Final

608 59 16
                                    

Kasia.

Un fuerte dolor de cabeza me hizo despertar, arrugué la frente soltándo un fuerte gemido de dolor que solo aumentó la insoportable punsada de dolor en mi cráneo, intenté llevarme la mano hacia allí pero unas gruesas y sucias cadenas me lo impidieron.

Fueron segundos los que pasaron cuando de repente todo me vino a la cabeza, casa, risas, el teléfono, la bomba, el humo, Iker y luego nada.

Abrí los ojos y me levanté del suelo sobresaltada, miré todo a mi alrededor borroso, cerré los ojos tratando de normalizar mi respiración y volví a abrirlos, estaba en una jaula, con una cadena en la muñeca y otra en el cuello, fruncí el ceño.

___Oh estoy alusinando todavía o tú eres…

___Me alegra verte de nuevo___dijo con una sonrisa que se torno una mueca al final ___lástima que sea en estas circunstancias___tocó la cadena en su cuello como si eso la hicera romperse___me cansé de repetirle que no vendrías por mí, que apenas me soportabas pero me equivoqué, vinite___ rodé los ojos arrastrándome hacia los bordes de la jaula.

___Que poca fe tienes en mi, ahora que lo sé mi arrepentimiento por haber venido a salvarte el trasero a aumentado un 3%.

___¿Por cuánto va?___me siguió el juego.

___Un 15% y crece cada vez más___ ambas reímos___¿estás bien?___esta vez soné preocupada.

___Me duele más el corazón que alguna parte del cuerpo, no pensé que fuera capaz de esto___dijo levantando la cadena de su muñeca.

___Es bastante poco comparado con lo que ha estado haciendo toda su vida ___con mi anillo comencé a golpear los barrotes con fuerza___¡oye intento de mujer, nos estamos aburriendo, esta situación está dejando de ser intimidante para ser muy cansina!___grité hacia la nada.

Silencio siguió después de eso, luego se escucharon unos pasos, más de una persona, bajaban escaleras; no había ventanas por ningún lado, todo estaba iluminado por lámparas, no se escuchaban carros así que estábamos bajo tierra, un sótano tal vez, al fondo habían algunas cajas, de una de ellas sobresalía el timón de una pequeña bicicleta rosa.

___¿Montábas una bicicleta rosa brillante cuando niña?___le pregunté a Alana.

___Sí, ¿por qué preguntas?___señalé con mi barbilla detrás de ella hacia las cajas.

___Creo que estamos en el sótano de tu casa, se ocultan tras lo obvio, será difícil que Iker deduzca dónde nos tienen___susurré lo último para mí misma, no sentía nada en mi oreja por lo que supuse que me habían quitado el auricular y el micrófono.

Recuerdo vagamente lo que pasó en esa casa, pero lo que más me confunde es el hecho de saber cómo demonios me sacaron de allí sin ser vista por los chicos.

___Por fin estás despierta___dijo una voz bastante conocida.

Miré hacia las escaleras encontrándome con Ana y su perro guardián, Patrick, detrás de ella.

Iba vestida con un vestido blanco, unos tacones de aguja rojos y una venda alrededor de su brazo, donde le habían disparado la flecha, encantadora como siempre.

___Debí haberme encargado de ti ese día, así nos ahorrábamos todo esto___ dije mirándola con el ceño fruncido.

___Pero no pudiste, eres tan inútil que ni para eso sirves___su comentario lejos de dolerme solo me causó asco.

Eres túDonde viven las historias. Descúbrelo ahora