02

376 69 5
                                    

Mi madre es la mejor abogada de esta ciudad; y no lo digo yo, lo dice el cartel de la empresa en donde ella trabaja que aparece en el diario todas las semanas con su foto allí.

Después de que he logrado seguir pasando desapercibida durante lo que ha quedado del día- con un poco de vergüenza, debo decir- Llego a casa y la veo ahí tendida hojeando unos papeles que probablemente son del trabajo. Como siempre, lleva puesto un traje de dos piezas y el cabello perfectamente peinado hacia atrás. No se sí es una coincidencia o no, pero que mi madre sea virgo me hace completamente creer en el horóscopo.

Ella me mira durante unos segundos y sonríe. Me agrada cuando me dicen que saqué los ojos de mi madre; ella podría lograr cualquier cosa con esos ojos que tiene.

La saludo con la mano y me dirijo a la cocina.

— Que tal la escuela? — pregunta ella. Saco un pedazo de pizza que ha quedado del almuerzo anterior y lo pongo a calentar en el microondas. Pepperoni. Mi favorita.

Me encojo de hombros mientras me sirvo un poco de jugo de naranja en un vaso y me siento en la mesa esperando que mi pizza esté caliente.

— Nada fuera de lo normal— miento.

Ella levanta una ceja, como si me conociera de sobra para saber que lo que acabo decir no tiene ni una pizca de verdad; y supongo que en su mayoría tiene razón.

El rostro de Hyejoo mirándome en el almuerzo y luego en el baño, por alguna razón, no puede desaparecer de mi cabeza.

Su rostro parece jugar en mi mente.

— Pues eso suena muy aburrido— dice mi mamá.

Yo asiento con la cabeza; no es de sorprenderse realmente. No es como si mis días tuvieran algún calificativo que no fuera aburrido. Después de unos minutos el timbre del microondas suena y voy por mi pedazo de pizza. Me lo llevo a la boca como si tal cosa fuese lo mejor que me ha pasado en la vida. Mi boca está llena y mis cachetes inflados, pero estoy disfrutando este pedazo como no se podría más.

—Tu padre ha llamado esta mañana— me dice mamá. Yo la miro, limpiando mi boca con la servilleta más cercana— Quería saber cuando irías a visitarle.

Nuevamente me encojo de hombros. Mis padres se separaron cuando yo tenía cinco años así que no recuerdo muy bien todo el asunto, para mi, ir de casa en casa en las vacaciones y al final de semana ha sido lo más normal del mundo. Además, mis padres son como los mejores amigos. Ellos se apoyan en todo, siempre hablan por el teléfono, se dan consejos y cuando deben tomar una decisión con respecto a mi dejan completamente de lado sus puntos de vista para ver lo que es mejor para mi; por ejemplo, mi papá no me ha llevado a vivir con él porque sabe que no soporto a su nueva esposa. Aún así, a ella no parece importarle que mis papás se lleven tan bien, lo que es bueno, y me hace tenerle un poco de cariño (sólo un poco, como del tamaño de un granito de sal)

— No lo sé mamá— contesto yo. — Tengo mucho para estudiar.

— Puedes estudiar allá— insiste.

— Si, no sé, lo pensaré.

Lavo mis cosas y voy directo a mi habitación, que consiste en una cama de dos plazas y un mueble con mi ropa. Nunca he sido tan fanática de los adornos o las cosas inservibles (o cosas que no se puedan guardar en un cajón hasta previo aviso) Me quito los zapatos y me recuesto. Nuevamente el rostro de Hyejoo se me viene a la mente. Sacudo mi rostro. No sé por qué pienso tanto en el tema; la chica sólo me ha saludado, no es como si me hubiera tomado la mano o me hubiera besado, porque eso sí sería un escándalo. Además, no sé que se traen todos que de repente les ha dado por poner sus miradas en mi; no estoy muy atenta a los chismes de la escuela, pero estoy segura de que yo no estoy en la cima de cosas interesantes.

Me siento en mi cama, un poco frustrada, y comienzo a estudiar para la prueba de química que hay mañana. Necesito realmente buenas calificaciones si de verdad quiero tener una beca para irme a la universidad más lejana posible y así olvidarme de que mi vida es tan miserable y que mi mejor amigo de fin de semana es una pantalla roja con la palabra "Netflix", y que mientras el sábado en la noche todos están en alguna fiesta, yo estoy terminando la segunda temporada de "Euphoria".

Todos estos pensamientos en mi cabeza ni siquiera me dejan estudiar. Necesito dejar mi mente en blanco durante unos segundos pero es imposible; que me haya saludado Hyejoo hoy es probablemente lo más interesante que me ha ocurrido en lo que va del año.

Eso, y que se haya quedado mirándome.

Mis mejillas comienzan a tomar un color rojo y siento como la sangre se dirige hacia allá como si se tratara de una carrera. Me siento tan patética por sentirme así cuando me encuentro sola en mi habitación.

—Que estúpida eres Chaewon— me digo a mi misma por lo bajo, y ahora me siento patética porque yo misma soy la única persona que tengo para conversar en estos instantes.

Aparto mi libro a un lado. Así definitivamente no voy a lograr estudiar. Agarro mi teléfono celular y comienzo a jugar el juego de la serpiente. El timbre suena. Normalmente eso nunca es nada emocionante porque nunca es para mí, pero esta vez la voz de mi madre indica lo contrario.

Bajo las escaleras algo extrañada.

No creo que sea papá, él acaba de preguntar cuando es que voy a ir a visitarle; no es posible que se venga a aparecer en casa así como así. Mi madre me señala la puerta; y aunque intenta no demostrarlo, ella está tan extrañada como yo. Cuando abro la puerta me encuentro a una friolenta Hyejoo con una mano en el bolsillo y la otra agarrando su mochila. Frunzo el ceño, un tanto nerviosa. Miro hacia el interior de la casa y luego de un rato, salgo y junto la puerta. Ella repara en mi y me dirige una mirada.

Ella me está mirando directamente a los ojos.

— Hyejoo— digo yo por fin, algo extrañada. Después de unos segundos, sacude su cabeza y pone su mano en su mochila. Saca unos papeles que se me hacen bastante familiares. Ella me los entrega.

— Me quedé con tus apuntes por equivocación — se explica ella— Te los iba a entregar mañana, pero pensé que quizás los necesitarías para la prueba.

Le recibo los apuntes e intento sonreír en modo de agradecimiento.

— La prueba de mañana es de química, no geografía— es todo lo que sale de mi boca.

Ella se columpia un poco en sus propios pies y frunce el ceño.

— Como sea— dice ella— Me tengo que ir.

Se queda ahí durante unos segundos, como esperando que yo le diga algo más, pero al ver que ninguna otra palabra va a salir de mi boca se da media vuelta y comienza a caminar. Entro a casa un poco aturdida por la situación y reparo en que mi madre tiene la mirada fija en mi.

— Son Hyejoo— dice ella, como si la conociera.

En primer lugar, no sé como es que Hyejoo sabe dónde vivo; y en segundo lugar, no sé como es que mi madre conoce a Hyejoo. Es como si el día no se pudiera poner más extraño.

— Si— digo yo.

— No sabía que eran amigas— dice ella, de repente demasiado interesada en el tema.

— No lo somos — le digo yo, a punto de girar a mi habitación, pero mi madre me detiene para preguntarme más cosas.

— Bien, no creo que sea una buena chica.

Frunzo el ceño. Hasta mi madre sabe más cosas de Hyejoo que yo. Quiero preguntarle por qué ha dicho eso, pero no quiero parecer como si me importara, no sé si para convencer a mi madre o a mi. Camino a mi habitación, pero antes de cruzar la puerta la miro y pregunto;

— Mamá, ¿no tiene nada que ver con que a Hyejoo le gusten las chicas o si?

La quedo mirando. Un poco asustada por su respuesta. Ella simplemente sonríe y me mira.

— No tenía ni idea. 

¿Quién eres? [hyewon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora