0.14 The scars

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0.14 The scars

Nelea lleva dos días en movimiento, está cerca de las últimas calles de la ciudad, observa varios centros comerciales donde puede colarse. Puede tomar suministros y buscar algún carro que esté fuera de la ciudad.

Se talla los ojos, está agotada. No ha dejado de llorar por Takeda, Cassie y un poco por Desmond. Le darán en breves todos los detalles de su escape. La chica toma la radio y trata de captar algo, si notaron que el cinturón de Johnson no está, sabrán que ella lo tiene y cortarán la comunicación.

Ser una Bailarina tuvo muy pocas ventajas, pero fueron realmente útiles. La chica suspira, se ha quedado sin agua. Está segura de que la están persiguiendo, el numerito de despedida es demasiado para olvidarlo; ha visto algunas patrullas pasar donde se ha quedado a dormir; se pregunta si Dawn está dispuesta a usar recursos valiosos con tal de vengarse y recuperar algo de su honor.

La chica se cuela en lo que parecen oficinas, desenvaina: hay sangre. Gotas que han comenzado a verse oscuras como el vino, no llevan el tiempo suficiente como para secarse. Avanza con cautela y deja su mochila escondida detrás de una maceta si hay alguien debe estar lo más ligera posible. La chica toma aire y repasa todo su entrenamiento mentalmente, cada paso e instrucción.

Hay alguien maldiciendo. Con todas las groserías que existen en el idioma.

—Vaya boca.

Nelea se acerca a donde proviene el ruido, ve varios caminantes en el suelo, inertes. La chica se enfoca en el entorno y posibles salidas, si deja la mochila atrás será un suicidio. Sólo lleva su bolsa encima, la placa de la marca brilla cuando le da el sol, tal vez quieran el bolso y olviden la mochila, corra por donde vino y bloquee alguna puerta para escapar.

La chica patea con fuerza la puerta y observa la escena: Un hombre prendió varias velas de cocina, está recargado a un lado de la estufa, su chaleco de cuero es lo que llama su atención: está cosido por los costados y el parche que cubre la espalda está roto.

Él ni siquiera nota que está ahí, apuntándole con la katana. Se asoma un poco y ve para qué ocupa las velas: No tiene una mano. Quiere detener el sangrado del muñón, cauterizarlo.

—¿Qué mierda?

El hombre voltea tiene los ojos lechosos y está empapado en sudor ¿fue él quien terminó con los caminantes? Apenas y se sostiene. El hombre le sonríe macabra.

—Ayúdame.­—Nelea retrocede hasta pegar con la puerta que hace unos segundos había pateado, traga saliva, no tiene tiempo para eso, la están persiguiendo.—Ayúdame.

Es como si fuera una orden no una petición.

—Y-o no pue-do, me-me persiguen—la chica se odia por tartamudear, por la pésima pronunciación y porque sus manos tiemblan, la katana se mueve—N-o puedo.

—¡Yo te ayudo después!—El hombre grita, ya ni siquiera, la cara le gotea del sudor—Mataré a quien sea, lo que sea. Ayúdame.

Nelea suelta el arma y se acerca a la estufa, como si estuviera hipnotizada. Es la primer persona que ve después de su escape, el primero que ve después de la CDC que no es de su grupo; el hombre le señala un cinturón que debió quitarle a un caminante. Quiere que se lo ponga para que el fuego le abrace solo la parte del muñón, la chica siente la bilis subir por su boca y vomita en un sartén de aluminio.

—Mierda me desangro, hazlo ya.

La chica le da un golpe en la nariz y el desconocido se desorienta; está por quejarse cuando acerca el muñón al fuego, todo se ve borroso. El hombre grita tan fuerte que les queda una sensación extraña en los oídos. Grita hasta que Nelea escucha un silbido agudo y constante, el hombre se desmaya y se cae sobre ella, la chica se zafa de su agarre y lo tira al suelo, huele espantoso a carne carbonizada, su vómito y las velas desprenden un olor fétido. La sangre se ha detenido y ahora sólo hay un charco en la encimera, la muchacha saca de su bolso una venda, destapa una mini botella de alcohol y se lo deja caer encima al hombre quien grita una vez más antes de perder el sentido.

Archer | Daryl Dixon | ❤️ The Walking Dead *TERMINADA*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora