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Me despierto en la mañana con el ruido del timbre, reviso mi reloj, son las diez de la mañana. Después de hacer exactamente la misma rutina que hice ayer- pretender que me vestía en la mañana para que mi madre no se entere y luego volver a la cama- me he quedado dormida. Frunzo el ceño. No estaba esperando a nadie que yo sepa.

¿Qué tal si es mi mamá? Aprieto mi mandíbula con el simple pensamiento de salir pillada otra vez y estar castigada de por vida, así que mientras camino a la puerta voy pensando en mil distintas maneras en las cuales mi madre podría creer que de verdad me siento mal.

Podría decirle que cuando iba camino a la escuela vomité en medio de la calle y tuve que volver; o que me dolía tanto el estómago que me enviaron a casa, pero eso solo agrandaría más la mentira. Y las mentiras son como los chicles, si lo estiras demasiado, se rompe, y si se rompe la mentira, pues entonces después ya nadie te cree.

Respiro un poco agitada, pensando en las posibilidades. Probablemente no sea nada; debería quedarme tranquila.

Abro la puerta de golpe, como si alguien me estuviera intentando asustar. Llevo una blusa de color blanco un poco transparente que me llega hasta las rodillas, pero abajo tengo mi sujetador negro y mis calzas cortas del mismo color.

Tengo el cuerpo como el de una chica de doce años; nada por delante y nada por detrás. Siempre me han dicho que soy demasiado delgada y honestamente, ha sido una complicado poder encontrar unos jeans que se adecuen a mi cintura correctamente o una playera que me quede completamente apretada y que no sea talla 6.

Aún así, nunca he sentido que odio mi cuerpo.

No hay nadie afuera; lo que es un alivio, por que al menos sé que no es mi madre y que no me podrá castigar otra vez.

Miro en ambas direcciones hasta que miro el suelo, hay un sobre blanco y tiene una piedra encima para que no se vuele.

Lo recojo y vuelvo a cerrar la puerta.

Me recuesto en el sillón, todavía un poco dormida. Mi cabello está hecho un nido de pájaros y si estuviera usando maquillaje probablemente estaría por mi cuello.

Abro el sobre con cuidado, un poco curiosa, pero ya sé lo que voy a encontrar adentro: Mi certificado médico falso.

Tiene un pequeño papel pegado, el cual está escrito con letras casi ilegibles y a tinta azul:

"Hola Chaewon, disculpa la demora, espero que te sirva, nos vemos cuando vuelvas a la escuela -Dohyun"

Sonrío. Es como si realmente me estuviera saliendo con la mía.

Escondo el certificado médico en mi habitación, no quiero que mi madre lo pase a ver; un solo descuido y entonces todo mi plan de faltar a la escuela será completamente arruinado. No necesito otro problema en mi cabeza en estos instantes, es suficiente con pensar en Hyejoo día y noche. Lo bueno es que no he vuelto a soñar con ella; eso hace que solo esté en mi cabeza el noventa por ciento del tiempo y no el cien.

Si, suena raro, pero para mí es un avance. Mi teléfono celular vibra; lo desbloqueo y el nombre de Kim Lip aparece en pantalla. Cuando abro el mensaje, veo una foto de ella haciendo una mueca chistosa. Vibra de nuevo; otra foto. Ahora está haciendo como que mete el dedo en su nariz.

Estallo en una carcajada. El teléfono vibra de nuevo; ahora es Kim Lip arrugando su nariz y poniendo los ojos turnios.

La última foto viene acompañada de un mensaje; en ella, está fingiendo que llora y abajo puedo leer:

"¿Por qué me dejaste sola? Me tuve que sentar con Dhai"

Me río por lo bajo y comienzo a teclear. Le saco una foto a mi certificado médico falso y se la envío, acompañada de un mensaje que dice:

¿Quién eres? [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora