Kasia.
Hoy llegaría mi padre de Alemania, nerviosa era muy poco para lo que estaba en estos momentos. Sabía que en cuanto se enterara de mi error se armaría la grande pero mentirle no era una opción, sería mucho peor.
Elegí algo del armario y bajé lista para irme hacia la boca del lobo.
Al llegar al mismo edificio, que conocía muy bien, respiré varias veces antes de entrar, sabía lo que se me venía encima.
Podrán pensar que estoy exagerando pero para nada, no por nada le dicen a mi padre diablo.
No lo pensé más y entré al edificio, esperé paciente a que el ascensor bajara, al abrirse las puertas me encontré con un Fred comiéndose las uñas mirando impaciente hacia mi dirección.
Por un momento me olvidé de todo y solté una carcajada, se veía gracioso. Este al verme riendo alzó una ceja indigndado, me acerqué a él.
___Que bueno que tengas ganas de reírte espero que sigas así luego que cruces la oficina del jefe___dijo nervioso sin dejar de comerse las uñas.
___¿Por qué lo dices?___dijo tratando de no reír. Fred se movió incómodo.
___Gian escuchó una conversación de Ilena y mía, y le contó a tu padre___lo miré sin entender, Fred bufó golpeando el suelo con su zapato___ estábamos hablando del operativo de ayer___mi sonrisa se borró al instante ___una cosa llevó a la otra y…___ alcé mi mano para callarlo.
___No lo digas___cerré los ojos por un momento.
___Vale…..ya sabe que Iker conoce tu verdadera identidad___soltó para luego tapar su boca con las dos manos. Joder.
___¡Dios, no puede ser!___grité enojada captando la atención de varios.
___Cálmate, no me pongas más nervioso de lo que ya estoy___me susurró.
___¿Cómo quieres que me calme? ¿Ese imbécil no puede callarse la puta boca, porque siempre tiene que meter sus narices en donde no lo llaman?___froté el puente de mi nariz con frustración.
Gian era uno de mis errores del pasado, tal vez el más grande y molesto de todos.
Cuando tenía dieciséis tuve un pequeño romance con el idiota y sí, tuve con él mi primera vez, cosa que me arrepiento pues a pesar de haber sido muy bueno en la cama se obsesionó conmigo desde ese momento.
Yo solo quería sexo, Gian no era la clase de hombre que quisiera para algo más, pero eso él nunca lo entendió y desde entonces ha sido un constante grano en el trasero, el muy cabrón no me deja en paz y siempre anda con la nariz metida en mis asuntos, un día de estos perderé la paciencia y le patearé las bolas, aún no sé porque no lo he hecho ya.
___¿Cómo está?___le pregunté a Fred refiriéndome a mi padre.
___¿Cómo crees que está? Como un caballo desbocado___eso me puso más nerviosa aun, pero algo que me enseñó él fue que a los problemas hay que darles la cara no la espalda.
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Eres tú
AcciónMi nombre es Kasia Müller, tengo veinticuatro años y soy alemana. Pertenezco a una asociación llamada Elite de la cual muy pocos conocen y que se ha convertido en mi trabajo desde que tengo dieciocho, aunque fui educada por el líder lo cual convirt...