Capítulo 36 * Lágrimas

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Jungkook respiraba agitado,  Jimin veía sus puños cerrados y sus nudillos blancos,  se acercó para abrazarlo,  pero Jungkook lo alejó inmediatamente.

- ¡ No me toques!- mascullo Jungkook su voz apagada y dura.

- Jungkook...ni siquiera le diste la oportunidad de hablar...

Jungkook no lo dejó terminar y se volvió furioso.

- ¡ De todas las personas...nunca pensé que tú serías quien me traicionaría!, ¡ te conté todo y lo dejaste entrar!- gritó Jungkook.

- Se veía arrepentido,  me dijo que...

- No, Jimin,  no tenías ningún derecho- le dijo Jungkook conteniéndose.

- Soy tú novio ¿ eso no cuenta para tí?,  pensé que sería bueno si hablaban- dijo Jimin bajito su pecho le dolía.

- Pensaste mal, ser mi novio no te da derecho a nada,  ¿ qué?, ¿ creíste que por haberme acostado contigo ahora tú podías tomar mis decisiones?- dijo Jungkook arrastrando con furia las palabras sin pensar en que lastimaba con ellas a Jimin- arruinaste la que debió haber sido una noche maravillosa.

Jimin tenía sus ojitos llenos de lágrimas,  Jungkook estaba siendo cruel y desconsiderado,  su intención nunca fue hacerle daño,  por el contrario,  sólo pensó en que fuera feliz sin ese dolor que llevaba con él y que no había podido sanar.

- Creo que te dejaré solo,  nunca quise dañarte, pero veo que nunca seré tu compañero,  sólo soy alguien que te distrae de tú soledad, te deseo suerte y felicidad- terminó de decirle Jimin y tomó su mochila.

Jungkook ni siquiera intentó detenerlo cegado por su dolor y recuerdos, no podía pensar en Jimin ni en el daño que le hacía,  porque era un hijo de puta egoísta.

Luego que sintió la puerta cerrarse,  se derrumbó,  rompiendo todo a su alcance para luego caer al piso de rodillas y sollozó,  nunca lo bueno le duraba,  porque el mismo se encargaba de destruirlo,  tal vez inconscientemente pensaba que no merecía ser feliz.

Nam-joon llegó al camerino y lo encontró totalmente destrozado,  Jimin antes de irse y visiblemente triste,  le dijo que fuera con Jungkook,  no le dio más explicaciones.

Nam-joon se arrodilló al lado de Jungkook y lo abrazó fuertemente,  no le hizo preguntas,  luego lo sacó de allí para que ningún periodista lo viera en ese estado,  su equipo tenía órdenes de limpiar y ordenar el desastre causado por Jungkook,  podía confiar en ellos y en su silencio.

Dejó a Jungkook en su departamento,  él no hablaba nada y Nam-joon tampoco le preguntó nada,  cuando ya iba saliendo Jungkook le habló.

- ¿ Porqué echo a perder todo Nam-joon?- susurró Jungkook.

- Descansa, Jungkook,  mañana solucionas lo que sea, por ahora sólo descansa- le dijo Nam-joon.

Jungkook asintió y Nam-joon se fue, también se sentía culpable,  debió pensar un poco más en los sentimientos de Jungkook y Jimin,  tal vez no debió ser tan estricto.

Jimin llegó a casa destrozado,  apenas entró fue a la habitación de su papito,  necesitaba mucho un abrazo de él.

- ¿ Pollito?, ¿ Qué tienes?- preguntó preocupado el señor Park sentándose en la cama y ver a su hijo con sus ojitos brillando de humedad.

- ¿ Puedes abrazarme papito?- le dijo bajito Jimin.

El señor Park sólo le abrió los brazos de par en par y Jimin se lanzó a su pecho y dejó salir toda su llanto contenido,  mientras su padre sólo lo abrazaba consolándolo.

Jimin esa noche se durmió llorando sobre su pecho, su calor tibiecito confotaba su corazón.

Por la mañana su padre lo despertó con un tazón de leche caliente y acariciando su  cabeza.

- Buenos días pollito- le dijo cariñosamente a su hijo.

Jimin le sonrió a pesar de tener su corazón hecho un nudo.

‐ Toma tu leche pollito,  y luego me contarás todo,  ¿ de acuerdo?- le dijo sonriendo su padre.

Jimin asintió,  nuevamente sintió sus ojos humedecerse,  pero tomó su leche y luego le hizo un ladito a su padre para que se sentara a su lado.

- Se acabó papito,  Jungkook y yo terminamos- dijo con penita.

Su padre tomó su mano.

- ¿ Estás seguro pollito?, tal vez las cosas se arreglen...

- No papito,  Jungkook está demasiado herido como para amar a alguien,  por primera vez voy a pensar en mí,  lo amo demasiado para permitir que termine dañándome y yo termine odiándolo, no quiero eso para él ni para mí- le dijo Jimin.

- Tú sabes lo que haces pollito,  yo te apoyaré en lo que decidas, eres mi hijo,  aunque no te voy a negar que me he encariñado bastante con Jungkook también.

- Síguelo queriendo papito,  el es una persona muy sola, le cuesta demasiado entender que puede ser amado- le dijo Jimin secándose las lágrimas.

- Lo haré pollito,  nunca terminaré de dar gracias a Dios por el increíble hijo que me dio- dijo el señor Park besando su frente.

- Tú me criaste papito,  soy tu obra,  Jungkook no tuvo esa suerte- le dijo Jimin y le contó todo lo que había sucedido y que había gatillado el fin de su relación.

- Pobres ambos,  Jungkook no lo perdona y su padre se fue sin su perdón,  no creo que ninguno de ellos esté en paz- reflexionó el señor Park .

- Así es papito- dijo Jimin.

- ¿ Y tú trabajo pollito?- preguntó preocupado el señor Park.

- Voy a renunciar,  sería insano seguir con él,  sería doloroso,  ambos necesitamos tiempo,  porque yo sé que a pesar de sus palabras,  Jungkook me ama- le dijo Jimin.

- Está bien pollito,  nos las arreglaremos,  descansa unos días y luego  buscas un nuevo trabajo- le dijo el señor Park apoyando su decisión.

- Me daré una ducha y luego iré a la empresa,  debo presentarle mi renuncia a Nam-joon,  el mánager,  fue quien me contrató.

- Hazlo pollito,  las cosas hay que terminarlas correctamente- asintió de acuerdo el señor Park.

Jimin asintió,  secó un par de lágrimas rebeldes y se fue a duchar.

En la ducha lloró en silencio,  no quería agobiar aún más a su padre.

Ya vestido se despidió de su padre y tomó el autobús que pondría fin a sus días como asistente de exitoso idol Jeon Jungkook,  su primer amor.

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