Capítulo 59- La amarga despedida (5)

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[Universo WAI-234109]

En la penumbra de un aposento enigmático, un caballero erguido descorcha una botella de Ambrosía, un néctar tan codiciado por las masas. El aroma embriagador se eleva, cautivando sus sentidos, y él acerca con parsimonia el líquido divino a sus labios, ansioso por saborear su esencia.

Sobre la mesa yacen voluminosos manuscritos y mapas que representan sus vastos dominios. Con un gesto elegante, su mano se posa sobre uno de esos escritos, desencadenando la aparición de un holograma que muestra la extensión de su conquista. Casi la totalidad del universo se encuentra en la palma de su mano, pues con astucia y estrategia ha sometido a los dioses de innumerables planetas.

Al concluir su copa, deposita el cristal en su escritorio, y una suave gota resbala cerca de su labio inferior. Con un ademán preciso, desliza su brazo y acaricia la gota con el pulgar, llevándola a su boca, donde la saborea delicadamente con su lengua.

Con un sutil movimiento de sus manos, más hologramas se encienden, revelando imágenes de dioses siendo sometidos a torturas, cuyas consecuencias son convertidas en valiosos objetos. El poder sagrado de los seres divinos se funde con los inventos de sus científicos para dar vida a las armas más formidables, destinadas a sus próximas conquistas.

Y en la esencia vital de esos dioses yace el ingrediente supremo para sus bebidas de Ambrosía, reservadas exclusivamente para su deleite.

Sus ojos carmesíes irradiaban un fulgor intenso, una incógnita entre regocijo y excitación. Sin embargo, lo que contemplaba en el holograma era la tortura de una diosa en particular, aquella que le había causado mayores contratiempos. Ahora, yacía en el suelo, su cuerpo desmembrado, suplicando piedad.

Inmerso en sus meditaciones más profundas, dejaba escapar risas burlonas hacia aquella divinidad. Cada vez que posaba su mirada en ella, parecía una esclava desprovista de todo, relegada a los confines más desfavorecidos de su vasto imperio. La contemplación de sus lágrimas, provocadas por cada látigo azotador, resonaba en sus oídos como una sinfonía clásica, donde cada golpe actuaba como un compás dirigido por un maestro orquestador, indicando el siguiente movimiento de la melodía.

—Exquisito, los cánticos envolventes son como notas que acarician mis oídos y me sumergen en una placidez sublime. ¡Bravo!

Apaga el holograma y se levanta de su asiento, camina hasta la ventana de su aposento y ve la ciudad brillante, llena de movimiento de sus ciudadanos, con un leve movimiento de sus dedos, lo mueve como si llamara a alguien, y de su escritorio vuela un objeto que desciende en su mano. Un nuevo holograma aparece y se fragmenta en varias de ellas, en cada uno es una guerra diferente.

Él puede observar en tiempo real todos los movimientos de sus valerosos soldados, asistiendo a su implacable invasión de planeta en planeta. Tan solo le resta un exiguo 2 % para completar su conquista universal. Otro manuscrito vuela hacia él, y en su interior, un holograma delinea un mapa de diversos universos flotantes. El suyo, marcado de manera prominente, resulta inconfundible para su ojo experto. En un gesto jubiloso, choca sus dedos entre sí y contempla el despliegue inicial de sus fuerzas militares enfrentándose a las defensas de aquellos universos.

—¿Qué es esto? Es algo sumamente inusual e intrigante. Pareciera que alguien ha jugado con los hilos mismos de los viajes entre universos.

Al levantar su ceja, observa cómo una línea distintiva surca un universo, y al presionar en el holograma, nota cómo una oscura capa absorbe velozmente las estrellas. En ese despliegue fascinante, pareciera tratarse de un cubo dimensional. Con intriga, se asoma en su interior y observa a sus soldados librando una batalla en un lugar que nunca ordenó atacar, pues desconocía su existencia.

Omniscient Reader's Viewpoint "La caída del odio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora