Capítulo 49 - El terror de las respuestas (1)

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Quedé congelado... mi mente dio un vuelco de 180 grados, ¿Qué ella era la creadora de la historia que me acompañó desde joven?

—¿Qué...?

Ella caminó y con un leve movimiento, me levantó con la fuerza de su pierna y, con sólo esa pierna me lanzó a los escombros de un edificio aledaño.

—Eres muy débil.

Mal... dita sea, no podía mover mi cuerpo, he perdido pelea tras pelea, a este ritmo ¿Cómo yo haría para salvar a mis compañeros?

—Kim Dokja, realmente tu destino es nefasto, al igual que el mío.

—¿D-Destino?

—Si, es algo que nadie puede escapar, aunque trate con todos los medios.

Mis ojos quedaron abiertos por su singular forma de hablar, ella se movía como si fuera una dama de la realeza. Movió sus dedos y apareció delante de mí con su pie en mi pecho.

Sentía cómo ella pisaba con fuerza.

—Eres la última esperanza para todo el multiverso, y ¿Eres así de débil?

—No sé de qué me estás hablando...

Ella apretó sus dientes y se pudo ver una vena visible en su sien, sus ojos empezaron a cambiar de color.

Movió su cuerpo y esta vez, la patada fue lo suficiente fuerte para destrozar mis costillas. Ella sacó un cuchillo y lo lanzó a centímetros de mi oreja.

—¿Acaso no has pasado por varios mundos paralelos?

—Y tú... ¿C-Como sabes eso?

—Debo calmarme... todavía él no sabe nada.

Ella retrocedió y golpeó el suelo, sólo un toque de su puño con la pista hizo desquebrajar todo el asfalto. Tenía su mano con sangre producto de unos pequeños raspones y se tranquilizó.

—Creo que todavía no sabes nada... déjame refrescar tu mente.

Ella apareció de inmediato delante de mí y agarró mi cabeza con fuerza. De eso, salió una esencia morada y atravesó mi cuerpo.

Antes de responderle a ella, vi varios fragmentos, cosas que no entendía. Me vi a mi mismo en el tren al inicio de los escenarios.

—Bienvenido a tu triste realidad, ese de ahí es el verdadero tú.

—¿De qué demonios me estás hablando?

—¡Que eres sólo una existencia efímera producto de un error de cálculos, al igual que yo!

No podía responderle, veía los fragmentos... no podía creer que hice eso... lo veía feliz, con una sonrisa escalofriante, como si fuera un psicópata. Yo recordaba que mi corazón también saltaba de alegría en ese momento... ¿Acaso soy un asesino por naturaleza?

—¿Te gustaría?

Lo vi agitar la red provocándolos todavía teniendo esa asquerosa sonrisa.

—¡Entonces atrápalo!

Lo vi aplastar el saltamontes en su mano y ver su logro.

[¡Has logrado el logro 'Primer asesinato'!]

[Se han ganado 100 monedas como compensación adicional.]

Al mismo tiempo, lanzó la red con su otra mano, al lado opuesto donde se reunió la abuela y la multitud.

...

Escuché sus gritos, los insultos dirigidos hacia él.

—...Será mejor que los encuentres pronto. Solo quedan tres minutos.

Omniscient Reader's Viewpoint "La caída del odio"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora