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Despierto la mañana del sábado con murmullos en la cocina, abro y cierro los ojos unas quince veces para lograr ver bien lo que tengo en frente. Mi pelo está hecho un nido de pájaros y cuando me miro al espejo puedo notar que tengo bolsas enormes en los ojos. Miro mi reloj; son apenas las nueve de la mañana, eso es muy temprano para despertar un sábado.

Me saco el pijama y me pongo una playera de color gris y manga corta que me llega hasta las rodillas. Parece un vestido, pero es solo cinco tallas más grandes que yo. Luego de un largo bostezo recuerdo que me he quedado dormida a las doce el día de ayer, no sé por qué tengo tanto sueño si ni siquiera he visto un capítulo de Euphoria. Mi madre ha llegado a casa a las nueve de la noche y ni siquiera se ha pasado por mi habitación a saludarme, pero no me importa, o al menos tengo que fingir que no me importa. No tengo ánimo para agarrar el cepillo de cabello y peinarme así que simplemente me amarro todo en una coleta.

Salgo de mi habitación y medida que avanzo a la cocina los murmullos suenan más alto, camino restregando mis ojos negros para poder despertar de una vez por todas.

Cuando llego a la cocina tengo que pestañear mil veces para ver si lo que está ahí es real. Mi madre me echa un vistazo y se lleva ambas manos a la cintura.

¿Papá? - pregunto como si no fuera obvio que el canoso está parado justo en frente mío. Sus ojos me sonríen y él estira los brazos para recibirme.

De verdad está ahí.

Camino hasta él y le doy un abrazo de oso. No lo veía hace un mes y medio.

Mi papá me abraza con fuerza. Yo cierro los ojos e inhalo su aroma; le da vergüenza decirlo, pero usa el perfume de Antonio Banderas.

- Mi pequeña- me dice él cuando lo suelto.

Me siento en la mesa de la cocina mirando en su dirección. Mi madre sigue ahí con las manos en su cintura- Te extrañaba, no te veía hace ya un rato.

Se ha dejado crecer un poco la barba y lleva la camisa de franela roja que le he regalado para su cumpleaños.

- Lo lamento- le digo yo, sacudiendo el rostro un poco confundida con mi papá ahí, él siempre avisa antes de hacer una parada en la casa- He estado ocupada con la escuela.

Él asiente y pone las manos en sus bolsillos, mira a mi madre de reojo y luego vuelve a poner la vista en mí. Mi madre intenta sonreír en mi dirección como diciendo que ya no está enfadada conmigo, pero con mi papá ahí adelante y con mi cerebro que recién ha comenzado a funcionar me cuesta concentrarme en dos cosas al mismo tiempo.

-Si, está bien- dice él, y luego se acerca un poco.
- ¿Qué tal si vamos a tomar desayuno? Tú y yo, al café del centro de la ciudad que tanto te gusta.

Le quedo mirando, ¿se aparece de repente y luego me invita a tomar café? Miro a mamá; ella tiene un rostro de "si, anda a tomar desayuno con tu padre"

Y lo más extraño de todo esto es que ni siquiera ha invitado a desayunar a mi madre. Él ha dicho tú y yo, como enfatizando que iremos solos.

Yo me encojo de hombros, un poco curiosa por lo que está a punto de pasar.

-Está bien- dice él. Me mira de arriba abajo y hace una cara de desaprobación. - Arréglate y vamos.

Yo miro mi atuendo y frunzo el ceño.

- Estoy arreglada- le digo a la defensiva.

Mi padre suelta una carcajada, pero luego ve que estoy hablando en serio.

Asiente con el rostro y comienza a caminar a la puerta de salida. Miro a mi mamá antes de salir yo también; ella se despide de mi con la mano y yo hago lo mismo, sin embargo, le doy un beso en la mejilla antes de desaparecer por la puerta para ir a comer con mi papá.

¿Quién eres? [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora