Se me cayó el teléfono de las manos, el cuál al golpear contra el piso hizo un fuerte alboroto, alertando a Gaeil que vino corriendo preocupado.
-¡Annie, qué pasa! -preguntó. Yo no podía hablar, estaba temblando, muda y presa del terror. No podía ser cierto... No podía... Era imposible, que esto esté pasando...
Gaeil tomó el teléfono y atendió.
-¿Quién habla? -preguntó. Cuando le respondieron del otro lado Gaeil también se paralizó, unas lágrimas empezaron a brotar de sus ojos y muy pronto se convirtieron en un llanto desconsolado-. ¡No haga ese tipo de bromas, por favor! ¡Mi hermano está muerto! ¡Murió con honor en Kuwait!
Sin embargo, continuó sosteniendo el teléfono mientras aquella persona continuaba hablándole del otro lado. Gaeil continuó llorando desconsoladamente mientras yo seguía en estado de shock.
-¿Eres tú? ¿En verdad eres tú? -preguntó Gaeil. Nuevamente dejó salir un sollozo-. No puedo creerlo... No puede...
El llanto no lo dejaba hablar; asintió mientras las lágrimas le seguían cayendo y me pasó el teléfono. Yo me puse el auricular en la oreja mientras se me escapaba un gemido.
-Annie...
-Kentin...
Me largué a llorar mientras Gaeil me abrazaba, intentando contenerme, pero yo me iba en lágrimas y sollozos de alegría y dolor.
-Estoy vivo, mi amor -dijo la voz de Kentin del otro lado-. Estoy vivo.
No podía hablar, pero así como él y yo habíamos tenido una conexión durante todos estos años, Kentin me demostró que aún la teníamos.
-Estoy en un hospital de la base militar norteamericana, en Qatar -dijo Kentin mientras yo seguía llorando incapaz de hablar-. Están cuidando de mí.
-¿Cómo...? -logré balbucear.
-Un prisionero como yo me ayudó a escapar. Le debo la vida, se llama Omar, él me sacó de los cuarteles de ISIS. Ya nos iban a matar cuando Omar logró meterme en un camión lleno de excrementos y basura. Me llevó lo más lejos que pudo, me dio agua y un poco de comida. Los estadounidenses me encontraron en medio de la nada y me llevaron a Camp Commando para recibir primeros auxilios, pero estaba muy grave así que me trasladaron a Qatar.
-¿Cómo estás? -pregunté. Sé que era una pregunta estúpida pero no se me ocurría otra.
-No voy a decirte que bien... Pero ahora estoy mejor... ahora que me pude comunicar contigo -respondió. Mi corazón partido se ensamblaba y se volvía a destruir, en esos cinco minutos que hablé con Kentin mi corazón se rompió innumerables veces-. No puedo estar mucho tiempo más en línea, mi amor. Regreso a casa. Ya no estoy en condiciones de seguir prestando servicio. En dos semanas estaré allí. Te llamaré en unos días.
-Kentin... -supliqué, no quería que se fuera. Durante casi seis meses había perdido todo contacto con él, y de repente aparecía de la nada, como por arte de magia y nuevamente se estaba despidiendo.
-Escúchame, por favor. Sólo dos semanas más, y nunca más volveré a separarme de tu lado. No tengo teléfono móvil, lo perdí cuando ISIS atacó el cuartel, pero te llamaré apenas pueda... -reprimió un sollozo, él también había sentido mi ausencia-. No sabes... Todo lo que te extrañé... Todo lo que te necesité... Mi reina... Sólo un poco más, te lo suplico... Aguanta, Annie.
-Sí... Lo haré... Por favor, mantenme al tanto... -pedí. Gaeil lloraba conmigo mientras me acariciaba la espalda, intentando calmarme.
-Diles a mis hermanos, a mi padre... A mis hijos... Que los amo -dijo Kentin, yo asentí, pensando que iba a poder ver el movimiento de mi cabeza por el teléfono de la casa-. Te amo, Annie.
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Corazón de Melón con Fresa (libro #4)
FanfictionREEDICIÓN 2023: Esta historia ha sido reeditada a fin de corregir errores de gramática, coherencia, cohesión, ortografía y sintaxis que cometí cuando la escribí por primera vez. Espero que disfrutes de esta nueva edición. CONTENIDO DE LA HISTORIA: ...