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Sage escuchó como la puerta era abierta con aquel chirrido infernal que tanto lo hacía temblar, no podía ver nada, pero escuchó las lentas pisadas de su depredador yendo hacia el.

Por su espalda recorrió un escalofrío que lo hizo temblar todo el cuerpo, y el defectuoso colchón se hundió a su lado.

Sollozó cuando lo sintió cerca, y no quiso más que gritar cuando sintió una de sus manos en su pierna.

—por fin llegó el día, hoy te voy a hacer mío y voy a cumplir todo lo que he soñado con hacerte...

—p-por favor...—apenas alcanzó a susurrar.—por favor no, t-te lo pid-o, no voy a decir nada... pero déjame ir, te lo pido... fingiré que solo escapé de casa...

—mmm, interesante, pero no, no hice todo esto para nada Sage, llevo meses planeándolo, no voy a tirar todo a la basura.

—¿que vas a hacerme?—preguntó temeroso.

—bueno, voy a jugar contigo hasta que me canse, y después, bueno... probablemente asfixiarte y desaparecer tu cuerpo.—dijo en su oído.

Sage tembló y sollozó ante las frías palabras de aquella persona.

—no, por favor, déjame ir...

—mejor cállate, ya me tienes harto, ¿por que mejor no empiezo ya he?

—¿qué? No... ¡no no no por favor!

La desesperación se alojó en su cuerpo cuando sintió que comenzaba a ser despojado de sus pantalones mientras las manos de aquel desconocido recorrían su cuerpo con caricias sucias y mal intencionadas.

—¡no! ¡Suéltame! ¡Por favor! ¡Por favooor!

—¡ya cállate!

Sage lloró más fuerte cuando un puño se estrelló con su rostro haciéndolo escocer.

—p-perdón...—susurró.

—será mejor que te calles y te quedes quieto, porque no quiero lastimar ese hermoso rostro que tienes.

No gritó más... no se volvió a quejar... pero el llanto no podía detenerse mientras aquel hombre tocaba y besaba todo su cuerpo.

Estaba aterrado, sus ganas de vivir estaban disminuyendo... sólo quería dejar de sentir.

Su cuerpo estaba a punto de desmayarse por el shock, y no logro saber si estaba soñando, pero sintió un gran alivio cuando sintió que el hombre lo soltaba para después sentir unos brazos rodeándolo.

—¡suéltame! ¡Suéltameee!

—¡Sage! ¡Hijo! ¡Soy yo, papá!

Y pareciera que los ángeles habían llegado para salvarlo, no supo qué pasó, solo dejó de escuchar, dejó de sentir, pero sabía que su padre lo estaba sosteniendo, y que nunca más iba a soltarlo.

[🖤]

El pitido de aquel molesto aparato sonaba por toda la habitación.

Sky sostenía la mano de su hijo aún inconsciente, Erick se encontraba sentado del otro lado de la camilla y Lee ya estaba dormido en el sillón de la habitación.

Erick suspiró y miró a su esposo acariciando el cabello de Sage con una expresión vacía.

Se levantó y tomó la mano que sostenía la de su hijo logrando que volteara para verlo.

—¿q-qué?—cuestionó perdido.

—amor ¿por qué no van tu y Lee a casa? Yo cuidaré de Sage.

Sweet Pain | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora