Despierta, tu destino todavía no ha llegado...
Despierta, tu deber todavía no se ha hecho...
Despierta, tu obligación todavía no se ha completado...
Despierta, tu...
Despi...
...
Un círculo mágico aparece en la oscuridad, irradiando una luz tan intensa que corta la negrura como el poder absoluto. Sin embargo, la oscuridad, retrocediendo momentáneamente, vuelve a arremeter con la ferocidad de un león acechando a su presa.
Aquel círculo mágico se transforma, su luz se desvanece, reemplazada por una oscuridad tan profunda que parece un vacío infinito, capaz de absorber incluso el alma de quien lo toque.
Del círculo emergen numerosas alas y ojos, todos enfocados en una única dirección. Las llamas que surgen entre sus plumas hacen vibrar el entorno.
...
Abrí los ojos asustada, con el sudor empapándome como si estuviera cerca de un incendio. Lo primero que noté fue que me encontraba en un cuarto de hospital. Las ventanas estaban cerradas, mejor dicho, selladas con tablas de madera, como si alguien hubiera querido aislar esta habitación del resto del mundo.
Intenté levantarme, pero un dolor punzante en el estómago me detuvo, el mayor dolor que había sentido en toda mi vida. Entonces lo recordé: fue ahí donde recibí el impacto de la daga.
Podía sentir cómo mi maná se recuperaba lentamente, pero mi cuerpo seguía rígido. Recordé que había sobrepasado con creces la capacidad de mi habilidad en ese último ataque. Solo esperaba que mis amigos estuvieran bien; seguramente estuve en coma varios días. No creo que hayan avanzado más allá del escenario 4.
Había pasado ya una semana postrada en cama. Aunque mi cuerpo comenzaba a recuperarse, mover los músculos de mi estómago seguía siendo doloroso. Usaba mi maná para tomar agua, pero no era más que un placebo que engañaba a mi mente para no sentirme deshidratada.
A estas alturas, me extrañaba que mis amigos o Sebastian no vinieran a verme. Pasó otra semana, y tuve que usar toda mi magia de curación para que los músculos volvieran a estar estables. Me percaté tarde de que no tenía mi cetro ni mis ítems, ni siquiera los logros que había conseguido. Lo más irónico es que mi constelación también me había abandonado. Así que, realmente, había vuelto al punto de partida.
Para no aburrirme, creaba una esfera dorada con las puntas de mis dedos y la movía en todas las direcciones del cuarto, procurando no romper nada.
—Los dioses... son seres del caos —susurraba mientras empujaba la esfera hacia arriba, como si fuera un globo.
Muchos no lo sabían, otros murieron como si fueran un espectáculo para esos monstruos. Las religiones son un opio para la humanidad.
Con todas mis fuerzas, soporté el dolor y me levanté de la cama. Las inyecciones ya no me suministraban el fluido intravenoso. Di un paso y caí al suelo, porque no había usado mis piernas en mucho tiempo. Me lastimé las rodillas y las manos, que usé para no golpearme la cara.
El dolor fue insoportable cuando las inyecciones salieron de mi cuerpo con fuerza. La sangre brotó como si alguien hubiera abierto un grifo, manchando el suelo. Tuve que usar mi magia de curación para cicatrizar la herida, pero seguía tan débil que no sabía qué hacer a continuación. Gateé hasta la puerta y me impulsé hasta agarrar la perilla, girándola con dificultad para abrirla.
Lo único que logré ver fue destrucción por doquier, con manchas de sangre seca en las paredes y el suelo. No sentía ningún ser vivo y el silencio era sepulcral, como si este lugar hubiera sido olvidado por Dios. Encontré un bastón en el suelo y lo usé para levantarme y moverme, aunque con dificultad. Cada habitación que encontraba albergaba un cadáver sin cabeza. Sonreí irónicamente al notar que estaba en el tercer piso y que tendría que bajar las escaleras para salir de este hospital.
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Omniscient Reader's Viewpoint "La caída del odio"
FanfictionEl destino... es un chiste que acabó con todo. Solo yo conozco el fin de este mundo... o eso pensaba. Un día, Kim Dokja se encontró atrapado en el mundo de su web novel favorita. ¿Qué hizo para sobrevivir? Es un mundo golpeado por la catástrofe y el...