PRÓLOGO

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Cd. de México.

Actualidad.

Miro su reflejo en el espejo, enfundada en aquel hermoso traje sastre color verde olivo hecho a la medida que combinaba perfectamente con la corbata de su marido, probó un par de accesorios con el fin de saber cuál iba mejor con su outfit de ese día, sabía que mañana estaría en las portadas de los diarios de todo el país y quizá de algunos del mundo, así que debía optar por la mejor opción, y aunque tenía a su total disposición todo un equipo de imagen, quería al menos elegir algo ella ese día.

Tomo una gargantilla de oro blanco con un diamante esmeralda valuado en millones de pesos, que había sido un regalo de alguien especial, no era experta en relaciones públicas pero sabía que sería una elección desatinada para ese día, así que optaría por algo más discreto. Comenzó a ver entre su pequeña colección de joyas y tenía varias cosas discretas pero costosas, hasta que tomo aquella medalla de plata que guardaba con recelo, quizá era la que menor valor tenía en cuanto a costo, pero en su corazón valía millones.

El pequeño dije de un pingüino seguía intacto como la primera vez que lo recibió, acaricio la inicial que tenía grabada en su parte trasera, sabiendo que había otro exactamente igual en el mundo pero con su propia inicial de su nombre como diferencia. Lo recuerdos de su vida universitaria en Monterrey vinieron como cascada, pero se nego a retenerlos, al menos no ese día si quería mantener su maquillaje perfecto.

Sin importar lo infantil que era o lo poco que iba con su atuendo sofisticado de ese día, lo coloco con cuidado en su cuello, dandole un pequeño beso.

"Los pingüinos son monogamos, cuando eligen una pareja, lo hacen para toda la vida, así como tú y yo nos amaremos para siempre"

Recordó las palabras que le dedicaron cuando le regalaron la medalla, había estado tan feliz y enamorada en ese momento, como pocos en su vida.

Lamentablemente no duro para siempre.

Su auto sabotaje fue interrumpido cuando alguien entro a la habitación donde se encontraba, sabía quién era, y a pesar de que faltaban algunos minutos para salir ya estaba lista.

-"Estoy muriendo de nervios" Murmuró él hombre a quien llamaba marido, frotando sus manos.

-"Estarás bien, solo no olvides el discurso de protesta" Dijo la mujer en cambio, restándole importancia y colocando un poco de perfume en su cuello y muñecas. Sin notar como la veía embelesado desde atrás su esposo.

-"Estás hermosa" Pronunció el halago que no provocó nada en la mujer, que decidió ignorarlo. Prefirió deshacerse de el antes de que volviera a cometer alguna imprudencia. Cada vez se hacían más frecuentes ese tipo de comentarios por parte de el, y no toleraria que el hombre cruzará la línea.

-"¿Porque no esperas en tu habitación? aún tenemos tiempo y necesito hacer una llamada" Ordenó la mujer, el rubio hombre asíntio apenado, quien diría que seria nombrado oficialmente Presidente de México en unas horas, y ahora agachaba la cabeza ante 'su mujer'.

En cuanto el rubio salió de allí tomo su móvil y marco el conocido contacto, no tardó mucho para que una voz masculina se escuchará del otro lado.

-"La mujer más hermosa y poderosa de México llamando a este pobre Diablo" Fue el saludo que recibió haciendo sonreír a la mujer. Siempre le sacaba una sonrisa en sus momentos más desolados.

-"Diablo si, pobre no creo" Dijo siguiendo la broma escuchando la carcajada del otro lado. -"Espero que nos podamos ver pronto, hay algunos puntos que quiero hablar sobre Leonel" Mencionó a cambio la mujer recordando las nuevas actitudes de su marido.

-"No te preocupes reina, si hay que poner en cintura al junior, yo me encargo" Declaró el hombre con convicción, no había nada que no haría por la ojiverde mujer. -"Pronto iré a México, ahora que estarás en el ojo público no puedes salir del país cuando se nos de la gana, y muero por verte reina" Pronunció el hombre con su voz más ronca.

-"Pero no puedes venir a México, es peligroso" Dijo preocupada la mujer, caminando hacia el balcón de la habitación. Del otro lado el hombre estaba complacido ante el interés de la mujer por su seguridad.

-"No te preocupes, tengo todo bajo control, recuerda que quien está supuestamente a cargo del negocio es mi padrino, no tienen idea del hijo que mi padre me reconoció casi al final de su vida" Explico divertido haciendo referencia a el mismo, pero la mujer no se quedo tranquila. -"Igual ya sabemos quién mandara de ahora en adelante, ¿No?"

-"De todos modos..."

-"Señora Duarte, estamos listos para salir" Dijo una asistente interrumpiendo su conversación, ni si quiera la había escuchado entrar, le dijo que salía en un momento y se despidió del hombre tras la línea.

-"Tengo que irme, prométeme que serás cuidadoso" Pidió casi con súplica, escuchando un suspiro del otro lado.

-"Lo prometo reina, suerte Primera Dama" Murmuró terminando la llamada.

Dejando a la mujer con una sonrisa de oreja a oreja ante el último mote, y no por ser la esposa del presidente, si no por el poder que eso conllevaba, en el pasado la despreciaron por su origen y ahora estaba prácticamente reinando el país.

***

🇲🇽🍾🎉 Arrancamos la próxima semana, pero desde el pasado de la Primera Dama 😉

Imperio Y PoderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora