Capítulo 45 - El legado de la vida (5)

95 17 29
                                    

[La constelación 'Demon-like Judge of Fire' está gritando de la emoción.]

Sonreí un poco al ver esa notificación, diría que ella es la más emocionada de todas las constelaciones que nos siguen.

Pero no podía dejar de observar a ese otro yo, usaba movimientos que nunca pensé que podría hacerlo, es como si fuera un asesino y artista marcial.

Encima, me costaba demasiado seguirles con mis ojos, su velocidad de seguro era por encima de los 50 o 60. Esta emoción, ¿Podría yo llegar a ese nivel algún día?

—Ven, Valentina.

—¡No te creas tan bueno, imbécil!

Ella desapareció de la vista de todos, Dokja retrocedió y atacó al aire. Nadie sabía que estaba haciendo, pero los dokkaebis miraron al otro extremo del cuadrilátero.

Dokja se percató de ella y saltó a su dirección, pero Valentina volvió a desaparecer su presencia dejándolo desconcertado. Dokja miraba por todos lados, pero no lograba encontrarla.

—Carajo, este sentimiento de angustia. ¡Admito que eres increíble Valentina, pero no voy a perder!

Dokja aumentó su maná de golpe, un aura azulina lo bordeaba y levantó su mano hacia el cielo. De su mano salió una esfera circular que brillaba como si fuera el sol mismo.

—¡Toma esto!

El activa su habilidad y esa esfera crea una onda que hizo retroceder a todos en la arena. Valentina usó sus dos brazos para defenderse del ataque. Por consiguiente, tuvo varias heridas y parte de su ropa se hizo añicos.

Ella cayó al suelo y trató de levantarse. Dokja, aprovechando de ese estado corre para derrotarla, pero recibió una patada impregnada con fuego en su mentón.

—¡Hijo de puta!

Ella corrió y sus ataques se combinaban con fuego, era como si fuera una llama viviente. Nadie la había visto en ese estado, Dokja trataba de esquivar cada golpe, pero ataque que salía ileso, otros dos llegaba a su cuerpo.

—¡Ya ha terminado el calentamiento! —ella gritó con todas sus fuerzas.

—¡¿Qué?!

No sólo Dokja gritó, sino todos los presentes, hasta las constelaciones se quedaron sin palabra. El viento que estaba yendo con tranquilidad, empezó a desmoronarse.

Empezó a apretar sus puños, salieron músculos en zonas que no estaban, el aire seguía moviendo alocadamente, que los dokkaebi tuvieron que crear barreras donde los espectadores para que nadie sufriera daños.

Un gran huracán se formó en ella, de ese huracán salieron muchos rayos que destruyeron el suelo que bordeaba el cuadrilátero. Dokja tragó saliva, pero no solo él, también el otro Dokja que era espectador, no podía creer la cantidad de fuerza que emanaba de esa mujer.

Antes que Dokja reaccionara, recibió un tremendo puñetazo en su estómago, lo mandó hasta el otro extremo, su cuerpo no podía reaccionar, estaba a menos de un milímetro de que su dedo tocara la tierra que se podría decir es el suelo.

—¡Padre!

Gritó Gilyoung, impotente de no poder hacer algo.

—¡Levántate, imbécil! ¡No puedes perder aquí!

Ahora gritó una chica de cabello oscuro como si estuviera enojada, su mano apretaba con furia la pared hasta que la destruyó por completo.

—¡Dokja-yah! ¡Debes reaccionar, eres el mejor de todos, no te rindas!

Omniscient Reader's Viewpoint "La caída del odio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora