Sweet Pain | Gay |

46

El martes llegó y Lee seguía sin asistir a la escuela, Kenya y Niko habían llenado su celular de mensajes pero no se atrevía a contarles la verdad.

Unos toques en su puerta lo hicieron levantar la cabeza de la pantalla de su computadora.

—cariño soy yo.

—pasa papá.

Sky entró y miró al castaño con una, se acercó a él y se sentó a su lado.

—¿qué haces?

—veo una presentación del lago de los cisnes.

Sky sonrió con ternura.

—recuerdo que cuando eras niño no podías dejar de verlo, gracias a eso te enamoraste del baile.

—si... ¿pasa algo?—preguntó confundido.

—ah, bueno, alguien vino a verte.—avisó con una sonrisa cómplice

—¿q-quién?

Por alguna razón, su corazón pedía que fuera Jackson, aunque sabía que era imposible, ¿no?

—Marie.—susurró como si fuera un secreto.

—¿Marie? ¿Qué hace aquí?—habló sorprendido.

—¿por qué no bajas y lo descubres?

Sin pensarlo mucho, Lee dejó su computadora en la cama y bajó las escaleras de la casa, en uno de los sillones de la sala se encontraba su maestra con un vaso de agua mientras hablaba animadamente con Erick, quien sostenía a Declan en sus brazos.

—¿Marie?

Sky, quien venía detrás de él se sentó al lado de Erick, Declan observó a su padre unos segundos antes de pedirle los brazos, cosa que Sky hizo.

—Lee.—la mujer se levantó y se acercó al chico.—me alegra que estés bien.—sonrió.—ven, tengo algo de que hablarte.

Confundido acató la orden y ambos se sentaron en el sillón.

—Marie, de verdad lo lamento, lo arruiné todo.

—no cariño, claro que no, no sabías que eso pasaría, a cualquiera puede pasarle.

—arruiné mi oportunidad más grande.—musitó triste y decepcionado de si mismo.

—por eso vengo a verte, hablé con Madame Lorraine.

Los ojos de Lee se abrieron sorprendidos al oír aquello.

—¿d-de verdad? ¿Y qué dijo?

—le expliqué todo, ella lo entendió y me dijo que le encantó tu presencia en el escenario, me dijo que le hubiera gustado ver tu solo completo, y que, bueno, que si tú estás dispuesto, ella acepta darte otra oportunidad.—terminó con una sonrisa orgullosa.

—¿¡qué!? ¿¡Hablas enserio!?—exclamó con una enorme sonrisa.

Marie río y asintió enternecida por la reacción del castaño.

—sip, quiere verte este sábado en el estudio, para que puedas presentarle tu solo hasta el final.

La sonrisa de Lee se borró, volteó a ver a sus padres, quienes también se veían ahora preocupados.

—¿el sábado?—musitó.

—s-si... ¿por qué esas caras? ¿Pasó algo?

—yo... Marie...

—tranquilo cariño, dime, puedes confiar en mi.—Marie tomó su mano ofreciéndole su apoyo.

—mi desmayo no fue por mis problemas alimenticios ni por estrés...