Sweet Pain | Gay |

33

Abrí los ojos Justo cuando el olor a café entró por mis fosas nasales, el brillo que entraba por el orificio de la cortina me deslumbró, por lo que empuñé mis ojos varías veces para acostumbrarme a mi súbito despertar.

Estiré mi cuerpo mientras soltaba un bostezo, y fue Justo ahí dónde me di cuenta de dónde estaba... y de lo que había pasado anoche.

Mis ojos se abrieron enormemente a la vez que me sentaba como un rayo sobre la cama, pero al parecer lo hice con demasiada brusquedad, porque sentí un agudo dolor... en el trasero, diablos, creo que eso es por otra cosa.

Con algo de nervios me levanté de la cama y me dirigí al baño, necesitaba lavarme la cara para terminar de despertar, cuando entré, me vi en el espejo y demonios que me asusté.

Mi cuello y mi pecho no podían estar más magullados, estaban llenos de moretones, y ni se digan mis piernas y cintura, diablos Jackson.

Aunque, debía admitir que me parecía muy sexi... rayos ¿en qué cosas pienso? Si, al parecer me gusta que me marquen como al ganado.

Después de lavarme la cara y ponerme un short junto con una camiseta de Jackson, salí del cuarto para dirigirme a la cocina.

Al llegar, mis ojos atraparon a mi precioso novio parado frente a la estufa, vestía solo un short y definitivamente olía a hotcakes y tocino.

Me asombre cuando me di cuenta de las marcas en su espalda, creo que tengo que cortar mis uñas.

Cuando por fin se volteó, sus ojos conectaron con los míos, y casi pegó un maldito grito cuando vi su cuello igual o peor de marcado que el mío, al menos su pecho estaba limpio.

—mierda...

Jackson solo sonrió confundido cuando me vió.

—buenos días, ángel.

No se por qué pero me puse extremadamente nervioso cuando se acercó a mi hasta tomar mi cintura.

—b-buenos días.

Sus labios formaron una sonrisa burlona a la vez que acercaba su rostro a mi oreja.

—te ves tan sexi hoy.— susurró para después dejar un beso en mi oreja, cosa que me hizo estremecer.

—¿q-que cocinas?

Solo escuché su risa mientras alejaba su rostro del mío.

—¿por qué estás tan nervioso, he?

—¿nervioso? N-no...

—okeey, ven aquí, hice hotcakes, tocino y café.

Sonreí débilmente a la par de que su mano tomaba la mía y me guiaba a la mesa.

—siéntate mi amor, yo te serviré.—dejó un beso en mi mejilla y me sonrió.

Me senté tal como lo pidió y lo esperé.

—no te serví tu café, porque no se cómo te gusta, pero aquí están tus hotcakes y tocino.

Y debía admitir que se me había hecho agua la boca cuando puso ese plato frente a mi.

—se ve delicioso Jeijei.

—lo está.—dejó otro beso en mi mejilla y colocó una taza frente a mi para que pudiera servirme mi café yo mismo.

Se sentó frente a mi con su propio plato y me miró con una sonrisa.

—espero que te guste.

Le dediqué una sonrisa tranquilizadora mientras me comía el primer bocado, y vaya que estaba delicioso.