Capítulo 44 * Perdón

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Jungkook tuvo a los periodistas tras sus pasos un buen tiempo,  lo único que lograron fue una borrosa fotografía de Jimin entrando junto a él al edificio donde vivía,  pero aparte de eso y rumores sin asidero,  no pudieron lograr nada más.

Se reunía con Jimin cada fin de mes,  Hobi se convirtió en su cómplice trasladando a Jimin y luego su automóvil al edificio de Jungkook.

Demás está decir que disfrutaban a concho esas ocasiones,  para luego por la madrugada despedirse una y mil veces sin querer separarse.

Cuando habían pasado tres meses,  un día sábado el timbre de la casa de Jimin sonó y al abrir se encontró con Jungkook sonriendo un poco nervioso.

- Llegó el momento, estoy preparado,  o por lo menos eso creo- le dijo Jungkook  bajito.

Jimin se lanzó a sus brazos y lo besó largamente,  para luego buscar su mano, entrelazar sus dedos y hacerlo entrar por primera vez a su nueva casa.

El señor Jeon estaba junto al padre de Jimin conversando y aprovechando los rayos de sol en el jardín.

Cuando Jimin apareció con Jungkook a su lado ambos hombres se quedaron en silencio.

- Hola muchacho,  bienvenido- le dijo el señor Park  levantándose de la silla para abrazarlo.

- Papá,  Jungkook viene a hablar con su padre,  démosle un rato a solas- le dijo Jimin sonriéndole.

- Porsupuesto,  estás en tu casa hijo- le dijo el señor Park apretando su hombro  para luego salir con Jimin,  quien antes de irse abrazó fuertemente a Jungkook.

- Tú puedes amor- le susurró en la oreja  y Jungkook sonrió.

Jungkook tomó asiento apretando sus manos nervioso mientras su padre sólo lo miraba con emoción contenida.

- Pa...papá- Jungkook sentía la garganta apretada mirando a su padre frente a él.

- Hijo...

- Déjame hablar papá... no es fácil para mí, primero quiero pedirte perdón por haberte tratado en la forma que lo hice cuando fuiste a verme,  mi única excusa es que no supe como reaccionar y solté todo lo que tenía adentro,  sentía un odio inmenso,  por lo menos eso creía,  pero ya no, al final me di cuenta que odiarte, me dañaba más a mí que a nadie- le dijo Jungkook sintiéndose aliviado de poder decir lo que realmente sentía por fin.

- Hijo,  yo merezco todo eso y más,  fui un padre horrible,  te hice sufrir mucho,  ni siquiera tenías una madre que te consolara, porque a raíz de mi adicción también la alejé- le dijo su padre y por sus ojos ya caían lágrimas.

- Eso no es así,  ella no sólo te abandonó,  me dejó solo también,  no la odio ya la perdoné,  por lo menos tú a pesar de todo seguiste a mi lado- Jungkook sentía su pecho oprimido,  sus ojos ardían tratando de contenerse.

- Se que no lo merezco,  pero añoro tanto tú perdón hijo- dijo el señor Jeon con su voz bajita y estremecida.

Jungkook lo miró,  vio como había envejecido, su pelo estaba canoso,  sus manos añosas, se veía frágil y vulnerable,  fue ahí que supo que su corazón lo había perdonado completamente.

Se levantó de su asiento y lo abrazó fuertemente mientras ambos dejaban caer lágrimas que iban sanando los corazones de ambos.

Jimin observaba desde el ventanal junto a su padre y sonreían emocionados al ver que la vida siempre podía mejorar.

Las cosas irían mejorando poco a poco,  forjarían una nueva relación basada en el perdón y en sus ganas de ser padre e hijo nuevamente,  sabían que no sería fácil ni sencillo y que no sería de un día para otro,  tenían que  conocerse nuevamente,  pero lo importante es que las ganas estaban y Jungkook se daría una oportunidad de tener un padre otra vez.

Así sonriéndose, ambos tímidamente, entre lágrimas,  sellaron un acuerdo de amor y perdón.

- Hijo,  Jimin es un muchacho grandioso,  nunca creí conocer gente como su padre y él,  tengo una deuda enorme hacia ellos,  nunca lo alejes de tú lado,  no cometas nunca los errores de tu padre,  tu carrera y la música son importantes,  pero no más que alguien que te ame incondicionalmente,  como lo hace ese muchacho, no lo tomes a mal,  se que no tengo derecho a hablarte de tú vida,  sólo que yo no tuve a nadie que me lo dijera a tiempo,  por eso perdí a tu madre y no la culpó- le dijo su padre viendo a Jimin sonreír en el ventanal.

- Papá,  eso ya lo sé,  no te imaginas cuánto me importa y amo a Jimin,  también mi deuda con él es enorme,  y que decir del señor Park,  ¿ son grandiosos no crees?, y lo más grandioso es  que tuvimos la suerte de que aparecieran en muestras vidas- le dijo Jungkook sonriendo.

- Lo son hijo,  claro que lo son- le respondió su padre y le apretó suavemente su mano.

Decir que ese sábado se transformó en un día memorable,  era poco,  el señor Jeon no dejó irse a Jungkook hasta después de cenar,  él  junto al padre de Jungkook prepararon la cena,  mientras Jimin y Jungkook se quedaron un rato  a solas,  tiempo en que Jimin le mostró la casa,  y terminaron al final en la habitación de Jimin.

- ¿ Tienes aún a Totoro?, preguntó viendo la figurita en el velador junto a la cama de Jimin.

- ¡ Tonto!, ¿ no creerías que lo iba a votar?, ¿ verdad?- dijo Jimin  pellizcándole el costado.

- ¡ Ven acá enano!- dijo Jungkook alzando a Jimin en sus brazos y besándolo apasionadamente.

- ¡ Jungkook!, nuestros padres están abajo- se quejó Jimin riéndose.

- Pues entonces no hagas mucho ruido,  tenemos unos minutos,  aprovechémoslos- le dijo cerrándole un ojo y lo volvió a besar acariciando sus glúteos posesivo,  Jungkook gimió contra su boca.

- ¡ Silencio enano,  no hagas ruido!- le dijo Jungkook burlándose.

- ¿Con qué esas tenemos?- dijo Jimin lamiendo sus labios y llevando su mano hacia abajo acarició el miembro de Jungkook por encima del pantalón.

Jungkook se puso la mano empuñada en su boca para no gemir ante tal caricia.

- Juegas sucio enano- dijo Jungkook agitado.

Jimin se largó a reír.

- Juego sucio y quiero hacer cosas sucias contigo,  ¿ me dejas?- preguntó Jimin seductoramente cerca de su oreja para luego deslizar lentamente su lengua por todo su contorno.

- Creo que me encantaría- dijo Jungkook mirándolo con dulzura y deseo mezclados.

Jimin se apoderó inmediatamente de su boca, sus lenguas se buscaban con ansias,  se encontraban y enredaban,  nunca era suficiente.

Jimin se separó un instante y puso seguro a la puerta,  luego miró a Jungkook y sonrió complacido.

- Llegó tu hora Jeon Jungkook- su mirada era profunda,  apasionada.

- Y la tuya, Park Jimin- dijo Jungkook sonriendo.

Después de eso sólo se dedicaron a amarse con sus cuerpos y mentes,  sin preocuparse del tiempo ni el lugar,  eran dos amantes que nunca tenían suficiente cuando estaban juntos.

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