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Por el balcón se colaba el aire frío de la noche y ella parecía perderse más en la obscuridad de sus pensamientos con cada minuto que pasaba viendo las fotografías que Leonel le envío de la ojiverde con Ryan, Lauren no le había respondido ninguna de las llamadas ni mensajes que le envío, tuvo que recurrir a una de las asistentes de Presidencia para intentar comunicarse con ella al menos por un recado. No sabía si vendría a su departamento, pero tenía que aguantarse las ganas de ir a buscarla personalmente, evitar un enfrentamiento de quién sabe que tipo en Los Encinos ahora era vital.

Bebió de su tercer trago de whisky, no acostumbraba beber, más que en ocasiones especiales, y hoy parecía una. Se sentía mareada, quizá por la falta de hábito al alcohol, o tal vez por todo lo que sucedía respecto a Lauren.

Estaba decepcionada, estaba enojada y sobre todo, celosa. De hecho podía asegurar que se estaba muriendo por dentro al imaginar a Lauren amando a otro y aparte agregar todo lo que conllevaba que fuera amante del tipo.

Bebió de un solo sorbo lo que restaba de bebida para después caminar al balcón y tratar de tranquilizarse, una parte de ella quería tomar la botella completa y beberla hasta emborracharse completamente, pero eso solo la llevaría a cometer una locura. O peor aun, una imprudencia.

Por su parte Lauren entro al lujoso edificio a prisa, tenía la clave privada del departamento de la castaña, así que no fue necesario anunciarse, es cierto que no lo había visitado desde que Camila se mudo a este, pero la ojimarron le había dado la clave por cualquier cosa. Aviso a Camila que estaba subiendo por un mensaje de texto que la ojimarron no se molestó en responder. Su corazón iba a prisa, se sentía desnuda de alma, como si Camila pudiera saber la verdad con solo verla a los ojos. Se sentía asqueada, más bien una traidora, y tal vez lo era.

Entro al ostentoso lugar con sus manos bañadas en sudor, trago grueso cuando la voz lejana de Camila le anuncio que estaba en la sala. Cruzo un pequeño pasillo guiada por el sonido tenue de una pieza de jazz sonando de fondo por un parlante. La sala era en tonos totalmente claros y algunos adornos grises y al fondo un hermoso ventanal acuñado por un balcón con vista a parte de la ciudad.

La ojimarron estaba sentada mirando algo en su teléfono, apenas y noto su presencia. -"Vine lo más pronto que pude. ¿Sucede algo?" Anuncio su presencia con dudoso tono, viendo la botella de whisky semi vacía al fondo de la barra del bar que acompañaba la habitación, así como el vaso ausente de líquido en la mesita de centro frente a Camila. La ojimarron la miro, intensamente. Sus ojos se notaban vacíos, tristes. Lo que preocupo aún más a Lauren.

-"¿Tu me amas Lau?" Preguntó en un tono tan vulnerable que la Primera Dama sintió romperse.

-"Claro que sí, más que a nada" Respondió con absoluta verdad, sentía algo de desesperación por decir algo más, pero todo se le quedó atorado en la garganta.

La castaña hizo un sonido con su boca que Lauren no supo distinguir si era de incredulidad o desaprobación, aún así no era positivo.

Camila camino hacia ella mirándola con sus ojos marrones, queriendo saber o más bien captar la mentira en esa mirada esmeralda que tanto la volvía loca, y para su sorpresa no la halló. Solo pudo ver amor y exasperación en ellos.

-"¿Que está mal? ¿Que no me estás diciendo?" Cuestiono ahora Lauren con angustia, en medio de un tono desolado. Se atrevió a acercarse a Camila y acariciar su mejilla.

Camila mordió su labio intentando retener el llanto. No iba a llorar, no le daría ese lujo.

-"Nada, solo estoy un poco melancólica, sabes que se acerca el cumpleaños de mi padre" Murmuró, y en parte no era mentira ya que desde que Servando no estaba era una fecha que le dolía que llegara. Aunque ahora lo que la tenía mal en gran medida era la mujer que estaba frente a ella.

Imperio Y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora