Archer | Daryl Dixon | ❤️ The Walking Dead *TERMINADA*

3.27 The last song of the dead

3.27 The last song of dead

Canción: Surrender – Natalie Taylor

La tarde es cálida cuando roza sus mejillas. La brisa es fresca y evita que se sienta bochorno en el ambiente y los árboles arrullan con sus hojas que cantan una melodía incapaz de entender para Nelea o Daryl. Pese a la belleza de la tarde ellos sienten frío, no están seguros de cuánto tiempo pasó ni por qué el Gobernador no regresó.

Daryl yace acostado sobre el regazo de Nelea, ella tiembla y sus dientes castañean como si fuera invierno. ¿Su novio? Ha empapado el haori rosado con lágrimas que se están congelando en la fina tela es incapaz de levantarse. Dándole la espalda a su hermano, lo que queda de su hermano.

La doll está de frente al cuerpo mirándolo, la sábana azul se ha teñido de rojo y el rojo eventualmente se volvió borgoña y endureció la sábana. Piensa en cada cosa que le dijo mientras ella pensaba que era una charla normal; ahora frente a su cadáver se siente estúpida al no notar que se estaba despidiendo, que le recibió el chocolate amargo pese a que lo odiaba como último gesto de amabilidad un guiño a lo que pasaba por su mente y no mera cortesía.

Siempre que alguien muere deja un vacío en el corazón de quienes lo aman y tal vacío es tan feroz, que quema con una calma que no es perceptible más que por quiénes lloran, el sol no calienta, la comida no sabe y te sientes completamente desorientado. Así se sintió Nelea cuando sus abuelos murieron, cuando Dale al fin dejó de gritar por el dolor, cuando todos los cuerpos en el granero se despidieron de este mundo para siempre, cuando le arrebataron a Cassie. Ahora se siente tan fresca la pérdida que es diferente, acababa de volver Merle al grupo de que regresó a la vida de ambos ¿Cuánto pasaron juntos? ¿Dos o tres semanas? ¿Un mes a lo mucho? Es nada.

Daryl se abraza al regazo de su novia sabiendo que debería ser más fuerte, levantarse y seguir pero piensa exactamente lo mismo que ella, que debió vivir más tiempo. Que apenas empezaba a hallar paz consigo mismo y odiaba a su hermano por querer empezar a ser héroe ese día. Las piernas le pesan como yunques del más pesado de los aceros se lamenta que su novia sea quien lo vea en esa situación.

—No lo vamos a dejar aquí. Él no debe quedarse aquí.

Nelea logra hablar y aunque su voz es muy baja, Daryl la escucha. Dejarlo ahí y con la sábana puesta nada más no sería correcto. Ambos saben que la prisión es su lugar menos favorito pero ¿Dónde más? ¿Qué lugar podría ser el correcto para que su hermano al fin descanse? La prisión era lo único que podrían ofrecerle a Merle dadas las circunstancias. Daryl no habla, sólo escucha cómo con cada palabra u oración que logra formar la chica su cuerpo se sacude como si estuviera hecho de gelatina.

—No vamos a abandonarlo aquí, Daryl.

No suena ni de cerca a una petición parece más una... Orden. La voz de la muchacha está llena de rabia al mismo tiempo que de tristeza sabe que decir que es injusto no bastará jamás será suficiente y no hay manera de que aquello se sienta menos desolador. Se enciende una furia contra Merle en su corazón que arrasa como lava de volcán y se siente estúpida, intentando encontrar culpables así es como se hace ¿no? Buscas a quién señalar para aliviar la culpa propia sabiendo que se pudo haber hecho más y que el resultado pudo haber sido diferente. Ella pudo acompañarlo, Daryl también, no debieron dejarlo solo. Debieron notar que se despedía y por eso estaba tan extraño.

Nelea espera a que Daryl deje de llorar, él lo logra con mucho esfuerzo al menos es suficiente cuando logra evitar sentir que le falta aire. Jamás le diría a su novio que no llore, al contrario, se siente con mucha más confianza si él le permite verlo en ese estado tan delicado. A Daryl nunca le han permitido ser "débil" o sentir "demás" siempre se le obligó a mirar al frente y ser fuerte porque es lo que se supone que debería hacer el resultado de ignorar sus sentimientos no fue nada bueno y abrirse con la doll realmente le cuesta aunque no sea cuestión de confianza en ella, sino en él. Es dejar atrás ese grillete con el que creció.