CAP 34

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Kasia.

Son muchas las veces que he escuchado esa frase de: "nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes", me atrevería a decir que es una de las frases más clichés del mundo, pero es ahora que entiendo que esas frases nunca suenan tan reales hasta que las sientes desde el fondo del alma, hasta que las vives.

Parecía tan irreal, tan ficticio, tan pasajero, algo que eventualmente se iría pues no me pertenecía, que no fui capaz de darle la importancia que llevaba hasta ahora, ahora que ya no lo tengo, ahora que es más pasajero que nunca, ahora que lo he perdido para siempre.

Siempre he dicho que odio las despedidas, pero joder, cuanto me hubiera gustado tener una, cuanto hubiera dado por unos segundos más a su lado, para decirle que lo amo más que a nada en este mundo, para decirle que por él fue que volví a sentirme viva, para volver a ver ese brillo en sus ojos que poco a poco me fue enamorando.

Cuando una persona se acostumbra a no tener nada en el mundo, a no sentir el amor, a no sentirse feliz y de repente tiene todo eso y lo pierde sin haber podido siquiera reaccionar, es como si te estuvieran arrancando el corazón del pecho y haberlo hecho pedazos, es un dolor tan inmenso que te acerca a la demencia de maneras bastante jodidas.

Nunca sabes de lo que te pierdes hasta que lo tienes, joder cuánta razón hay en eso, yo pensaba que vivía pero solo sobrevivía, solo existía, y conocí a ese testarudo irlandés y de repente comencé a vivir, ahora está ahí, siendo devorado por las llamas y yo aquí viendo como el amor de mi vida se hace cenizas.

Es este el momento en el que me arrepiento de hasta llamarme Kasia, joder si tan solo hubiera hecho algo en vez de cuidar mi identidad, si hubiera dejado de proteger los intereses de Élite y le hubiera pateado el trasero a todos esos tontos, si le hubiera pedido a Gian que me custodiara desde aquí en vez de haberle ordenado que se quedara en el cuartel, si hubiera rechazado la oferta de mi padre y nunca hubiera conocido a Iker y ni hubiera entrado en este maldito cuento de hadas perfecto que resultó tener un final aterrador.

¿Y sabes qué aprendí con todo esto?

Que él hubiera es un maldito hijo de puta, y que el arrepentimiento duele tanto como el amor cuando lo pierdes.

No fallé a mi misión, tampoco a mi padre pero si a mí misma, a Iker y a nuestro amor, ¿lo seguiré haciendo? Por supuesto que no.

Me da igual la misión ahora mismo, solo tengo un objetivo claro, solo tengo un motivo por el cual no correr hacia esa hacienda y arder junto con él, y ese motivo es Isabela.

La tengo que sacar de aquí, la tengo que poner a salvo incluso si eso me cuesta la misión o mi propia vida.

Debo salvarla por él, por mi irlandés, por Iker. Porque ya le fallé una vez, no habrá dos veces, eso lo aseguro.

___A…Alana___volteé a ver a la pequeña que se deshacía en llantos, no imagino cómo debe estar siendo todo esto para ella, en realidad sí sé cómo se debe estar sintiendo, a su edad viví por cosas muy parecidas, no es fácil para una niña ver esto.

___Ven aquí pequeña___la abracé dejando pequeños besos en su cabeza___ vamos a estar bien, te lo prometo, te sacaré de aquí, confía en mí___le susurré.

___Iker está…___dijo entre sollozos.

___Lo sé pequeña, lo sé___con eso comenzó a llorar mientras yo solo la abrazaba con más fuerza derramando lágrimas sin poder ocultarlas.

(.….)

Levábamos solo unos minutos de viaje, pero ya habíamos salido de la hacienda y habíamos tomado la carretera central, solo Gallardo y el gorila estaban en el auto aparte de nosotras, ninguno de sus hombres los habían seguido.

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora