¡Se Fuerte!

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Me senté en el asiento del acompañante, con Dante en mis brazos mientras que Lysandro rodeaba el automóvil y ocupaba el asiento del conductor. Las luces del interior se iluminaron cuando él abrió la puerta y volvieron a apagarse una vez que la puerta del conductor se cerró. Lysandro giró la llave y el motor arrancó. Las luces de la ruta y de las estrellas pasaban rápidamente mientras yo miraba a través del cristal. Dante ya se había dormido, reposaba en mis brazos mientras su manito rosada se aferraba con fuerza a mi ropa. Acaricié sus cabellos castaños y le besé la frente.

Nos estábamos acercando al centro de la ciudad. Mi amigo hacía poco que se había mudado de sitio, había elegido uno de los nuevos departamentos que quedaban de vista al mar. Mis ojos subieron por el imponente edificio de veinte pisos, bien iluminado y moderno.

Lysandro descendió al subsuelo, dónde se encontraba el estacionamiento, buscó un lugar libre y descendimos del auto.

-Por aquí -me indicó mientras me ayudaba con las cosas de Dante. Yo lo seguí con mi hijo aún dormido, presionó el botón del elevador y las puertas se abrieron para dejarnos pasar. Dentro, Lysandro marcó el séptimo piso y empezamos a ascender. Ninguno de los dos dijo ni una palabra, ni tampoco nos miramos. Teníamos la vista clavada en las puertas del elevador. Lentamente el ascenso fue bajando de intensidad y las puertas se abrieron. Lysandro me indicó que pase primero y luego él me siguió.

El pasillo estaba a oscuras, sólo la luz de la salida de emergencias brillaba con una tenue luz verde y blanca, iluminando un poco el lugar. Sentí la mano de Lysandro cerrándose en mi muñeca con delicadeza y jalando de mí.

-Por aquí. -volvió a decir. Caminé con cuidado por donde me guiaba hasta que nos detuvimos frente a una de las puertas, escuché que Lysandro sacaba su llavero y abría la puerta. Encendió la luz y pude ver por primera vez el apartamento de mi amigo.

No sabía cómo lo había logrado, pero había combinado a la perfección la estructura moderna del edificio con su estilo victoriano. Las paredes estaban pintadas de un color marrón oscuro, las ventanas tenían unas bonitas cortinas sobrias de color negro. El comedor-sala-cocina sólo estaba separado por la barra del desayuno, de granito negro, y con unos bonitos taburetes; había estanterías llenas de libros, una bellísima lámpara de pie que combinaba con la decoración y una cómoda con varias fotos. Muchas eran de Lysandro con su familia, y otras con nosotros... Incluido Kentin.

Pero no fueron las paredes, ni las fotos, o cualquier otra cosa que había dentro del apartamento de Lysandro, sino la bellísima vista al mar que tenía desde el balcón. La puerta de vidrio que iba desde el piso al techo estaba entreabierta, dejando entrar una deliciosa brisa marina, haciendo que las cortinas se movieran como fantasmas negros, tan etéreas y suaves. La voz de Lysandro me sacó de mis pensamientos.

-Si quieres, puedes dejar que Dante duerma en mi cama -dijo mientras dejaba su libro en la mesita de madera oscura que estaba frente al sofá negro.

-Muchas gracias -le dije. Me guio hasta su habitación por otro pequeño pasillo, abrió la puerta oscura y encendió la luz. El sommier de Lysandro era enorme, cosa que no me sorprendía ya que mi amigo medía cerca de los dos metros. Con un cubrecamas negro y almohadas en un tono gris perlado muy bello, los mismo que las paredes.

Lysandro acomodó las almohadas de tal manera que si Dante se giraba dormido, no termine en el suelo. Deposité a mi hijo con cuidado de no despertarlo; éste movía su chupete en la boca a gusto de estar en un lugar tan cómodo.

-Dejémoslo dormir -dijo Lysandro. Con delicadeza posó su mano en mi hombro y me guio fuera de la habitación entre cerrando la puerta-. ¿Te gustaría tomar algo?

-Sí, un vaso de agua -dije mientras me sentaba en el sofá. Lysandro ahogó una risita.

-¿Sólo eso? Annie, esta es tu casa, pues pedir lo que quieras: Champagne, vino, caviar... Bueno, no tanto -rio Lysandro-. ¿Tienes hambre? Puedo preparar algo.

Corazón de Melón con Fresa (libro #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora