Youth

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Luego de una semana de viaje por tierra, pasamos por Chivay, Puno, Cuzco, Chalhuanca y Nasca

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Luego de una semana de viaje por tierra, pasamos por Chivay, Puno, Cuzco, Chalhuanca y Nasca... Y finalmente llegamos a Lima, y pese a que extrañaba mucho a mi amiga, agradecía que Rosa se haya tomado el vuelo directo hasta la capital del Perú, pues habría tenido que escuchar sus quejas cuando no conseguimos hospedaje en Chalhuanca y tuvimos que acampar en el patio trasero de la casa de una familia, que muy amablemente nos ofreció esa opción mientras hablábamos en una gasolinera, intentado encontrar un lugar dónde nos reciban a todos; pero en todos lados pasaba lo mismo: No había habitaciones para todos nosotros. La otra opción había sido que nos separemos en distintos hostales pero nos salía mucho más caro que quedarnos todos en un sólo lugar.

Pero por suerte, los Quispe nos ayudaron y nos ofrecieron un baño limpio, agua caliente y comida. Aunque... No todo lo que brilla es oro, y cuando la limosna es demasiado grande, hasta el santo desconfía: Chalhuanca no me gustó para nada, y menos cuando me enteré de que allí se realizaban corridas de toros, y que los Quispe tenían un hijo que estudiaba para ser torero.

Cuando llegamos a Lima, nos sorprendimos con la hermosura de su paisaje, lo colonial y bien conservado que estaba todo, y con la dualidad de colores que había en esa ciudad que fue el centro del poder realista durante la etapa del colonialismo español en América Latina. El plan era quedarnos cuatro días en la capital de Perú para poder descansar y conocer lo más posible la ciudad, pero cuando nos conectamos al Wi-Fi del hostal, recibí un WhatsApp de un número que no conocía, que me dejó bastante traumatizada.

Soy Rosa, me robaron a la salida del aeropuerto, no tengo ropa ni dinero, cuando puedan vengan a buscarme por favor. Estoy en el aeropuerto. Puerta 15.

Me llevé la mano a la cara y dejé escapar un suspiro cuando leí el mensaje de mi amiga; por dentro pensaba en las penurias por las que debía de estar pasando, sentada en el aeropuerto, sin nada más que lo puesto y durmiendo en las sillas, como Tom Hanks en la película "La Terminal".

-¿Qué sucede, amor? -preguntó Kentin cuando salió del baño, con una toalla atada a la cintura. Pude ver cómo las gotitas de agua caían de su cabello húmedo y la unión de su pierna de carne y hueso con la robótica que Liam le había construido.

-Rosa está en el aeropuerto hace una semana, dice que le robaron y que no tiene dinero ni ropa -mascullé. Kentin blanqueó los ojos y movió la cabeza de lado a lado.

-Y... Se la venía buscando... El simple hecho de haberse ido sola ya era bastante peligroso -dijo mi esposo, tomó una camisa y unos jean limpios y se puso desodorante-. ¿Vienes?

-¿A dónde? -pregunté.

-A buscar a Rosa.

No les dijimos nada a los chicos, pues todos estaban ocupados higienizándose y descansando, así que nos subimos a la Ford y partimos rumbo al Aeropuerto Internacional Jorge Chávez. Cuando llegamos pagamos el estacionamiento y entramos, el aeropuerto era muy moderno y bastante grande, ¿cómo encontraríamos a Rosa en este lugar sin un celular con el cuál comunicarnos?

Corazón de Melón con Fresa (libro #4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora