¿Catrina está enamorada?

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El funeral de Thomas fue horrible, su esposa no paraba de llorar con un velo negro cubriéndole el rostro mientras que Fionna se mostraba antipática para con todo el mundo. Cuando Kentin y yo quisimos darle el pésame ella respondió de una manera tan cortante y seca que si hubiese sido su madre le habría dado un tortazo en medio de la ceremonia.

-Ustedes no entienden lo que siento, así que ahórrense sus lástimas -dijo.

Parecía que Fionna se olvidaba que Thomas también era el padre de Gaeil y Kentin, la muchacha estuvo alejada de todos dejando sola a su madre junto al ataúd de mi suegro.

Lo cierto era que cuando fuimos a la morgue a reconocer el cadáver de Thomas casi nos desmayamos. Su cabeza había sufrido tal impacto que el cráneo se había hundido, el brazo cercenado había quedado sin piel, lo mismo que la mitad de su rostro. Kentin tuvo que aferrarse a la pared y yo sostener a Lola. La impresión de ver a su esposo en tales condiciones había sido suficiente y perdió el conocimiento.

Gaeil, que iba conduciendo a una velocidad mayor de la permitida, no pudo hacer demasiado cuando el caballo le salió de repente por su costado en la ruta. Clavó los frenos y Thomas, que iba durmiendo sin el cinturón de seguridad, salió despedido por el parabrisas, mientras que mi cuñado embistió al caballo y el animal, en su desesperación, empezó a patear para salir de aquella trampa mortal, rompiendo lo que quedaba del parabrisas y quebrándole varias costillas a Gaeil, el pómulo y la mandíbula.

El automóvil que venía por detrás de ellos con los amigos de Thomas dio aviso de inmediato a la policía. Gaeil ya había perdido el conocimiento por las patadas que le había propinado el caballo, el cual tuvo que ser sacrificado allí mismo pues tenía medio estómago fuera de su cuerpo.

Mi cuñado se había salvado de milagro, pero debería pasar una larga temporada en el hospital recuperándose de su accidente; razón por la cual no pudo asistir al funeral de su padre, pero fue mejor así; ya que si hubiese ido se habría encontrado con su media hermana menor hecha un mar de lágrimas y un manojo de nervios, dando de gritos que Gaeil había asesinado a su padre.

El ataúd se encontraba cerrado con una foto de Thomas vistiendo el uniforme de gala del ejército y una banda negra rodeando la fotografía.

Luego del servicio religioso nos dirigimos hacia el cementerio militar dónde se inhumarían los restos de mi suegro en, vaya paradoja de la vida, la misma parcela dónde antes habíamos enterrado el ataúd vació de mi esposo. Cuando la carroza fúnebre llegó al cementerio una escolta de militares vistiendo sus uniformes de gala saludaron con la venia a Thomas.

Los uniformados se dirigieron en perfecta sincronía hasta el ataúd y lo cargaron mientras que la bandera nacional cubría los restos de Thomas, el líder de la escolta iba dando indicaciones en voz tan baja que apenas sí se escuchaban por encima del trino de los pájaros y las hojas de pino silbando con el viento. Hacía un día precioso y aunque estábamos en pleno Agosto el Sol brillaba en el cielo brindando no sólo luz, sino también un tibio calorcito.

Cuando llegamos a la parcela que le habían designado un pelotón de siete soldados con su líder nos estaba esperando, portando sus rifles, mientras que los uniformados que formaban parte del cortejo fúnebre depositaron con cuidado el ataúd y retiraron la bandera manteniéndola firme y estirada. El pelotón de tiradores hizo su tradicional saludo final de veintiún cañonazos. Recordé como yo había pasado por esta misma experiencia cuando el ISIS había ejecutado a los prisioneros de Kuwait y el cajón de Kentin también había sido honrado con la misma ceremonia.

Se escuchaban los sollozos de todos, pero fueron apagados por el toque del clarín, su inconfundible melodía me puso la piel de gallina. Kentin, quién no se había querido sentar en toda la ceremonia, se mantuvo de pie mientras sonó el clarín y se unió al saludo militar haciendo la venia, vestía sus mejores galas. Liam también guardó silencio y miraba hacia el cajón de su abuelo con seriedad; Catrina estaba francamente preciosa, llevaba un bonito Jackie negro con un bolero del mismo color, tacones de charol y su bonito cabello peinado prolijamente en una colita. Dante también vestía de traje, pero había estado callado durante toda la ceremonia, quién sabe quizás pensando en que todo esto había sido culpa suya. Por su parte, mi sobrina, demasiado pequeña para entender la gravedad del asunto, siguió el ejemplo de su primo-hermano y se quedó en silencio.

Corazón de Melón con Fresa (libro #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora