CAP 4

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Kasia.

Otro día había llegado y como siempre tuve que enfrentarme al aterrador armario de la chica Disney y hacer algo que nunca imaginé, ponerme una falda rosa.

Otro día había llegado y como siempre tuve que enfrentarme al aterrador armario de la chica Disney y hacer algo que nunca imaginé, ponerme una falda rosa

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Juraba que jamás me vería en estas y aquí estoy, tragándome mis palabras, pero como mi padre siempre dice:

"Una misión es una misión"

Si ya tomé té de menta y resistí a cuatro mujeres extremadamente aburridas resistiré también esta ridícula falda rosa.

Resulta que dentro de la "ocupada" agenda de Alana está visitar una casa de ancianos millonarios, que no tienen familia y viven allí, para  asistir a un club de lectura, definitivamente este sería mi fin.

Tenía que primero pasar a buscar a Ana que por primera vez había querido tener un gesto con su hijita e ir con ella a ese maldito club, me lo había dicho en la cena, demasiado afortunada yo ¿no creen?

Me estacioné frente a su casa y toqué dos veces la puerta, Patrick, el mayordomo con cara de payaso asesino, me recibió con una leve reverencia para luego hacerse a un lado y dejarme pasar.

Al entrar escuché unas voces en la sala de estar por lo que con todo el estilo me desplacé hacia allá, Ana estaba sentada en un sofá mientras que Bernardo miraba por la ventana.

___Madre___odiaba llamarla así.

___Alana___se puso de pie al verme___ dios cariño había olvidado completamente que hoy iríamos al club___besó mi mejilla.

___¿Pasó algo?___pregunté con voz suave___Oh hola Bernardo, perdón no te había visto___mentí, este me sonrió y se acercó al sofá cogiando___¿qué pasó con tu pierna?___fingí estar alarmada.

___Caí por las escaleras___ja si claro, quería reírme en su cara.

___Oh dios eso es horrible, ¿ya fuiste al doctor?___mi actuación era tan buena que hasta yo me la estaba terminando por creer ya.

___Si hija tranquila, todo está controlado___dijo Ana acariciando mi cabello___ pero como comprenderás debo quedarme y cuidar de mi marido, no podré acompañarte al club___se disculpó.

___Claro entiendo, tu deber es con tu marido___dije tratando de no sonar molesta por mis propias palabras que sentía falsas.

___Gracias por entender, en otra ocasión será___asentí.

___Que te mejores Bernardo___o no, este asintió con un leve gracias y luego me fui.

Ese tonto es tan débil, apenas la bala le rozó y está como si le hubiera cortado una pierna. Me cuesta tanto creer que Bernardo haya tenido el valor de traicionar a la mafia alemana ya que es un hombre que carece de valentía y carácter.

Eso reafirma más mis sospechas de que alguien lo estaba respaldando y dándole la suficiente seguridad para que el imbécil nos traicionara, pero ya les llegará la hora a todos ellos.

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