Oh! Glamour

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Sentí la mano de Kentin agarrándome del jean y jalándome de regreso al sofá, deteniendo mis besos de alegría hacia Lysandro. Yo lo miré. Estaba frunciendo el ceño con fuerzas y mirándome con ganas de matarme.

-De todas maneras... Helena está al tanto de que esto sólo es una entrevista y que si las cosas no salen bien deberemos de seguir buscando -explicó Lysandro. Estaba acomodando su ropa y arreglando su cabello, sus mejillas estaban rojas debido a mi repentina muestra de amor.

-Es peor que nada -le dije. Kentin se acomodó en su asiento mientras se cruzaba de brazos y dejaba su portátil de lado.

-Muchas gracias, Lysandro. Pero no creo que Annie esté interesada en trabajar en una agencia de modas -dijo. Yo lo miré incrédula de lo que estaba diciendo-. La veo mucho más útil para el ejército que para Dolce & Gabanna.

-Discúlpame, Kentin. No quiero ser grosero, pero evidentemente tú y Annie acaban de pelear. Así que los problemas que puedas tener entre tú y tu esposa los arreglan entre ustedes -dijo Lysandro tajante. Kentin lo miró con sus ojos verdes tan grandes como platos. Era la primera vez en años que Lysandro lo ubicaba de esa manera-. Yo vine a esta casa de muy buena manera para comunicarles una alegría, sabiendo que Annie necesita trabajar urgentemente, y tú te pones celoso por una reacción natural en tu esposa ante una alegría. Es increíble que aún me sigas viendo como a tu rival cuando soy el padrino de uno de tus hijos, tenemos treinta y un años Kentin, por Dios. Ya no somos adolescentes de instituto. No quiero tener problemas contigo, ni que Annie los tenga tampoco. Debo irme.

Y sin decir más nada, Lysandro se levantó y se fue ante la mirada atónita de Kentin.

-¡Pero que idiota que está hecho, el cabrón! -se quejó Gaeil del otro lado de la línea mientras yo terminaba de cocinar la cena.

-No se honestamente que le pasa a tu hermano -dije mientras revolvía la comida. Mi teléfono descansaba en la mesa mientras Gaeil y yo conversábamos mediante altavoz.

-Ya lo voy a agarrar... ¿Cuántas veces me dijo que le pida a Helena que te consiga trabajo en D&G para que él esté tranquilo? Ah, claro. Como el que les dio la noticia es Lysandro el muy imbécil se pone celoso -gruñó Gaeil bastante enfurecido.

-Él se puso celoso porque abracé y besé a Lysandro en la mejilla varias veces de la emoción -dije.

-Ay, Annie. Yo si estuviera en la situación de Kentin y viene Lysandro con esa noticia, hasta le hubiera hecho un hijo -dijo Gaeil.

-¡Gaeil! -exclamé escandalizada, pero tentada de la risa. Me imaginaba la situación con Gaeil partiéndole la boca de un beso a mi amigo y casi me muero de la vergüenza.

-Pero me alegro de que al menos Lysandro haya ubicado al "señor marine todo poderoso" -rio Gaeil. No me percaté que Kentin estaba escuchando la conversación.

-¡Sigue hablando, Gaeil! ¡El señor marine todo poderoso te escucha! -le gritó mientras se acercaba al refrigerador por jugo.

-¡Hijo de puta, agarra el teléfono que tengo que hablar contigo! -le gritó su hermano mayor desde el otro lado de la línea.

-¡No se me da la gana! -le respondió Kentin y se fue con un poco de jugo en la mano.

-Déjalo, Gaeil. Es imposible hablarle cuando está así -le dije y saqué el preparado para la tarta de la olla para ponerlo en la masa.

-Que pendejo caprichoso, ya lo voy a agarrar cuando vaya a tu casa -prometió mi cuñado. Se lo notaba bastante enojado.

-¿Cómo van los planes para la boda? -pregunté, Gaeil suspiró.

Corazón de Melón con Fresa (libro #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora