Final

907 53 11
                                    

Lee caminaba dando vueltas por su habitación mientras mordía sus uñas con nerviosismo, el teléfono se mantenía boca abajo sobre su cama como si simplemente no existiera, como si no acabara de enviarle un mensaje a Jackson hace unos minutos después de haber tomado la decisión de ignorarlo por una semana completa.

—maldita sea, ¿y si está molesto porque lo ignoré...?

Sus pasos frenéticos no se detuvieron sobre la madera del suelo hasta que un timbre proveniente del aparato lo puso en alerta.

—mierda.

Rápidamente se tiró sobre la cama y tomó su teléfono, había recibido una respuesta de Jackson.

Lee: hola, aam, perdón por haberte ignorado estos días... osea, no te ignoré, estuve ocupado... aaam, quería preguntarte si tal vez, bueno, ¿podemos vernos? Creo que debo decirte algo.

Jackson: hola, claro, no te preocupes, lo entiendo, ¿donde nos vemos?

Lee río con ternura viendo el sticker de gatito que Jackson le había enviado y se dispuso rápidamente a contestarle

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Lee río con ternura viendo el sticker de gatito que Jackson le había enviado y se dispuso rápidamente a contestarle.

Lee: no tengo idea ¿se te ocurre algo?

Jackson tardó dos minutos en responder.

Jackson: mmm, de hecho si, paso por ti a tu casa a las 6.

—oh...

Lee: bien, ¿a dónde iremos?

Jackson: sorpresa 😉

No volvió a contestar, estaba realmente intrigado acerca de dónde podría llevarlo Jackson.

Miró la hora, apenas eran las cuatro, pero se levantó rápidamente y se metió a bañar.

Unas horas más tarde, Jackson ya estaba frente a la casa de Lee más nervioso que nunca, hoy le expresaría sus sentimientos... otra vez.

Se sentía seguro, sabía que existía la gran posibilidad de que Lee lo rechazara, y estaba dispuesto a aceptar aquello, pero una gran parte de su corazón, como un... 99% de el, quería ser aceptado.

—¡hola!

Jackson salió de su transe cuando escuchó al castaño fuera del auto, sonrió y le abrió la puerta desde adentro.

—hola.—saludó relajado.

—gracias por venir por mi.—sonrió dulcemente.

—está bien, es que quería que fuera sorpresa.

—¡cierto! ¿Ya me dirás a dónde vamos?

Sweet Pain | Gay |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora