre" Escucho la voz de la tal Fernanda Alvarez.
-"Yo también Nena, pero se lo prometí a Leo..." Hablo Camila, aunque su voz se vio sofocada por más sonidos de besos, la sangre de la ojiverde hervía en cuanto las palabras cesaron y en cambio las reapiraciones agitadas se comenzaron a oír. Huyó con un sabor amargo en la boca, apretó sus puños y salio rumbo a su habitación, parecía una leona enjaulada, caminando de un lado a otro, pensar que Camila estaba haciendo el amor con otra mujer bajo el mismo techo que ella, le hacía quererse arrancar el cabello.
Era cierto que no eran nada, que tenían exactamente diez años de no verse, mismos en los que no habían tenido el mínimo contacto, pero aún así, Camila se seguía sintiendo como suya, y ese sentimiento de perdida era horrible, probablemente casi tan horrible como cuando terminaron.
No supo cuando tiempo paso torturandosé, imaginando lo que aquellas dos hacían en una cama a pocos metros de dónde ella se encontraba, pero camino buscando a Leonel, no iba a permitir que Fernanda Alvarez pisará nuevamente Los Encinos. Si Camila quería tirarsela, que lo hiciera, pero no en su casa.
No tuvo que buscar mucho ya que el Presidente se encontraba subiendo las escaleras, también buscando descansar, el ceño fruncido de su esposa así como el tono rojizo de su rostro le dió la señal de que otra discusión se avecinaba.
No siquiera tuvo que preguntar nada ya que Lauren de inmediato hablo. -"No me parece que cualquier persona este entrando a Los Encinos" Murmuró la mujer con tono molesto.
-"No cualquiera entra a Los Encinos, lo sabes. Todos los que pisan la casa están aprobados por varios filtros y protocolos de seguridad" Explico el rubio tomándose el tabique de la nariz y sobandolo un poco.
-"¿Enserio Leonel? Una puta periodista metiendo sus narices en la casa del Presidente" Dijo con ironía, Leonel ahora frunció el ceño sabiendo perfecto a quien se refería.
-"Fer no está aquí como periodista, es la prometida de Camila y es de toda nuestra confianza" Mencionó el hombre no viendo mayor problema lo que causaba más enojo en la Primera Dama.
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Imperio Y Poder
Fanfiction"Tienes dos opciones, y ninguna incluye a mi hija" "Serás la Primera Dama y la persona que realmente tiene las riendas del país junto conmigo" Dos frases con gran intervalo de tiempo de una y otra, pero que sin duda cambiaron su vida y destino.